Octubre Rosa: “Mi guitarra me esperaba hasta que pudiese levantarme otra vez”, dijo Berta Rojas

Berta Rojas, la artista que le dio el primer Latin Grammy a Paraguay, tras superar el cáncer de mama, dio una entrevista internacional y dijo: “Mi guitarra me esperaba hasta que pudiese levantarme otra vez”.

Radiante Berta Rojas es un verdadero orgullo para el Paraguay y un ejemplo para niños y jóvenes que empiezan a soñar con tocar un instrumento musical.
Radiante Berta Rojas es un verdadero orgullo para el Paraguay y un ejemplo para niños y jóvenes que empiezan a soñar con tocar un instrumento musical.Marko Nara - Fotografia - www.ko

Para Berta Rojas, la guitarra clásica no es solo una fuente de sustento económico, sino que un refugio emocional, un instrumento que le permite canalizar sentimientos, introspección y proyectar el futuro. Es la artista que le dio el primer Latin Grammy a Paraguay, tras superar el cáncer de mama

Nuestra compatriota lo comprobó en uno de los momentos más difíciles de su vida. Transcurría el año 2015, iba a iniciar una gira por Europa, pero la reconocida intérprete fue diagnosticada con cáncer de mama en etapa inicial.

La noticia la obligó a suspender sus presentaciones y enfrentar un proceso de sanación que incluso transformaría su vínculo con la música, recordó en una entrevista que dio a la BBC.

La guitarra, su compañera desde niña, fue clave en ese proceso de recuperación.

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Años después de superar la enfermedad, la artista que había sido nominada en tres ocasiones al Latin Grammy, obtuvo la estatuilla por su álbum “Legado” (2022), en la categoría de Mejor Álbum de Música Clásica. Así se convirtió en la primera paraguaya en lograr este reconocimiento.

A sus 59 años, también recibió el premio Guitarra de Oro del prestigioso Conservatorio Giuseppe Verdi de Milán, sigue ofreciendo conciertos y aportando a la música clásica desde distintos frentes.

Además de su carrera en los escenarios, es profesora en el Berklee College of Music de EE.UU. y apoya programas educativos para impulsar la música entre los jóvenes de nuestro país.

En el mes de concientización sobre el cáncer de mama, luego de aquella experiencia transformadora, la guitarrista habló de esta enfermedad, pero también de la guitarra, como compañera inseparable. A su vez, del papel como gestora de un instrumento que contribuyó a construir el ideario cultural de toda América Latina.

Recuerda el diagnóstico, en 2015, y comparte que lo primero que a uno le pasa por la mente son las experiencias de vida, las que acuden a tu encuentro y te ayudan a plantearte cómo vas a lidiar con la situación.

Cuenta que los músicos clásicos tienen la disciplina como compañía diaria; trabajan todos los días para ver cómo hacer que la música suene mejor; y están acostumbrados a resolver problemas, buscar posibles caminos para alcanzar una solución.

“El momento de mi diagnóstico fue muy fuerte emocionalmente, pero ahí vino mi matriz de músico clásico. Pensé: ¿Cómo puedo solucionar esto con las herramientas que tengo a mi disposición, que son la ciencia, la fe y el afecto? Así que creí y me dejé querer. Mis amigas no me dejaban ir a ninguna cita médica sola. Esos eran momentos de inmensa fortaleza, porque nada te hace tan fuerte como el afecto", rememora.

Resalta la inmensa fortuna y privilegio de poder tratar la enfermedad en Paraguay, con los mejores profesionales disponibles.

“A los médicos les encomendé mi vida, mi futuro. Si la cirugía tocaba algún músculo más allá de los necesarios, todo el trabajo que cultivé por años se perdía, porque no hubiese podido tocar más la guitarra. La cirugía era delicada para alguien que invirtió tanto tiempo en sus manos para hacer un trabajo tan frágil como tocar guitarra clásica. Podía perderlo todo fácilmente. Pero me sentí cobijada en la tierra roja del Paraguay”.

El proceso de recuperación con la guitarra como refugio

La guitarra me permitió enfocar mi cabeza en la Berta que sería luego de que pasara toda la enfermedad, porque siempre tuve la confianza de que me iba a recuperar, confiesa Rojas.

Indica tres momentos importantes en los que se vinculan el cáncer y la música, posterior a la cirugía.

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Al tomar la guitarra por primera vez; “Cuando tuve un poco de fuerza toqué la obra más emblemática de mi crecimiento como artista, titulada “La Catedral”. La canción tiene un tercer movimiento en el que el compositor, Agustín Barrios, un prodigio de la música paraguaya, teje una filigrana muy compleja de arpegios que son muy difíciles de realizar. Luego de hacer el tercer movimiento, llamé a mi médico y le dije que podía tocar el tema".

Entendió que lo habían logrado, que la cirugía había sido exitosa.

Luego la guitarra fue parte esencial para sobrellevar las quimioterapias: bebía someterse al tratamiento cada 21 días.

“La quimioterapia te ayuda a recuperar la salud, pero te deja muy débil. Yo regresaba a mi casa hecha una piltrafa después de cada sesión. La pasaba mal dos o tres días, pero en cuanto podía me iba a la guitarra. De ahí nació el vínculo tan importante con mi instrumento, que se llama la Rojita. Mi guitarra me esperaba hasta que pudiese levantarme otra vez”.

Cada vez que podíamos, nos uníamos y construíamos música, y así fue hasta el momento de tener el alta y empezar mi vida otra vez, menciona.

El tercer momento, sumamente importante: utilizar esa misma guitarra que la ayudó a recuperarse, para agradecer.

Relata que el primer concierto fue uno privado, para sus médicos en Paraguay, en el Centro Cultural Paraguayo Americano. Toda la sala para ellos y pudo decirles: Gracias.

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