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El hombre lleva una larga historia detrás del poder, social, político, económico, religioso. Y lo busca a cualquier precio: degradando su dignidad, dañando a la ecología, sembrando indiferencia social y hacia la naturaleza, entre más. “Vivimos en un tiempo en el que más que nunca se habla de la exigencia de poder, de poder todo solos, ya que si no controlamos nos controlan. Sin embargo, tener el poder total es una sensación narcótica de sentirnos todopoderosos; esto es una fantasía propia de la hipermodernidad” inicia la psicóloga Gabriela Casco Bachem
-¿El “omnipotente” siente de alguna manera que puede dominar si no el mundo, un vasto territorio emocional propio y ajeno?
A partir de la libertad que nos produce estar conectados en redes, trabajar y comunicarnos en tiempo real, nos posibilita independizarnos de los límites geográficos y temporales que antes nos detenían y así vivimos conectados con el mundo, y claro, nos podemos llegar a sentir omnipresentes.
-Ciertamente, estamos atrapados en la tecnología y eso ha modificado conductas y pensamientos.
Hay un endiosamiento de la tecnología que nos arrodilló ante la personalidad multifacética y dinámica, adoramos becerros que aparentan perfección y éxito, y marginamos a quienes no se ajustan al sistema. Las multitareas y trabajos a distancia eran cualidades impensadas para generaciones pasadas, que sabían esperar una carta, un llamado, un viaje y soportar los límites propios de la realidad; nuestro vivir actual también modifica la personalidad y las formas que tenemos de frustrarnos: cuánto más facilidades tenemos, menos frustraciones soportamos.
-Una caída de wifi, por ejemplo, nos altera, nos deja “mudos y maniatados”.
Que se caiga el Wifi es una “catástrofe universal”. Es así que la omnipotencia pende del hilo de las vulnerabilidades humanas, de aquello que no podemos controlar (el destino, circunstancias fortuitas).
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-¿Este síndrome de poderlo todo qué podría generar?
El precio de este “superhombre” son las secuelas como trastornos de ansiedad, pánico y depresión cuando no puede alcanzar las expectativas que se imponen. La búsqueda de la perfección, eficiencia y control en todo es un imposible, es un pensamiento neurótico, obsesivo. No se puede hacer todo, mucho menos bien y en completa soledad.
-¿De dónde nace este sentirse omnipotentes en algunas –cada vez más- personas?
La búsqueda incansable de esta perfección, quizás sea el amor o reconocimiento que no tuvieron en su momento. En el análisis de esta personalidad, para saber los motivos por los que se sobreexige, necesitamos reajustar las prioridades y reconocer dónde se encuentra el verdadero poder, en la búsqueda de la perfección exterior o interior, aceptando las debilidades y frustraciones.
-Hay, sin embargo, una creencia común de que algunos están por encima de otros y que eso se debe exclusivamente a su fuerza, su carisma, su personalidad.
Cuando decimos que en la vida no se puede todo y que nadie es perfecto, incluye a todas las personas, no solo a los simples mortales vulnerables que somos la mayoría. Nadie puede escapar de los infortunios, ni al malestar ni a las críticas. Pero a pesar de los ejemplos y las evidencias, muchas personas siguen creyendo que lo pueden todo. El neurótico no solo cree que puede tenerlo todo sino que se merece todo y que puede quedar bien con todos haciendo siempre lo que él quiere, sin pagar consecuencias.
-¿Como un niño malcriado?
El pensamiento omnipotente tiene un origen infantil, una incapacidad de soportar frustraciones y que sigue siendo ese ser perfecto que fue en algún momento para su madre. Nada más lejos de la perfección, este síndrome del omnipotente acarrea, como el trastorno obsesivo compulsivo, el deseo desmedido de perfección, trastornos alimenticios, síndrome de estrés laboral, complejos personales que lo dejan en estado de pánico, entre otros.
