En momentos de estrés, el cerebro puede afectar la irrigación sanguínea del aparato digestivo mediante los nervios y la hormonas. De este modo, lo que hace el cerebro es permitir que otros músculos tengan más energía a disposición, explica Hasler, “algo que puede ser útil si alguien tiene que huir a toda velocidad, por ejemplo”.
Pero cuando una persona está permanentemente estresada, puede que el estómago y el intestino no estén bien irrigados y, en consecuencia, se produzcan trastornos digestivos. “Eso puede derivar en diversos malestares, desde dolor de estómago y náuseas hasta diarrea y vómitos”, precisa Hasler.
Cómo influye el estómago en la psiquis
También se da la relación inversa: tener un tracto gastrointestinal saludable ayuda a tener cierta estabilidad psíquica, en particular por el papel que juega el nervio vago, que transmite información desde el cerebro hacia el estómago y desde el estómago hacia el cerebro.
Ese nervio “oye” a los órganos internos, dice el autor del libro “La conexión entre el cerebro y el intestino”, publicado en alemán. “Si la digestión funciona bien, el nervio se ve estimulado positivamente y eso a su vez les transmite tranquilidad a las células nerviosas del cerebro”, precisa el neurólogo.
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Hasler señala que existen nuevas evidencias de que la composición de las bacterias del intestino también influyen en la psiquis, y que lo mismo vale para el sistema inmune, que se encuentra “en un 80 por ciento” asentado en el intestino.
Consejos para sentirse mejor
Hasler aporta algunos consejos: tener una dieta balanceada, cocinar lo más posible en casa, no ingerir tantos azúcares, mantener los horarios de la alimentación y moverse al menos entre media y una hora al día es fundamental para mantener una vida saludable. “Además, es mejor evitar el estrés permanente y darle tiempo y serenidad al espíritu y al estómago”, apunta.