Así lo explica a EFE Yasmin Valderrama, una barista colombiana que lleva 25 años en España, los cuatro últimos afincada en la ciudad gallega de Vigo (noroeste). Ella pertenece a la cuarta generación de una familia caficultora y conoce el café desde "el origen a la taza".
Por eso, asume aún mayor responsabilidad. Su objetivo es mostrar al cliente "todo el trabajo que hay detrás" de un café, desde su cultivo a la presentación.
Define el 'latte art' como la oportunidad de "darle vistosidad" al producto, pero no deja de ser un "complemento" porque, aunque los clientes le hagan la foto a la figura, lo importante es que se lleven "el sabor, el sorbo y el recuerdo" de haber estado en un local donde el café les "supo a gloria".
Lo corroboran en la cafetería de especialidad O'Guiri, sus dueños, Josh Luther-Jones y Aroa Rego, una pareja que, tras regresar de Reino Unido, decidió emprender el negocio en Vigo.
Los tres coinciden también en que "el 'latte art' es práctica, mucha práctica" y que cada café se convierte en una "oportunidad para ser mejor".
Las claves, una buena emulsión de la leche, que no sea espuma sino una crema que tenga dulzor y que complemente el sabor del café, que no se lo reste, explican.
Yasmin cree que no es determinante tener destreza en el arte plástico. "Es técnica y memorizar el ejercicio", precisa.
Lo imprescindible es saber trazar un corazón, porque a partir de ahí se puede hacer -mencionan- un perrito, un gatito, un león o una mariposa. Si además controlas las figuras de la espiga y la tulipa, puedes componer el resto, apunta Aroa.
Los hay que lo consiguen solo con la jarra; otros, echan mano de un punzón, palillo o pincel. Es cuestión de "técnica", explica Yasmin. "Sientes el peso de la jarra y te orientas", matiza Josh. Por eso cada barista se acostumbra a trabajar con la suya propia.
Es un arte que se desvanece en cuanto se le dan sorbos a la creación. La "mayor satisfacción", añade Yasmin, es que no se le agregue edulcorante, pero "somos impulsivos y lo primero que hacemos es ponerle azúcar al café sin darle la oportunidad de probarlo".
Ella, que toma el café solo, "café tal cual", defiende que "no quita el sueño, sino que despierta los sentidos" y se felicita de que, desde hace unos meses, la palabra barista figure en el diccionario, todo "un logro" para el colectivo.