Se dispararon las consultas psicológicas y psiquiátricas
“Es notable el aumento que tuvieron las consultas por depresión y ansiedad en nuestro país. El año pasado consultaron 100.000 personas en psiquiatría y psicología. Los cuadros de ansiedad se producen por estrés laboral, problemas personales, situaciones de violencia y presiones de todo tipo, en las que la persona se encuentra sobrepasada. El aumento de casos de ansiedad, en Paraguay y el mundo entero, se debe a estas fantasías de omnipotencia.
La gente experimenta demasiada presión y la tensión termina por desatar algún trastorno o ataque de pánico. En los meses primaverales se dan muchos casos de depresión cuando no se cumple con los estándares de belleza, las personas se sienten presionadas, subvaloradas. Todo para llenar las expectativas de ese ideal del Yo que nos exige la perfección “socialmente aceptable”, en fin, todo es para sentirnos amados”, expone la profesional
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El poder para controlar y subordinar
El poder es una necesidad innata en el ser humano y lo es porque siempre se relaciona con la gente, con lo social; solos, ¿de qué nos serviría? “Reconocer que queremos poder puede ser sencillo, lo difícil es reconocer que cada vez queremos más. El poder está asociado a las personas que necesitan someter a los demás para lograr sus objetivos, controlar y subordinar, ser egoístas y competitivos.
Aunque no detectemos la ambición desmesurada de poder a simple vista, podemos identificarlo en las actitudes que tenemos y esto es interesante registrar para ver si necesitamos poder o control sobre las cosas de forma racional o como argumento de vida”, señala la Lic. Casco
-Pensar en “ser el mejor por tus propios medios”, hoy día es bien visto, imitable, vendible.
Pensamos que para salir adelante debemos ser eficientes y perfectos en todo. Sin embargo, salir adelante no significa no pedir ayuda, tampoco no permitirse fracasar sea en el estudio, trabajo, en la pareja, en la familia.
-¿Será la autosuficiencia obligada un requisito muy de las generaciones actuales?
Quizás, por un consenso social o condiciones socioculturales, esta generación considera que es una vergüenza cualquier tropiezo en la vida, y así prefieren aparentar una forma de ser -antes que ser auténticos- no sin sus consecuencias psíquicas y emocionales. Lo que no saben es que la única forma de salir adelante solos es cuando dejen de estarlo, ya que solo puedo ver mis falencias cuando me vinculo con el otro, cuando sé pedir ayuda.
La arrogancia del “perfecto y todopoderoso” termina carcomiendo emocionalmente hasta formar un escudo con el que solamente se esconde una verdad: la necesidad de amor.
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-Todo lo que acarrea la falta de amor...
Mientras estemos necesitados de amor y reconocimiento, siempre caeremos en el error de juicio de creer que el poder y el control harán que los demás nos respeten y admiren.
Debemos aceptar que en la vida no se puede todo, que recibiremos críticas, que no le caeremos bien a todo el mundo, incluso algunos podrían aborrecerse. Nunca será suficiente el esfuerzo y empeño que pongamos en nuestras metas, siempre habrá algo del orden de lo real, de lo azaroso, de lo inconsciente que nos terminará evidenciando como seres errantes, humanos, imperfectos, fallidos. No controlaremos todo, ni siquiera, o mucho menos, a nosotros mismos si no nos dedicamos a conocer y cultivar nuestro Yo interior, el espíritu.
-¿Cómo salir de la omnipotencia?
Primero aceptando que no hay posibilidad de escapar de la realidad, la misma sentencia que “para ganar algo siempre hay que perder algo”, suena doloroso, pero si sabemos aceptar esta verdad, vamos a elegir aquellas cosas realmente importantes que ameritan perder otras para ganarlas.
-Dos frases para comenzar a reflexionar, a sanar.
“Elegir la familia por sobre la superficialidad, el amor por sobre el orgullo. Así quizás podamos entender las enseñanzas de Jesús cuando dio su otra mejilla, demostrando que la verdadera omnipotencia es la paz con uno mismo”
“Ante el amor, estamos desprovistos de armas”