Cómo cuidar la salud mental de los adultos entre el trabajo, la casa y con los hijos

El trabajo remunerado, la organización y quehaceres de la casa, el apoyo a las tareas escolares de los hijos son una parte muy importante de la vida del adulto, pero también pueden ser fuentes principales de estrés emocional.

La salud mental de la población paraguaya fue muy afectada en tiempos de la pandemia del coronavirus.
Dentro de la familia, cuyas cuidado supone múltiples habilidades para cubrir las necesidades de los hijos, y hacerlo de una manera competente, la exposición continua a eventos estresantes aumenta la probabilidad de que los adultos no puedan atender adecuadamente estas necesidades.Shutterstock

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En tiempos actuales como los que vivimos es sumamente importante entender que, así como la salud física, una de las bases para una vida que busca el equilibrio y el bienestar, es la salud mental, entendida esta como un estado de bienestar en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a su comunidad, según la OMS (Organización Mundial de la Salud).

Sentirse abatido es una alerta. La salud mental requiere cuidados.
Sentirse abatido es una alerta. La salud mental requiere cuidados.

La licenciada, Sady Ramírez, psicóloga clínica nos habla sobre la fusión de estrés en adultos a raíz del trabajo, la atención del hogar y el cumplimiento con los hijos y sus necesidades, entre ellas las tareas escolares.

Cuidarse es importante

La salud mental es una parte de la salud integral, es más que la ausencia de enfermedad y está íntimamente relacionada a la salud física y a la conducta, determinada por muchos factores de interacción social, psicológica y biológica, nuestros hábitos saludables y expectativas razonables contribuyen a un mayor estado de bienestar.

El trabajo remunerado, la organización y quehaceres de la casa, el apoyo a las tareas escolares de los hijos son una parte muy importante de la vida del adulto, pero también pueden ser fuentes principales de estrés emocional:

- Fácilmente abrumar la vida.

- Sentir emociones no saludables como frustración, ira, vergüenza y muchas veces culpa por pensar que no se es “buen padre” o “buena madre” al no cumplir con perfección las responsabilidades asociadas al desempeño de los múltiples roles que nos toca como seres humanos, y nos olvidamos que somos seres falibles y con derecho a equivocarnos.

Destacan Lazarus y Folkman (1986) al estrés como un estado dinámico y dirigen su atención hacia la actual relación entre el organismo y el entorno, la interacción y el “feedback”, como: una relación particular entre la persona y el ambiente, que es evaluada por la persona como difícil, que excediendo sus recursos compromete su bienestar.

A veces, el estrés nos mantiene en alerta

Sin embargo, el estrés no incluye solo aspectos negativos y de enfermedad, también en muchas ocasiones nos mantienen alertas, despiertos, felices, y nos mueve hacia acciones para lograr nuestros objetivos conforme a nuestros valores y aquello que es importante para uno.

Los resultados de investigaciones muestran cómo el número de horas dedicadas al trabajo o la falta de flexibilidad para conciliar la vida laboral, pueden influir de manera negativa en los progenitores que trabajan, incrementando el nivel de estrés que experimentan en su desempeño como padres o madres.
Los resultados de investigaciones muestran cómo el número de horas dedicadas al trabajo o la falta de flexibilidad para conciliar la vida laboral, pueden influir de manera negativa en los progenitores que trabajan, incrementando el nivel de estrés que experimentan en su desempeño como padres o madres.

Dentro de la familia, en la que las funciones suponen múltiples habilidades para cubrir las necesidades de los hijos, y hacerlo de una manera competente (Rodrigo, Martín, Cabrera & Máiquez, 2009), la exposición continua a eventos estresantes aumenta la probabilidad de que los adultos no puedan atender adecuadamente estas necesidades (Rodrigo & Palacios, 1998). Estudios previos han vinculado la acumulación de estresores con dificultades en el desempeño exitoso del rol.

También, investigaciones muestran cómo el número de horas dedicadas al trabajo o la falta de flexibilidad para conciliar la vida laboral, pueden influir de manera negativa en los progenitores que trabajan, incrementando el nivel de estrés que experimentan en su desempeño como padres o madres (Fox & Dwyer, 1999; E. J. Hill, Hawkins, Ferris & Weitzman, 2001; Hughes & Parkes, 2007; Major, Klein & Ehrhart, 2002).

Es por ello que el autocuidado es una parte fundamental del bienestar personal, puede ser diferente para todos, sin embargo, el objetivo será el mismo: crear un ambiente saludable en el que puedas desenvolverte y que propicie tu crecimiento, protección y estabilidad, reconocer que no poder con todo está bien, tomar pausas y contemplar nuestro presente.

La mejor opción es prevenir el estrés crónico para que no aparezca y tratarlo si ya se instaló, desde la mirada de la salud, mantener algunos hábitos básicos es fundamental.

Algunas ideas para lidiar con el estrés

● Tomar descansos durante el día. Aún 10 minutos de tiempo personal refrescarán tu actitud mental. Hacer una caminata corta, hablar con un compañero, amigo sobre algo no relacionado con el trabajo, o simplemente sentarte tranquilo con los ojos cerrados y recurrir a la respiración lenta y profunda.

● Elaborar un plan de acciones con horarios que te permitan visualizar tareas pendientes y urgentes. Podés usar una agenda, notas del celular o sencillamente un cuaderno.

● Alejarse por un momento de la situación cuando sientas emociones negativas no saludables como ansiedad, mucho enojo, y sientas que tu cuerpo va a estallar o te sentís con sobrecarga. El caminar y otras actividades físicas también te ayudarán a liberar presión.

● Establecer estándares razonables para contigo mismo y con los demás. No esperes hacerlo perfecto y evita juzgarte si no logras cumplir con todo lo que te propusiste en el día.

Comer sano, conforme a una dieta equilibrada. No saltes comidas ni comas en exceso.

● Evitar el alcohol en exceso y otras drogas. Tampoco abusar de sustancias estimulantes como la cafeína.

Dormir mínimo 7 a 8 horas diarias, pero, sobre todo, descansar, el sueño es un regulador del estado de ánimo, si no descansas se te hará más difícil el desempeño eficaz.

● Hacer ejercicio físico de manera rutinaria dos o tres veces por semana.

● Evitar la sobrecarga de actividades, no asumir compromisos, ni involucrarse en objetivos difíciles de concretar.

Delegar y compartir responsabilidades y tareas de la casa. Pedir apoyo

.● Realizar actividades recreativas que alivianen nuestras jornadas laborales.

● Llevar momentos de meditación, como pausas de descanso de la rutina laboral cotidiana.

● Recordá que los hijos necesitan padres que vivan por ellos, no que mueran.

Lic. Sady Johanna Ramírez Benítez
Lic. Sady Johanna Ramírez Benítez, psicóloga clínica.
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