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Las cremas de día o las cremas humectantes suelen ser emulsiones de aceite en agua: contienen moléculas de agua que envuelven las moléculas grasosas. Esas cremas brindan una muy buena humectación y son absorbidas rápidamente por la piel. Son adecuadas para pieles normales o más bien grasas.
Las lociones también son emulsiones de aceite en agua, pero su contenido de agua es normalmente más alto que en las cremas, por eso resulta más fácil esparcirlas sobre la piel.
Emulsiones de agua en aceite para pieles secas
Las cremas grasas o muy sustanciosas, en cambio, suelen contener más aceites que agua. En esos productos la relación se invierte: las moléculas de grasa envuelven las gotitas de agua.
Las emulsiones de agua en aceite son hidratantes y reducen la pérdida de agua de la piel, es decir que son ideales para pieles secas o sensibles.
Rápida absorción: los geles
Los geles para la piel suelen tener una consistencia más firme que las cremas y son más transparentes. A través de elementos como la gelatina, los derivados de la celulosa o los polímeros de acrilato pueden aportarse grandes cantidades de humedad o de otras sustancias para el cuidado de la piel. Por ello, los geles tienen generalmente un efecto hidratante muy marcado. Aditivos como el mentol, además, proporcionan un efecto refrescante.
Los geles pueden esparcirse con gran facilidad sobre la piel y se absorben rápidamente, sin dejar ninguna película blanca. Pueden conseguirse como geles oleosos sin agua, como hidrogeles sin aceite o como geles de aceite-agua.
También hay aceites para la piel
Los aceites para la piel no contienen nada de agua, sino solo sustancias liposolubles, y retienen la humedad y los lípidos en la piel, lo que reduce la pérdida de agua.
Sin embargo, este tipo de óleos también pueden dificultar la eliminación o evaporación de sustancias presentes en las capas más profundas de la piel. Especialmente los aceites que forman una película epidérmica más bien gruesa no son por ello recomendables para pieles grasas o mixtas.