En un año de vacío musical, sin disco ni gira, en el que el canadiense Justin Bieber solo ha sobresalido por escándalos, comparecencias e incomparecencias ante los tribunales, y en competencia con Justin Timberlake, Ed Sheeran, Eminem y Pharrell Williams, los internautas lo han distinguido como “mejor artista masculino” por quinto año consecutivo, registro inédito que encima le ha traído sin cuidado.
Es el reverso tenebroso de unos galardones que el año que viene regresarán a Milán como cierre de la Expo 2015 y que tienden a rendirse más de lo debido a lo extramusical, a la irreverencia que el pop, en una versión vacía e impostada, parece haber tomado prestada de las viejas y auténticas glorias del rock.
De eso sabe mucho “el príncipe de las tinieblas”, Ozzy Osbourne, líder de Black Sabbath, que ha recibido esta noche el premio “Global Icon” y el homenaje musical de Slash, Biffy Clyro y Myles Kennedy and the Conspirators.
Aunque para dar lecciones a los gestos vacuos de los novatos, ahí queda la actuación de U2, que debía resarcirse de la reciente polémica por el lanzamiento gratuito del disco Songs of innocence y ha empatado con una emotiva versión semiacústica, arropada por violines, de Every breaking wave.
Esa es la fuerza de los EMA, sus directos, ideal contenido para un recinto aún más impresionante, el SSE Hydro de Glasgow, catalogado como “el quinto mejor del mundo”, adornado para más inri con un gigantesco escenario de 50 metros, en el que solo chirriaba el intenso olor a patatas fritas con las que se quitaban el hambre en los pasillos los cerca de 10.000 asistentes.
Estos han vibrado con la apabullante rotundidad de los roqueros Royal Blood, sonando como todo un escuadrón de ataque a pesar de contar con solo dos francotiradores bien armados, pero también con la sencillez melódica de Ed Sheeran y Alicia Keys, embarazadísima al piano para cantar We are here.
La gala ha contado además con actuaciones de Enrique Iglesias -errando el playback de Bailando-, Kiesza, Charlie XCX, y Ariana Grande, que ha abierto la gala sobrevolando el recinto sobre un sofá de burbuja y un look propio de Barbarella mientras apuntaba maneras con sus Break free y Problem. Gracias a este tema, número 1 mundial en ventas durante varias semanas, la joven artista pop ha entrado por la puerta grande en el glosario de premios, al llevarse el de “mejor canción” y también el de “mejor artista femenina”.
Pero no ha sido la única artista con razones para la celebración en una ceremonia que ha vuelto a resultar muy repartida y que ha deparado al quinteto británico One Direction el mayor número de galardones, tres, como “mejor artista pop”, “mejor directo” y “mejores fans”.
Katy Perry, la máxima favorita con siete nominaciones, ha recibido dos, el de “mejor look” y el de “mejor vídeoclip” por Dark horse, más de los que se ha llevado su enemiga Taylor Swift, que no ha obtenido ninguno tras la semana del fulgurante estreno de su disco 1989.
Por lo demás, la banda 5 Seconds of Summer ha obtenido los de “artista revelación” y “mejor actuación”; Linkin Park el de “artista rock”; Thirty Seconds to Mars, “mejor artista alternativo”; Calvin Harris, el de electrónica; Beyonce, “canción con mensaje” por Pretty hurts; “artista global”, la china Bibi Zhou, y “mejor world stage”, Enrique Iglesias por “Isle of MTV Malta”.
Mención aparte merece la destinataria del galardón a “mejor artista de hip hop”, Nicki Minaj, a la sazón conductora de una gala que se anunciaba como su coronación, pero que, ante la ausencia de chispa -y hablando de procacidad sin sentido-, más bien ha revelado un reino efímero y montañoso, como el trasero del que tanto presume y en cuya reproducción ha jugado a colar una pelota de golf.