María Concepción Isasi tiene 42 años, cuatro hijos (25, 22, 11 y 10 años) y tres nietos. Para ella, ser madre es “ser todo y sólo entendemos eso después de tener hijos”. Su desafío es doble, ya que su hijo menor cuenta con una condición de salud que le demanda muchos más cuidados, sin embargo, eso no impide que ella también sobresalga como emprendedora y como mujer.
Conjugar todos los roles no es fácil para María, que en pandemia inició su negocio de cría de cerdos y preparación de sus derivados. “Mi marido tuvo que dejar su trabajo porque nuestro hijo nos necesitaba, accedimos a un crédito, nos arriesgamos y hoy vivimos de eso”.
“Una gran batalla”
El hijo menor de María fue diagnosticado con neurofibromatosis tipo 1 (NF1), también conocida como enfermedad de Von Recklinghausen, que es una afección genética que afecta a la piel, el sistema nervioso y los huesos. Se caracteriza por manchas de color café con leche en la piel, pecas en las axilas y la ingle, y tumores en el tejido nervioso (neurofibromas).
Entre los desafíos de ser madre, el mayor de todos fue conseguir el sustituto óseo que su hijo necesitaba y que el Ministerio de Salud (en aquel entonces) no proveía, por lo que recurrió al servicio social del Hospital Pediátrico Acosta Ñu, donde se realizaba el tratamiento.
“Cuando vi el presupuesto, de G. 11 millones cada uno y me pidieron cuatro frascos, me vine abajo, porque hacía tres meses que él se había operado y no salió bien la cirugía. El médico me advirtió que era costosa y que había 90% de probabilidad que no funcione”, explicó.
Finalmente, consiguieron dinero y su niño fue intervenido con éxito.
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La mayor satisfacción
“La mayor satisfacción es verle crecer a mis hijos dignamente, con educación, salud y un techo conde dormir, porque yo vengo de la pobreza extrema, desde los ocho años tuve que andar por casa ajena como criada para poder terminar hasta el sexto grado. De Concepción me llevaron a Limpio, en la casa de gente que ni conocía”, indicó.
2015: el año que le cambió la vida
Comenta que su esposo es contratista de albañiles y en el 2015 tuvo que dejar su trabajo para compartir, de tiempo completo, lo que implicaban los cuidados que requerían sus hijos, especialmente el menor.
En su casa, de Capiatá, criaba cerdos para el consumo y tras ser beneficiaria de un programa social para personas en extrema pobreza accedió a un capital semilla que decidió invertir en la cría de más cerdos, así como la reproducción.
“Con esos G. 3 millones, compré más cerditos y hoy nos mantenemos con eso. Comercializamos en las Ferias de la Agricultura Familiar y nos turnamos con mi marido, porque de lunes a miércoles nuestro hijo va a la quimioterapia y también debemos ocuparnos de nuestras hijas y la casa”, sostiene.
Ofrecen carne de cerdo, lechón, gallina, así como butifarra y chorizo casero que ellos mismos elaboran, además de enrollado y grasa. Cuentan con el servicio de entrega a domicilio contactando al 0981 304941.
Representante de Paraguay ante países de la región y Europa
El año pasado tuvo la oportunidad de ser parte de un intercambio cultural para mujeres productoras y llegó hasta Colombia, en el mes de mayo.
Posteriormente, conoció Granada, en España, donde fue parte de una misión técnica internacional para conocer las innovaciones para la agricultura sostenible y recibir capacitación.
“Todo esto puedo lograr gracias al apoyo de mi esposo. Es importante que las mujeres seamos más resilientes para poder sobrevivir en este país. Como mamá, como personas pobres, cuesta mucho mantener el estudio y la salud de los hijos”, señaló.
Finalmente, manifestó que lo mejor de ser mujer y madre es poder ayudar a otras mujeres.