David Byrne, optimista pese a las desilusiones de la era Trump

Muchos artistas e intelectuales han expresado todo tipo de escenarios apocalípticos desde la elección de Donald Trump. No es el caso de David Byrne.

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NUEVA YORK. El cantante de culto de Talking Heads se niega a renunciar al optimismo de su juventud, que infunde también su nuevo álbum, “American Utopia”, el primero en seis años.

“Me di cuenta de que estaba cada vez más enojado y deprimido por la situación del mundo, o al menos del lugar donde vivo”, dijo David Byrne a la AFP en su oficina en el barrio de Soho, Nueva York, donde ocupa un sitio de honor su amada bicicleta, apoyada contra estantes de libros y discos. “Pero a veces notaba cosas que me dieron una suerte de esperanza”.

El músico canoso, de 65 años, comenzó a anotar las “razones para ser optimista”, notas que convirtió en una serie de ensayos de blogs y discursos en Europa.

Entre sus múltiples fuentes de inspiración está, por ejemplo, el alcalde republicano de Georgetown, Texas, que por motivos económicos ha promovido el paso a las energías renovables en su ciudad, enclavada en un estado conocido por su sector petrolero y favorable a los combustibles fósiles.

Esta es la paradoja de “American Utopia": el músico de origen escocés expresa su determinación a permanecer optimista, a pesar de su perplejidad por los derroteros que tomó su país de adopción.

“No escribo canciones sobre energía eólica, ni sobre la bicicleta o las iniciativas pedagógicas. Eso sería difícil de hacer”, dice riendo. “Escribo desde la visión de preguntarnos quiénes somos y qué tipo de personas somos: qué soy y cuáles son mis relaciones con los demás”.

UTOPÍA EN LUGAR DE IRONÍA

El propio título “American Utopia” marca un cambio de tendencia para este pionero de la música New Wave, capaz de cantar de manera impasible palabras absurdas en éxitos de Talking Heads como “Psycho Killer”, “Once in a Lifetime” y “Burning Down the House”.

En sus memorias tituladas “Bicycle Diaries” sobre su relación amorosa con la bicicleta, Byrne escribió que en la época en que se formaron los Talking Heads estaba “más interesado en la ironía que en la utopía”.

Claramente, esta relación se ha invertido hoy. El título “American Utopia” no tiene nada de irónico, dice. Se refiere a “un profundo anhelo de las personas de una situación mejor que su situación actual, cualquiera que sea, una especie de esperanza de que algo es posible”.

Las reflexiones de David Byrne, sin embargo, siguen llenas de abstracciones o insinuaciones, bien en la balada “Dog’s Mind”, que habla de la relación de la Casa Blanca con la prensa, o en el alegre rock con introducción de saxo de “Everybody’s Coming to My House”.

David Byrne construyó sus canciones sobre la base de grabaciones originales de Brian Eno, su colaborador de larga data y un innovador en materia de “ambient”, un género de música electrónica.

Brian Eno trabajó con David Byrne en su primer álbum en solitario, “My Life in the Bush of Ghosts” (1981). El álbum mezcló ritmos de África occidental y pop árabe, un anticipo del interés permanente de David Byrne en la world music, que lo llevó a crear el sello Luaka Bop.

“Creo que seguimos siendo amigos (con Eno) porque hablamos a menudo de otras cosas además de la música”, dice David Byrne. “Entonces, no es ya una relación profesional, sino que cambia todo el tiempo”.

Para promover “American Utopia”, David Byrne ha planeado una serie de conciertos tan ambiciosos como, según dice, su film-concert de culto de 1984 “Stop Making Sense”.

“¿QUÉ QUEDA?”

Para su gira, que incluye una presentación en el festival Coachella en abril, actuará en un escenario minimalista en extremo, con solo instrumentos portátiles. No hay rastro en el escenario de las típicas cajas de transporte de instrumentos o amplificadores.

“Todo gira en torno a nosotros, y no lo digo de una forma egoísta. Todo gira en torno a los músicos: los humanos, las personas que hacen música”, explica.

David Byrne, nacionalizado estadounidense bajo la presidencia de Barack Obama en 2012, sostiene que, durante su gira anterior tenía en su maleta la famosa obra de Alexis de Tocqueville “La democracia en América”, sobre la experiencia estadounidense en la década de 1830.

Durante mucho tiempo creyó que Estados Unidos, a pesar de sus imperfecciones, “encarnaba las ideas que inspiraban a otros pueblos de todo el mundo”.

Hoy esta certeza ha dado paso a la desilusión. “Ahora me pregunto: ¿qué queda? Una parte de esa esperanza, de ese anhelo, sigue ahí, y te preguntas: ¿a dónde lleva?".

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