En una noche cargada de emoción, Band’Elaschica presentó su primer álbum con un ensamble formado por Paula Rodríguez (bajo), Julieta Morel (batería), Norma Lara (violín), Mar Pérez (trompeta), Lucero Núñez (saxos alto y soprano), Tatiana Barreto (saxo tenor), Lara Barreto (saxo alto), Diana Quiñones y Fátima Abramo (trombones) y Yerutí Rojas (guitarra), sin dejar de recordar a la pianista Magalí Benítez, actualmente en Estados Unidos.
El patio del Juan de Salazar respiraba expectativa mucho antes de la primera nota. Y cuando comenzó “Trazos del sur”, de Fátima Abramo, el murmullo previo se transformó en una escucha atenta que pronto estalló en aplausos. La obra, premiada y reconocida por el mundo, abrió el concierto con una suavidad expansiva, creciendo en racimos sonoros que parecían dibujar la identidad del sur a través de cada instrumento. Fue un arranque hermoso, casi ritual: la música extendiéndose de a trazos, como si abrazara el territorio y sus raíces. El público entendió de inmediato que asistía a un momento importante.
Tras la primera ovación, Paula Rodríguez tomó el micrófono para agradecer. “Muchísimas gracias por estar acá… para nosotras es un gran momento que creíamos que no iba a llegar”, confesó, dejando entrever el esfuerzo que supuso alumbrar este primer disco.
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La emoción continuó con “Reminiscencia”, de Paula, nacida —contó ella— del duelo y el caos que atravesó en 2020. Y la obra lo expresó con claridad: un viaje intenso que iba de un extremo a otro, abrazando texturas electrónicas y dejando que la guitarra eléctrica tomara un rol protagónico en ese torbellino emocional. Era una pieza honesta, que parecía construirse desde la herida, pero también desde la liberación.
Con “Be bright, be blue”, de Mar Pérez, el ambiente cambió por completo: pura fiesta. El solo de Julieta Morel en batería encendió al público, que respondió con gritos, baile y una energía luminosa. La banda bromeó con que Mar es “la presidenta del sindicato de la felicidad”, y ciertamente el escenario lo confirmaba: la música fluía con una libertad contagiosa, como si celebrar el lanzamiento del disco fuese un alivio compartido.
La introspección regresó con “Antes de la luz”, de Magalí Benítez —quien actualmente estudia en Berklee College of Music—, una obra que rozó la experimentación y dio lugar a solos vibrantes de Lucero Núñez y Norma Lara. Esta dinámica, en la que cada integrante tiene su momento de brillo, es una de las mayores fortalezas del ensamble: se percibe una horizontalidad sincera, una construcción colectiva en la que todas aportan, componen, arreglan e interpretan, como recordó Mar en un momento de la noche, antes de agradecer públicamente a Paula por ser referente.
Entre los estrenos del álbum, hubo espacio también para una declaración de principios: una versión sentida de “Mujer”, de Amparo Ochoa. La eligieron —contaron— tras investigar repertorios que dialogaran con la lírica feminista y la denuncia de los estereotipos de género. La interpretación nació como un gesto de posicionamiento, pero también de inspiración para nuevas generaciones.
Fue entonces cuando Fátima Abramo tomó la palabra y, con conmovedora honestidad, compartió: “Antes yo tenía miedo de llamarme compositora… pensaba que se podían reír de mí. No tengan miedo: si uno compone, es porque tiene algo adentro”. Luego cantó con una voz potente y segura, elevando el mensaje de la canción.
La velada continuó con “Morning rain”, de Mar Pérez, donde la trompetista volvió a sorprender con una voz suave, llena de swing, que redondeó una atmósfera de alegría absoluta. El público ya estaba completamente entregado. Para el bis, Band’Elaschica eligió un cierre emblemático: “Respect”, popularizada por Aretha Franklin.
Así, con un público entregado desde la primera nota, el ensamble celebró no solo el lanzamiento de un disco, sino también la consolidación de un espacio creativo y comunitario que reivindica el protagonismo de las mujeres en la música popular paraguaya. Con todas las personas en un mismo pulso, se sintió que algo se había liberado. El disco, después de tanto trabajo, ya estaba en el mundo.
