Fatiga de la compasión: qué es y cómo afecta a cuidadores y personal de salud

La fatiga de la compasión afecta a quienes cuidan de otros y están expuestos constantemente al sufrimiento. Esta forma de agotamiento emocional impacta a cuidadores y profesionales de la salud, y es clave reconocer sus síntomas y aprender a gestionarla.

Personal de salud.
Personal de salud.Shutterstock

La fatiga de la compasión, también conocida como estrés traumático secundario, es un estado de agotamiento emocional, físico y psicológico que afecta especialmente a cuidadores y trabajadores de la salud. Se genera por la exposición continua al sufrimiento ajeno, lo que puede llevar a una pérdida de empatía y a un profundo desgaste personal.

Causas frecuentes de la fatiga de la compasión

Personal de salud.
Personal de salud.

Este fenómeno se desencadena por múltiples factores, entre los que destacan:

  • Contacto constante con el dolor: estar expuestos a pacientes en crisis, trauma o enfermedad provoca una sobrecarga emocional.
  • Exigencias laborales excesivas: jornadas largas, presión por resultados y falta de pausas favorecen el agotamiento.
  • Apoyo institucional limitado: la ausencia de recursos, reconocimiento y contención incrementa la vulnerabilidad del personal.
  • Alta empatía: cuanto mayor es la sensibilidad del profesional, mayor puede ser la carga emocional que soporta.

Síntomas de la fatiga de la compasión

Personal de salud.
Personal de salud.

Los signos pueden variar en intensidad, pero suelen incluir:

  • Emocionales: irritabilidad, tristeza, sensación de vacío, cinismo, desapego o culpa.
  • Cognitivos: dificultad para concentrarse, pensamientos negativos persistentes, baja motivación.
  • Físicos: cansancio crónico, insomnio, molestias gastrointestinales o cefaleas frecuentes.
  • Conductuales: aislamiento, descuido de tareas, mayor ausentismo o consumo de sustancias.

Consecuencias en el entorno laboral y personal

La fatiga de la compasión compromete tanto la salud del profesional como la calidad del cuidado que ofrece.

Puede aumentar los errores, disminuir la productividad y dañar la relación con pacientes o personas asistidas. Si no se trata, puede derivar en burnout, depresión o abandono de la profesión.

Cómo prevenir y manejar la fatiga de la compasión

Estas estrategias ayudan a prevenirla y reducir su impacto:

  • Cuidar el cuerpo y la mente: integrar rutinas de descanso, ejercicio, alimentación saludable y espacios de desconexión.
  • Poner límites: establecer horarios definidos y aprender a decir “no” sin culpa.
  • Buscar apoyo: compartir experiencias con colegas o grupos de contención profesional.
  • Formarse continuamente: acceder a recursos sobre manejo del estrés, inteligencia emocional y autocuidado.
  • Mejorar el entorno laboral: las instituciones deben promover climas saludables, políticas de bienestar y redes de apoyo efectivas.
Enlance copiado