Dilema resuelto: ¿Quién paga la cuenta en la cena de San Valentín?

Se acerca San Valentín y el intenso debate que ya se da en las redes sociales es quién paga la cuenta de la cena romántica. Para tener una respuesta cierta recurrimos a las reglas de protocolo que nos había contado la experta Auda Roig.

Además de los regalos, la cena se San Valentín, es clave para mantener viva la llama del amor. Pero ¿quién paga la cuenta?
Además de los regalos, la cena se San Valentín, es clave para mantener viva la llama del amor. Pero ¿quién paga la cuenta?

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Es fin de semana, vísperas de San Valentín, y más que tu cuerpo, tu billetera lo sabe. Ya muchos en esta semana se han dado a la tarea de preguntar en redes sociales que si quién paga la cuenta de la cena romántica en la noche de San Valentín que este año se celebra el 14 de febrero.

Algunos plantean que debe ser a partes iguales, pidiendo la opinión de las señoritas enamoradas en cuestión. Sin embargo, nadie pide la opinión a los caballeros. Algunas respuestas traen consigo el argumento de que si las mujeres quieren igualdad, la cuenta se debe compartir.

Otros dicen que es el hombre, que tiene que ser un caballero el que corre con los gastos de la consumición de esa noche.
Otros dicen que es el hombre, que tiene que ser un caballero el que corre con los gastos de la consumición de esa noche.

Otros dicen que es el hombre, que tiene que ser un caballero el que corre con los gastos de la consumición de esa noche.

Muchas cosas se pueden decir, pero recordemos lo que aconsejaba la experta en protocolo y etiqueta Auda Roig quien dice que la regla de oro es “el (o la) que invita paga”. Así de simple. Aplica a las cenas románticas y a los encuentros de negocios.

Una cortesía amorosa

Se trata de una cortesía de quien tiene la intención de compartir con alguien un momento agradable, cuando se habla de cuestiones amorosas. Eventualmente, la otra persona puede ofrecerse a pagar su mitad, o la totalidad de la cuenta, pero esas cosas no se discuten en la mesa porque son consideradas de mal gusto.

En tal caso, con el mayor disimulo y discreción la persona interesada en pagar puede aprovechar el momento de “ir al baño” para finiquitar la cuestión económica de paso en la caja.

Esta regla aplica también a las reuniones de negocios. Si estamos entre amigos, la cosa cambia porque la cuenta se divide a partes iguales, pero no se le incluye a la persona que no bebe alcohol.

Y vos, ¿pagarías la cuenta de tu novio o si sos el novio dejarías que ella pague?

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