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La primera escena de La Quinta Ola llega luciendo un potencial y una promesa considerables: nuestra protagonista, una adolescente llamada Cassie (Chloë Grace Moretz), claramente aterrada y armada con un rifle de asalto que parece apenas saber manejar, llega a una tienda que fue claramente saqueada hace tiempo, intentando encontrar algunas provisiones. Una vez adentro, escucha a alguien pidiendo auxilio, y encuentra a un hombre que dice estar mal herido, con una mano sospechosamente oculta entre sus ropas. Ambos tienen miedo de que el otro pueda ser uno de los “otros”; una chica asustada apunta su arma a un hombre que podría ser un enemigo o simplemente alguien pidiendo ayuda.
Esa primera secuencia carga una tensión, una paranoia, una tragedia y una incertidumbre que serían el combustible perfecto para un filme de ciencia ficción que tuviera sus prioridades más claras y un guión más pulido. Lastimosamente, La Quinta Ola no es uno de esos filmes.
Los “otros” arriba mencionados son una raza de extraterrestres cuya masiva nave llega a la Tierra, para el pánico de todo el mundo. Pero en vez de lanzar una invasión a gran escala inmediatamente, primero quitan a los humanos su tecnología dejando a oscuras el planeta, y van diezmando a la población con desastres naturales como terremotos e inundaciones, y empleando la guerra bacteriológica, para luego descender disfrazados como humanos.
De nuevo, el concepto es muy interesante, y el hecho de que el filme muestra las cosas en vez de simplemente contárnoslas – un defecto que afecta a muchas sagas similares como Divergente o incluso, en menor medida, Los Juegos del Hambre – es bienvenido, pero al mismo tiempo lo que se muestra es en forma torpe, con efectos especiales poco convincentes y una prisa aparentemente constante que nunca deja que los momentos se asienten y puedan ejercer su impacto; las muertes de personas clave en la vida de Cassie apenas reciben una mención y un par de segundos de reacción antes de pasar a lo que sigue.
Cuando eventualmente llega un breve momento en que sí la película aprieta un poco el freno y deja que Cassie reaccione como un ser humano real ante un evento trágico, resulta evidente lo mucho que la película se hubiera beneficiado de tener un poco más de paciencia y dar un poco más de crédito a la capacidad de atención de su público y a la calidad de sus actores y actrices.
Eventualmente, a las apuradas, la película nos lleva al punto en que Cassie es separada de su hermano pequeño, quien es llevado a una base militar, y ella se pone en marcha para reunirse con él, topándose en el camino con un joven llamado Evan Walker (Alex Roe), quien se compromete a llevarla a salvo a la base, mientras en el dicha base el hermano de Cassie, junto con un excompañero de colegio de la chica, Ben (Nick Robinson) y todos los otros jóvenes son reclutados como soldados en la guerra.
La parte de la historia que concierne a los niños reclutados también viene con mucho potencial, pero el filme se limita a chequear clichés uno por uno sin demasiada inspiración: el joven líder que debe demostrar su valor, la “chica dura” con corazón bajo la coraza, las autoridades con secretos, incluso la misma relación protectora del joven héroe con el guerrero más pequeño que ya vimos en la primera Los Juegos del Hambre (con todo y canción).
Y tanto la travesía de Cassie y Evan como lo de Ben y su escuadrón de soldados niños y adolescentes llevan a giros que la película revela como si fueran cosas enormemente chocantes, pero que son tan trasparentes y telegrafiados que incluso una persona que no suele ser muy bueno a la hora de ver venir giros como quien escribe estas líneas puede predecirlos con exactitud como una hora antes de las grandes revelaciones.
Pero lo más grave no es que los giros sean predecibles, sino la forma en que la película depende demasiado en que sus personajes actúen en formas ilógicas o directamente estúpidas para justificarse a sí misma. Por ejemplo, la película necesita separar a Cassie y su hermano, pero eso se logra por medio de una serie de acciones que requieren que tanto ella como el hermano hagan lo más imprudente e innecesariamente ilógico que podían hacer en ese momento, cuando dos enormemente sencillos pasos durante la acción iban a solucionar todo. En serio, traten de pasar la escena del bus sin idear al menos dos formas fáciles de evitar el problema.
Y esa es solo una de las veces en que la película cuenta con que sus personajes sean injustificablemente tontos para impulsar la historia.
Es realmente una pena que el guión no haga más justicia a personajes que son genuinamente entrañables a pesar de ser consistentemente genéricos, principalmente gracias al buen trabajo de sus actores; Moretz y Robinson hacen un trabajo sólido, rodeados de actores confiables como Maika Monroe, Maria Bello y Liev Schreiber.
Al final, aunque sea solo por los actores y las semillas de ideas interesantes enterradas bajo el filme, acabo diciendo de La Quinta Ola lo mismo que recuerdo haber dicho de la primera Divergente y de Academia de Vampiros, otras adaptaciones de literatura juvenil con ideas interesantes y ejecución pobre: es decepcionante, pero me gustaría que este mundo y estos personajes tuvieran otra oportunidad, con más cuidado puesto en el guión y el ritmo.
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LA QUINTA OLA (The 5th Wave)
Dirigida por J Blakeson
Escrita por Akiva Goldsman, Sussannah Grant y Jeff Pinker (basada en una novela de Rick Yancey)
Producida por Tobey Maguire, Graham King, Tim Headington y Matthew Plouffe
Edición por Paul Rubell
Dirección de fotografía por Enrique Chediak
Banda sonora por Henry Jackman
Elenco: Chloë Grace Moretz, Nick Robinson, Alex Roe, Maika Monroe, Liev Schreiber, Ron Livingston, Maria Bello, Zackary Arthur, Tony Revolori, Talitha Bateman y Maggie Siff