Hace tres años, el músico británico ya eligió esta misma fecha para romper una sequía musical de casi 10 años con la canción Where are we now?. Este tema lleno de referencias a su etapa berlinesa avivó una llama que algunos consideraban vacilante.
Dos meses más tarde, un nuevo álbum con acentos de rock y melodías accesibles, The Next Day, confirmó el regreso en plena forma del influyente artista, silencioso desde hace años pero celebrado en una gran exposición itinerante que recibió más de un millón de visitantes en varias ciudades.
El londinense multiplica desde entonces los proyectos: canción para una serie de televisión, comedia musical, apariciones estelares como en el último álbum de Arcade Fire. Bowie parece no querer parar, como en sus venturosos años 1970 en los que multiplicaba los disfraces y los personajes, y dictaba las modas.
Sus búsquedas le llevan en esta ocasión del lado del jazz. En Blackstar, representado por una misteriosa estrella negra de cinco puntas, la batería y el saxo comparten protagonismo con la inconfundible voz de Bowie, a veces suave, otras más grave.
El artista se divierte estirando y desestructurando sus temas, que superan ampliamente el formato estándar de tres o cuatro minutos. Hay también resonancias con sus trabajos anteriores, como el clásico Low (1977) o Black Tie White Noise (1993) que relanzó a Bowie después de unos años 1980 difíciles.