Sesgos cognitivos: cómo estas trampas mentales distorsionan tu pensamiento

Creemos que pensamos con lógica, pero la mente nos engaña más de lo que imaginamos. Los sesgos cognitivos afectan cómo percibimos la realidad, tomamos decisiones y razonamos, influyendo de forma invisible en nuestras ideas, juicios y comportamientos diarios.

¿Cómo podés combatir los sesgos cognitivos?
¿Cómo podés combatir los sesgos cognitivos?Shutterstock

¿Qué son los sesgos cognitivos?

Los sesgos cognitivos son atajos mentales que nuestro cerebro utiliza para procesar la inmensa cantidad de información que recibe cada día.

Aunque en muchos casos resultan útiles—nos ayudan a tomar decisiones rápidas o simplificar problemas complejos—, también pueden llevarnos a cometer errores de juicio y a mantener prejuicios infundados.

La primera vez que se habló ampliamente de los sesgos cognitivos fue en la década de 1970, gracias a los psicólogos Daniel Kahneman y Amos Tversky. Desde entonces, se han identificado más de 180 tipos distintos, que afectan desde nuestro razonamiento lógico hasta nuestra memoria.

Las trampas más comunes

¿Cómo podés combatir los sesgos cognitivos?
¿Cómo podés combatir los sesgos cognitivos?

A continuación, te presentamos algunos de los sesgos más frecuentes que tal vez no sabías que tenías:

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  1. Sesgo de confirmación. Es la tendencia a buscar y dar más peso a la información que confirma nuestras creencias previas, ignorando los datos que las contradicen. Por ejemplo, si ya pensás que una dieta es la mejor para estar saludable, solo prestarás atención a los artículos que apoyan esa idea y omitirás los que muestran lo contrario.
  2. Sesgo de disponibilidad. Ocurre cuando sobreestimamos la importancia de la información más reciente o más destacada en nuestra memoria. Así, si has escuchado recientemente sobre robos en tu barrio, podrías creer que es más peligroso de lo que realmente es.
  1. Efecto halo. Específicamente, una característica positiva (como el atractivo físico) hace que asumamos que todos los demás aspectos de una persona también son positivos. Este sesgo es muy común al formar primeras impresiones.
  2. Aversión a la pérdida. La mayoría de las personas prefiere evitar una pérdida antes que obtener una ganancia equivalente. Esto puede llevarnos a ser demasiado conservadores o reacios al cambio.
  3. Sesgo del punto ciego. Curiosamente, somos más capaces de reconocer los sesgos cognitivos en los demás que en nosotros mismos, lo que nos lleva a creer que estamos menos influenciados por ellos de lo que realmente estamos.

¿Cómo podés combatirlos?

Reconocer la existencia de estos sesgos es el primer paso para minimizarlos. Algunas recomendaciones para reducir su impacto en nuestro día a día incluyen:

  • Buscar activamente información que contradiga tus opiniones.
  • Consultar diferentes fuentes antes de tomar decisiones importantes.
  • Reflexionar sobre las razones detrás de tus creencias y conclusiones.
  • Conversar con personas que piensan diferente para ampliar la perspectiva.

Comprender para decidir mejor

Saber que todos, sin excepción, estamos sujetos a sesgos cognitivos nos permite estar alerta y tomar decisiones más reflexivas.

Educarse sobre el funcionamiento de nuestra mente es fundamental para no caer tan fácilmente en estas trampas y para promover un pensamiento más crítico y abierto.

¿Y vos, reconociste alguno de estos sesgos en tu forma de pensar? El primer paso hacia un pensamiento más claro es admitirlo y decidir cuestionar nuestras propias ideas.

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