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Un año y medio después de su memorable primera edición, el Kilkfest volvió a apoderarse de una pequeña porción del microcentro de Asunción en la noche del sábado y madrugada de este domingo, ante unas 5.000 personas que se entregaron de lleno al espectáculo.
El espectáculo comenzó cuando empezaba la noche, con una presentación de la banda local de rock Vertebral, a la que siguió cerca de las 21:30 el primer grupo invitado internacional de la noche, The Ocean Blue, en su segunda visita al país.
Con sus ritmos fluidos y enérgicos, David Schelzel y los suyos deleitaron al público, que por entonces aún iba llenando el galpón de Casco Antiguo, con temas como Give it a try, A separate reality, When life was easy y Myron arrancando grandes aplausos y muestras de emoción al principio del show.
El espectáculo continuó luego con Ways and means, Slide y uno de sus temas más recientes, Big idea, al que siguieron con un muy celebrado cover del clásico de Pet Shop Boys West End Girls.
El show entró en sus puntos más altos cuando la icónica Sublime puso a cantar a todo el recinto, para dar paso a Ask me Jon y Drifting, falling. Con Schelzel constantemente comunicativo con su público, el espectáculo concluyó con Ballerina out of control y una conclusión por todo lo alto con el cover de The Smiths There’s a light that never goes out.
Tras un breve intermedio, la fiesta continuó con un tono mucho más – valga la redundancia – festivo de la mano de la banda brasileña Skank, que abrió su espectáculo con A noite.
Con Do mismo jeito y É uma partida de futebol, el vocalista Samuel Rosa recordaba que la banda cumplía nada menos que 25 años de actividad. Luego vino É prohibido fumar, un enérgico cover de Roberto Carlos.
Saideira, Alexia y Ainda gosto dela dieron luego paso a un momento más cercano al reggae con Ela me deixou y Jackie Tequila.
Un movido solo de guitarra abría Te ver, que terminaba enganchando un momento de One love de Bob Marley para luego seguir con Amores imperfeitos, Vou deixar y la incombustible Garota nacional, concluyendo su espectáculo con otro gran cover, Vamos fugir de Gilberto Gil.
Habiendo pasado el turno de los norteamericanos y los brasileños, era hora de la invasión británica al Kilkfest, minutos antes de la 01:30 de este domingo, Kaiser Chiefs abordó el escenario para el momento de mayor energía de la noche, con un inquieto Ricky Wilson a la cabeza, abriendo el show con Every day I love you less and less.
La celebración continuó con Ruffians on parade y Everything is average nowadays, con un Wilson que no dejaba de ensayar un precario pero entusiasta español con su público. Little shocks y Never miss a beat siguieron.
La cosa desaceleró un poco – bastante poco – con Modern way y uno de los temas nuevos del grupo, Hole in my soul, pero la energía se disparó de vuelta a la estratósfera con uno de los grandes éxitos del grupo, Ruby.
Take my temperature y The angry mob fueron preámbulo para otro momento de locura con I predict a riot, y luego el show volvió a bajar algunas revoluciones con el combo de Misery company y Coming home, para volver a elevarse y quedarse allá arriba con un encore que se compuso de Parachute y Oh my God.
Así concluyó el show de Kaiser Chiefs, y quedó en manos de los locales Salamandra, ya muy entrada la madrugada, cerrar una segunda edición del Kilkfest que no tuvo la escala de su predecesora, pero sí energía de sobra.