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Este término “depresión posparto” se usa para describir una serie de cambios en el estado de ánimo, así como sentimientos de preocupación, infelicidad y agotamiento que muchas mujeres pueden experimentar después de dar a luz.
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Estudios revelan que puede comenzar en cualquier momento dentro del primer año de haber dado a luz. No se conoce la causa, pero puede ser que los cambios hormonales y físicos después del parto y el estrés de cuidar a un bebé juegan un papel importante.
La depresión posparto no es un defecto de carácter ni una debilidad. A veces, se trata simplemente de una complicación derivada del parto.
Para el ginecólogo, la edad de la paciente también juega un papel importante, la contención, y si está acompañada del padre del bebé y de su familia.
¿Cuáles son los síntomas?
- La madre no tiene interés en el bebé.
- Sensación de tristeza o vacío.
- Preocupación y ansiedad.
- Comer en exceso o no querer comer.
- Alejarse de la familia o amigos.
- Dormir mucho o no poder dormir.
- Llanto fácil, contínuo.
- Sentir rabia, entre otros.
En caso de notar algunos de estos síntomas se debe recurrir a la psicoterapia, medicando a la paciente, o ambas.
El acompañamiento es primordial para superar este trastorno
El acompañamiento constante de la familia y amigos es primordial. Además de consultar con un psiquiatra, psicólogo o un profesional de salud mental.
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La depresión posparto puede empeorar si no se trata, de ahí que vemos casos de abandono del bebé e incluso hubo casos en los que la madre mata a su hijo en casos más extremos, de ahí la importancia de conocer el contexto y sobre todo brindar acompañamiento a las madres, mencionó Fanego.
Por otro lado, el papel del médico ginecoobstetra también es importante durante toda la evolución del embarazo desde el inicio, saber si es un embarazo deseado, si está acompañada de su pareja y familiares, si asume con responsabilidad y se realiza sus controles y estudios, y en el momento de parir, si hay algún cambio en su conducta para realizar el tratamiento multidisciplinario y recurrir a una interconsulta con un especialista en salud mental.
