Desde su formación en 1997, Gaia cimentó su camino para conquistar su lugar en el rock alternativo paraguayo. Con una trayectoria que supera los 25 años, la agrupación ha compartido escenario con artistas internacionales como Evanescence, Rata Blanca, Eruca Sativa y No Te Va Gustar, manteniendo siempre su energía y su identidad.
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Allá por 1998, el guitarrista y vocalista Diego Serafini definía el espíritu fundacional del grupo: “Primero queríamos grabar, tener algo que presentar y luego tocar en conciertos”, decía en una nota para ABC. Esa determinación marcó el rumbo de una carrera coherente y prolífica, que incluye los discos “Almas” (1998), “Dos” (2000), “Aves y Peces” (2005), “4″ (2007), “Gaia” (2012) y “El Virus” (2017).
Ahora, con “Dopamina”, su séptimo álbum de estudio, producido, mezclado y masterizado por Serafini en Supernova Estudios, el grupo vuelve a expandir su universo sonoro con nuevas capas, colaboraciones e introspección.
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Dopamina: un reflejo de la adicción contemporánea
El nuevo trabajo de Gaia toma su nombre de un fenómeno que atraviesa la vida moderna: la búsqueda constante de estímulos y reconocimiento. Javier Ramos, guitarrista y voz de la banda, reflexiona sobre ello:
“Vivimos en un momento de la historia en el que efectivamente estamos adictos a la dopamina, a los likes, al FOMO. Es el mal del momento. No es solo en las redes: es el político que quiere estar en todas las fotos, el vecino que quiere liderar el grupo. Es algo que se da en muchos ámbitos”.
Dice eso citando el FOMO, que significa “fear of missing out” o “miedo a perderse algo”, un sentimiento de ansiedad y temor a perderse experiencias que una mayoría está viviendo.
Entonces Ramos explica que el concepto del disco surgió casi de manera orgánica, a partir del tono y la energía de las canciones: “Originalmente hacemos las bases y después las letras. Pero las canciones pedían tratar este tipo de situaciones, esta intensidad. A veces uno ya tiene internalizado el tema que quiere explorar, aunque la letra venga después. Y así fue: naturalmente todo decantó hacia esa idea”.
En “Dopamina”, Gaia logra un equilibrio entre fuerza y contemplación. La potencia instrumental convive con letras introspectivas que, como señala Ramos, apuntan a ir más allá de lo cotidiano.
“Siempre hemos buscado ir un poquito más al fondo. No nos interesa tanto la cotidianeidad, sino lo que está debajo de eso. A veces la gente interpreta las letras de maneras que no esperábamos, y eso es hermoso. El arte es eso: una conexión que no depende de lo que el artista quiso decir, sino de lo que el otro siente”.
La dopamina del músico: la necesidad de crear
A lo largo de la charla, Javier vuelve una y otra vez sobre una idea central: la creación como impulso vital. “Componer es el lenguaje del músico, así como el del pintor es pintar. Es necesario, es la dopamina del músico. Es una necesidad expresiva, porque si no lo hacés, es como que te callen la boca”.
A pesar de las dificultades del mercado paraguayo, Gaia continúa apostando por la composición original. “Es nuestro séptimo disco, y es mucho esfuerzo”, comenta Ramos. “Pero no podemos dejar de hacerlo. Es nuestro lenguaje. Sería como decidir no hablar más”, dice volviendo sobre la idea de no callar.
Asimismo, el guitarrista confiesa que, más allá del reconocimiento, lo que los impulsa es una forma de gratitud hacia la música: “Yo recibí tanto de la música, me hizo tanto bien, que siento la necesidad de devolver algo. Es casi una responsabilidad. Nos dio tanto, que lo mínimo que podemos hacer es seguir creando y compartiendo”.
El proceso creativo y la democratización del sonido
En “Dopamina”, todos los integrantes tuvieron un papel activo en la composición, algo que no siempre ocurría. “En este disco hubo un aporte muy importante de todos”, señala Ramos. “Eso hace que la chispa y la creatividad estén a flor de piel, tanto es así que veo posible que pronto tengamos nuevo material”, dice sobre el trabajo junto a sus compañeros Diego Serafini (guitarra y voz), Tito Bustamante (batería), Fernando Samaniego (guitarra) y Jorge Chamorro (bajo).
Además, el músico destaca cómo la tecnología cambió radicalmente la manera de hacer música y hoy en día puede ser una gran herramienta si uno sabe cómo sacarle provecho.
“Antes grabar un disco era dificilísimo. Ahora prácticamente podés tener un estudio en tu computadora. Eso democratiza el proceso. Antes guardabas una idea en un cassette y quedaba ahí. Hoy podés experimentar, probar arreglos, cambiar tonos, y eso enriquece muchísimo la composición”.
Gracias a esas herramientas, considera que la escena local está viviendo un momento de crecimiento: “Se nota una mejora en la calidad compositiva. Antes nos daba vergüenza componer, pero eso está cambiando. Ahora hay una camada de bandas que experimenta más, que se anima. Eso es muy positivo”.

El arte como reflejo del alma y la identidad paraguaya
La conversación con Ramos también deriva hacia una reflexión más amplia sobre la cultura y la identidad. “El arte es la expresión del alma del ser humano, y si no conecta con la gente, es solo una demostración de conocimiento, por eso es tan importante que el Estado apoye el arte. Es lo que nos representa como sociedad”.
Ramos menciona ejemplos internacionales para contrastar la falta de políticas culturales en Paraguay: “En Finlandia, por ejemplo, hay centros comunitarios con instrumentos disponibles para todos. Es el país con más bandas de metal del mundo. No es casualidad: apostaron por el arte”.
Y agrega que “el rock paraguayo tiene identidad”. Recordó que un productor argentino les había mencionado que Paraguay tiene una identidad musical. “Pero necesitamos apoyo. El arte no puede seguir sobreviviendo solo del esfuerzo individual”.
Aun así, el músico celebra los cambios recientes en la escena: festivales diversos, públicos más abiertos y una generación de artistas que continúa creando a pesar de todo.
“Es hermoso ver a miles de personas saltando con temas nacionales. Ojalá ese entusiasmo se traduzca también en acompañar a las bandas en sus shows. Ese sería el verdadero cambio cultural”.

Energía que se prepara para el vivo
Gaia llega a su nuevo disco con la madurez de quien ha aprendido a transformar los desafíos en movimiento. “Dopamina” no solo es una reflexión sobre la sociedad actual, sino también sobre la pasión inagotable por crear, sobre el arte como necesidad.
Con su energía intacta al paso del tiempo, la banda se prepara para presentar el álbum en vivo el 31 de octubre en Vöudevil (Mcal. Estigarribia c/ EE.UU.), donde recorrerán su nuevo repertorio y los clásicos que marcaron su historia. Como banda invitada estará Antenna, que regresará a los escenarios. Las entradas ya están disponibles en tuti.com.py a G. 70
“La música es nuestra forma de comunicarnos. Mientras tengamos algo que decir, Gaia va a seguir hablando”, confesó Javier Ramos.
