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En la declaración por correo electrónico entregada al diario Reforma, que no había sido publicada hasta ahora, señaló que pensar en la muerte “sigue siendo el mejor de los deportes” porque “todos pensamos en la vida”.
“La muerte sólo es una palabra religiosa”, afirmó el autor e intérprete de Amor Eterno, al recordar un verso de otro mítico compositor mexicano, José Alfredo Jiménez, quien dijo que “la vida es un sueño y la muerte el despertar”.
“Creo que hay muertos que viven todavía y hay vivos que a la vez muertos están, pero no son los que van a verme cantar”, señaló el siempre vital Alberto Aguilera, su nombre real, quien justamente hace casi dos años y medio estuvo al borde de morir, debido a un problema pulmonar.
El idolatrado músico, que tuvo una infancia infeliz en un orfanato donde fue maltratado y estuvo inclusive en prisión durante más de un año en el tenebroso “Palacio Negro” de Lecumberri, en la capital, dijo que le gustaría ser recordado tras su muerte como grandes figuras del cine como Cantinflas y Pedro Infante.
“Ya pasé a la historia. Hace mucho que lo hice con lo que les he dado, con mi música, con el Juan Gabriel que les regalé”, sostuvo.