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Poco más de dos meses han pasado luego del “final” de lo que fue hasta entonces el “universo cinematográfico de Marvel” (MCU, para abreviar), el inédito experimento de Marvel Studios de aplicar la narrativa conectada entre varios títulos de cómics al cine, un experimento que probó ser exitoso al punto de marcar el más reciente gran hito del cine hollywoodense.
Avengers: Endgame marcó la culminación de las historias de varias de las figuras fundacionales de ese universo y la narrativa que había comenzado a contarse con Iron Man en 2008, pero obviamente no hay ninguna intención de apagar las luces y cerrar el quiosco más lucrativo del cine actual.
Así llega Spider-Man: Lejos de casa, que tiene que hacer malabares con varios objetivos: servir de epílogo extendido para Endgame lidiando con las consecuencias de todo lo ocurrido a causa de la batalla con Thanos, ir sembrando las semillas de lo que sea que va a ser la siguiente “fase” del universo Marvel y encima ser una buena historia de Spider-Man.
Y, en algo que realmente ya no debería ser sorpresa a estas alturas, la película cumple con todo.
La película comienza poco después de los acontecimientos de Endgame. Las personas que desaparecieron a causa de Thanos cinco años antes han vuelto, con la complicación de que el resto del mundo siguió su curso antes del repentino regreso de la mitad de la población del mundo, una mitad que no ha envejecido; toda una crisis existencial que la película reconoce pero que explora solo de reojo y con humor.
Aún abrumado por la muerte de Tony Stark y con la idea de que el mundo espera que él sea una especie de sucesor de Iron Man, Peter Parker (Tom Holland) va con sus compañeros a Europa de vacaciones para intentar recuperarse y de paso declarársele a su compañera MJ (Zendaya). Sin embargo, Nick Fury (Samuel L. Jackson) pronto interrumpe sus planes e intenta reclutarlo para ayudar a un misterioso hombre llamado Quentin Beck (Jake Gyllenhaal), quien dice ser un soldado de otra dimensión que intenta detener a unos poderosos y devastadores seres que podrían destruir el mundo.
Como la anterior película de Spider-Man, Lejos de casa es en medidas iguales una película de superhéroes y una comedia juvenil, explorando de forma cómica y conmovedora al Peter que no hay tiempo de ver en Avengers, el joven estudiante enamorado y desesperado por poder dejar del lado la gran responsabilidad que traer el gran poder y disfrutar unos días tranquilo.
El director Jon Watts deja que la comedia tome el protagonismo más que cualquier otra película del ya notoriamente cómico universo Marvel, quizá con la excepción de Thor: Ragnarok. El entorno estudiantil de Peter sigue siendo hilarante y entrañable, desde el siempre confiable Ned (Jacob Batalon) hasta el bravucón Flash (Tony Revolori), que irónicamente idolatra a Spider-Man pero desdeña a Peter. Zendaya tiene más tiempo en pantalla para desarrollar a MJ y queda claro por qué es una de las actrices revelación del momento.
Pero la vida de Spider-Man es una de sacrificio, y el deber llama. Y aunque la película no subraya tanto esta vez ese conflicto entre la responsabilidad de Peter y su deseo de vivir una vida lo más normal posible (no hay un momento tan trágicamente heróico como aquél en De regreso a casa en que Peter debe abandonar su baile de graduación y a su pareja para ir a salvar el día), ese conflicto siempre está allí para recordarnos el mantra fundamental del Hombre-Araña.
Como también está siempre allí la figura de Tony Stark, en murales, “in memoriams” televisivos y ofrendas florales. El legado de la figura inicial del universo Marvel es clave tanto en el argumento de la película como en el desarrollo de Peter, que pasa gran parte de la película luchando con la noción de tener que llenar unos zapatos que le parecen imposiblemente grandes, con todos los errores y desventuras que eso conlleva. Una conversación en particular, hacia el final del filme, sobre este tema, bien podría ser una de las escenas mejor escritas en todas estas películas.
Allí entra la figura de Beck, que se presenta como un valeroso y experimentado guerrero con una impresionante armadura y que inmediatamente se muestra comprensivo y le da apoyo a Peter, y la película siembra giros tan inventivos y satisfactorios como son ocasionalmente crueles.
El elenco en general es impecable, otro testamento más a la importancia de la gente a cargo del casting de estas películas. Jake Gyllenhaal, siempre uno de los actores más interesantes de la actualidad, no es una excepción, aunque lastimosamente entrar en detalle sobre su trabajo sería incurrir en spoilers. Por ahora, deberá bastar decir que es excelente como el enigmático Beck.
Un punto en que la película brilla de una forma en que las demás películas de Marvel Studios no suelen hacerlo es en la acción.
Si vamos a ser totalmente honestos, la acción en la gran mayoría de las películas del universo Marvel es, desde un punto de vista “técnico” - entiéndase coreografía, edición, uso de cámaras, balance entre acción real y efectos digitales – aceptable pero mediocre, y normalmente es elevada por la fuerza de las personalidades de sus protagonistas, o por lo impresionante que sigue siendo ver en el cine momentos tan “de cómic” como, por ejemplo, la batalla entre Thanos y los héroes en Titán en Infinity War.
Son más memorables en concepto que en ejecución, un efecto secundario de la tendencia (comprensible) de Marvel de elegir por lo general a directores más finos a la hora de definir personajes y traer ideas propias al guión, y dejar la acción en manos de equipos secundarios de previsualizadores de efectos especiales.
Obviamente hay excepciones, pero en general es más fácil recordar escenas de acción del MCU por lo que pasa en ellas a grandes rasgos, pero no momentos individuales de destreza cinematográfica única, de la forma en que tomas individuales de películas como Matrix o Kill Bill se graban en el cerebro.
Y si bien no se puede decir que Lejos de casa está a la altura de las mejores películas de acción de todos los tiempos, sus secuencias más intensas tienen una calidad en la dirección que la pone por encima de la mayoría de las películas de Marvel Studios. Watts demuestra un talento natural – que ya se veía de reojo en su anterior película de Spider-Man y en escala mucho más pequeña en su filme independiente Cop Car – para establecer y aumentar la tensión a medida que las cosas se van complicando cada vez más para Peter, y la película está cargada de acción limpia y clara, y momentos de enorme creatividad visual.
Hay al menos tres secuencias en toda la película que son firmes candidatas para esas listas de “mejores escenas de 2019” que aparecen por la Internét allá por diciembre.
Spider-Man: Lejos de casa es otro triunfo más de una saga de películas que sigue sin tropezar (o al menos sin caerse), y si la calidad de esta primera película “post Endgame” es indicadora de lo que se viene, lo de Marvel Studios aún va para rato.
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SPIDER-MAN: LEJOS DE CASA (Spider-Man: Far From Home)
Dirigida por Jon Watts
Escrita por Erik Sommers (basada en personajes creados por Stan Lee y Steve Ditko)
Producida por Kevin Feige y Amy Pascal
Edición por Leigh Folsom Boyd y Dan Lebental
Dirección de fotografía por Matthew J. Lloyd
Banda sonora compuesta por Michael Giacchino
Elenco: Tom Holland, Zendaya, Jake Gyllenhaal, Samuel L. Jackson, Jacob Batalon, Jon Favreau, Cobie Smulders, Marisa Tomei, Tony Revolori, Angourie Rice, Martin Starr, J.B. Smoove, Numan Acar, Remy Hii