Hace tres años, Bowie ya había elegido la fecha de su cumpleaños para romper una sequía musical de casi una década con la canción Where Are We Now?, un tema melancólico lleno de referencias a su etapa berlinesa.
Dos meses más tarde, un nuevo álbum con acentos de rock y melodías accesibles, The Next Day, confirmaba el regreso del influyente artista, silencioso desde hacía años pero celebrado en una gran exposición itinerante que recibió más de un millón de visitantes en varias ciudades.
Canción para una serie de televisión, comedia musical, apariciones estelares como en el último álbum de The Arcade Fire: Bowie parecía no querer parar, como en sus venturosos años 1970 en los que multiplicaba los disfraces y los personajes, y dictaba las modas.
Blackstar, que lleva en la tapa una enigmática estrella negra de cinco puntas, incurre en el jazz, con batería y saxo compartiendo protagonismo con la inconfundible voz de Bowie, a veces suave, otras más grave.
En su despedida, el artista estiró y desestructuró sus temas, que superan ampliamente el formato estándar de tres o cuatro minutos. Hay también resonancias con sus trabajos anteriores, como el clásico Low (1977) o Black Tie White Noise (1993) que habían relanzado a Bowie después de unos años 1980 difíciles.
Con Blackstar, la idea no era tanto hacer un disco de jazz como “grabar un álbum de David Bowie con músicos de jazz que no tocaran necesariamente jazz”, explicó recientemente a la radio pública estadounidense NPR Tony Visconti, el productor de Bowie.
“Hubo en su grupo un jazzman importante durante una o dos décadas, Mike Garson, un pianista de jazz muy talentoso. Por tanto siempre hubo una pizca de jazz en algunas de sus producciones anteriores. Y David conoce muy bien los acordes de jazz”, subrayó.
“Partió de una o dos canciones para llegar a varios temas y luego a un proyecto de álbum completo”, dijo por su parte el saxofonista estadounidense Donny McCaslin, cuyo instrumento está omnipresente en este disco en el que participaron también el batería de jazz Mark Guiliana y el músico y productor James Murphy (ex LCD Soundsystem) .
A finales de 2014, los temas Sue (Or In A Season Of Crime) y ’Tis A Pity She Was A Whore anunciaron este giro hacia el jazz. Ambos figuran, en versiones rock-jazz, entre los siete que componen el álbum. Los admiradores de Bowie también pudieron descubrir hace unas semanas la canción que da el título, Blackstar, y que acompaña los créditos de la serie de televisión policial francobritánica The Last Panthers.
Este tema introductorio da el tono del disco con su letra sombría ("En el día de la ejecución/Sólo las mujeres se arrodillan y sonríen") y sus variadas referencias, que van del free jazz a los sonidos orientales pasando por aires de misa negra.
Flota así en la introducción de Lazarus un perfume de rock “cold wave” de los años 80, algunos ecos de hip hop en Girl Loves Me y una bella guitarra melódica en el título final, I Can’t Give You Everything ("No puedo darte todo").