“Turbo”: con la velocidad en los genes

Aunque está lejos de los niveles de genialidad de las otras propuestas animadas actualmente en cartelera, “Turbo” no deja de ser una propuesta válida para entretener a chicos y grandes.

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En los últimos años ha sido mucho más lucrativo para DreamWorks hacer secuelas de sus grandes éxitos animados que proponer películas originales. Aunque todas sus películas de los últimos años han sido rotundos éxitos de taquilla, films como “Monstruos vs. Aliens” (2009), “Megamente” (2010) o “El Origen de los Guardianes” (2012) han recaudado mucho menos que secuelas o derivados como “Kung Fu Panda 2”, “Shrek Para Siempre” o “Madagascar 3”.

Por lo tanto, es loable que este año DreamWorks haya decidido prescindir de las secuelas para presentar sólo películas originales. Primero fue la muy buena “Los Croods” hace unos meses, y ahora “Turbo”, una película que a pesar de sus buenas intenciones y ciertos momentos muy logrados -algunos incluso brillantes- no logra dejar de sentirse como algo repetido; tiene además la mala suerte de competir con dos fantásticas propuestas del cine animado actualmente en la cartelera paraguaya, ante las que palidece tanto en profundidad emocional como en capacidad para hacer reír.

De ninguna forma esto quiere decir que “Turbo” sea una mala película -DreamWorks lleva mucho tiempo sin hacer una mala película animada-, pero sí que podía haber sido más de lo que acaba siendo, perdiendo varias oportunidades de hacer cosas nuevas con una historia ya vista.

La premisa es bastante sencilla y a la vez muy creativa: Theo, apodado Turbo (voz de Ryan Reynolds en la versión original), es un caracol, lento por naturaleza, pero sueña con ser veloz, y alimenta sus sueños con un fanatismo por las carreras de autos. Un extraño accidente acaba reconfigurando su ADN y dándole características de automóvil, incluyendo lógicamente supervelocidad.

El principal obstáculo que la película enfrenta es que parece estar hecha de cosas que ya se vieron varias veces: la primera parte de la película es una nueva versión de la vida cotidiana de los insectos, como ya vimos en “Hormiguitaz” o “Bichos”; el arco argumental del soñador y su amigo -en este caso su hermano- tratando de hacer que pose los pies sobre la tierra, una idea que la película trae en partida doble; y una carrera final en la que el protagonista debe vencer a un arrogante y extremadamente exitoso corredor de acento francés (aunque en esta ocasión el mismo no es interpretado por Sacha Baron Cohen).

Prestar de otras fuentes no es de ninguna forma algo negativo, y cada uno de esos tres principales elementos de “Turbo” da lugar a varias escenas graciosas -varias de ellas involucran a cuervos-, pero en ningún momento la película hace algo que se grabe en el cerebro, algo inolvidable y único.

Esta era una película que no necesitaba un villano, y que a mi parecer hubiera sido mucho más interesante si ponía a Turbo a competir con una figura menos superficial, alguien que no fuera tan fácil de odiar o un corredor que tuviera que ganar por alguna razón importante y se viera obligado a actuar mal (algo como el carretillero rival de Víctor en “7 Cajas”); lo dicho, una oportunidad perdida.

La película presenta un elenco amplio de figuras coloridas, desde los demás caracoles de carreras que Turbo conoce, hasta los empleados de un paseo comercial en decadencia donde el caracol va a parar cuando es atrapado por un soñador vendedor de tacos. Sin embargo, ninguno tiene mucha oportunidad de brillar con la película firmemente enfocada en Turbo y su hermano.

Repito, “Turbo” de ninguna forma es una mala película. Las moralejas que transmite no serán las más originales, ni estarán presentadas de una forma particularmente innovadora, pero nunca viene mal que los pequeños vuelvan a recibir el mensaje de luchar por los sueños y no rendirse ante las adversidades, y las escenas de acción y comedia son lo suficientemente abundantes para tener contentos a los niños y no llegar a aburrir a los adultos.

El clímax del film, aunque al igual que el villano recuerda mucho a la comedia de Will Ferrell “Ricky Bobby”, está muy bien armada y transmite tensión hasta el punto que hace dudar por momentos del obvio resultado. Otros momentos de acción como una persecución a Turbo por parte de un triciclo y una trepidante escena con cuervos son otros puntos fuertes del film.

Desearía poder hablar del trabajo de Reynolds, Paul Giamatti, Samuel L. Jackson y compañía en el apartado de voces, pero la película actualmente sólo se está proyectando doblada al español; sin embargo, el doblaje es más que correcto.

Y no hay mucho más qué decir de “Turbo”; es otra de esas películas de DreamWorks que sirve para pasar un buen rato y sin duda hará mucho dinero, pero que probablemente no se quedará en la mente de los espectadores de la forma que sí logran films como “Kung Fu Panda” o “Cómo Entrenar a tu Dragón”.

Pero al final, ¿debería usted llevar al cine a su hijo o hija a ver "Turbo"? No veo por qué no. Él o ella se va a divertir, y usted no se va a aburrir. Al final eso es lo que importa.

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TURBO

Dirigida por David Soren

Escrita por David Soren, Darren Lemke y Robert D. Siegel

Producida por Lisa Stewart

Dirección de fotografía por Chris Stover

Banda sonora compuesta por Henry Jackman

Voces: Ryan Reynolds, Paul Giamatti, Michael Peña, Bill Hader, Samuel L. Jackson, Luis Guzmán, Ken Jeong, Michelle Rodríguez, Maya Rudolph, Snoop Dogg y Richard Jenkins

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