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Luego de un desvío por los derroteros del universo Marvel con la entretenida Doctor Strange, el director Scott Derrickson regresa a sus raíces en el cine de terror, y sigue demostrando el crecimiento que ya plasmó antes cuando saltó de la olvidable El exorcismo de Emily Rose (2005) a la imperfecta pero apropiadamente inquietante Siniestro (2012).
Esta vez, partiendo de una sólida base que les da el cuento de Joe Hill El teléfono negro, Derrickson y su habitual guionista C. Robert Cargill un entretenido y atrapante relato sobre un monstruo en piel humana que acecha a la niñez en un suburbio estadounidense.
El teléfono negro trascurre en 1978 en un pueblo que ha registrado una seguidilla de desapariciones de niños y adolescentes. Finn (Mason Thames) acaba siendo la nueva víctima de un asesino enmascarado que lo secuestra de la calle y lo encierra en un sótano donde hay un teléfono negro descompuesto. Sin embargo, el teléfono suena, y Finn descubre que los espíritus de las víctimas anteriores del asesino están intentando comunicarse con él.
Atmósfera de tensión y buenas actuaciones
La película tiene el aura de un buen relato corto de Stephen King, con su ambientación en un pueblo suburbano estadounidense, su fijación en la violenta depredación contra la infancia - más allá de los detalles y la escala de la historia, el relato recuerda un poco a It - y su amalgama de una historia de suspenso mundana con elementos sobrenaturales; lo que tiene sentido teniendo en cuenta que la película se basa en un relato escrito por el hijo de King, que tiene una voz propia muy distintiva pero también tiene gran aptitud para emular el estilo de su prolífico padre.
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Y Derrickson demuestra que se puede amoldar bien al estilo King, tomando un elenco jóven de personajes que a excepción de los protagonistas Finn y su hermana Gwen (Madeleine McGraw) aparecen solo por una o dos escenas y haciendo que cada uno sea memorable, y encuadrando la historia de forma que transmite bien la desesperación de la situación de Finn, tanto desde su perspectiva como la de su familia.
Pero el mayor acierto de la película es la forma mesurada en la que utiliza a su figura central, el asesino enmascarado intepretado con inquietante amenaza por Ethan Hawke.
Sorprendentemente, el asesino aparece por relativamente poco tiempo en pantalla. Derrickson sabiamente lo deja la mayor parte del tiempo como una amenaza abstracta, una presencia que espera detrás de una puerta cerrada – pero no llaveada – y en la cima de unas escaleras, pero que podría entrar por la puerta en cualquier momento y descubrir los desesperados intentos de Finn por escapar.
Derrickson no tiene el amplio espectro de recursos visuales de otros contemporáneos suyos del cine de terror actual como James Wan o Mike Flanagan, pero su presentación de la historia es sólida y se las arregla para mantener la variedad visual incluso cuando un enorme porcentaje de la película trascurre en un sótano gris.
Sumando a todo eso el gran trabajo de Mason Thames y Madeleine McGraw como Finn y Gwen, que son los que tienen que cargar con el peso de la película durante la mayor parte de su duración, y una ingeniosa aplicación de la premisa con los fantasmas que gradualmente transforma la película de un drama de supervivencia a un thriller de venganza, El teléfono negro es una opción más que válida para unos buenos momentos de suspenso en el cine.
Calificación: 3/5
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EL TELÉFONO NEGRO
Título original: The Black Phone
Dirigida por Scott Derrickson
Escrita por Scott Derrickson y C. Robert Cargill (basada en un cuento de Joe Hill)
Producida por Scott Derrickson, C. Robert Cargill y Jason Blum
Edición por Frédéric Thoraval
Dirección de fotografía por Brett Jutkiewicz
Banda sonora compuesta por Mark Korven
Elenco: Mason Thames, Madeleine McGraw, Ethan Hawke, Jeremy Davies, James Ransone, E. Roger Mitchell, Troy Rudeseal, Miguel Cazarez Mora, Tristan Pravong, Brady Hepner, Banks Repeta, Jacob Moran, Rebecca Clarke