Con seis discos editados y una trayectoria que fusiona el folclore argentino con el pop acústico, Maxi Pachecoy llega desde el Chaco con una propuesta íntima, cuidada y profundamente conectada con sus raíces. Su último trabajo, “Arte Sano”, es una declaración de principios: música que respeta los tiempos, hecha con dedicación artesanal, y que busca generar un vínculo emocional duradero con quien la escucha.
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Su visita se alinea con el espíritu de Eko’ápe Feria Fest, cuyo lema es tender puentes entre arte y naturaleza. En formato guitarra y voz, Pachecoy ofrecerá un recorrido por sus seis discos, incluyendo canciones recientes y piezas emblemáticas, en un ambiente que invita a la escucha atenta y a la conexión cultural entre Paraguay y el nordeste argentino.
-Viniste hace más 10 años, cuando todo era muy distinto y no existía lo que hay ahora. Hoy todo está explotado con las redes sociales y plataformas como Spotify. ¿Cómo te manejaste con ese cambio y con el tema de las redes?
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-Me llevo bastante bien. Trato de ser cuidadoso con el tiempo que les dedico, la finalidad y para qué las uso. Considero que hoy en día, para los músicos y para otras profesiones, las redes sociales son muy importantes. Sin embargo, hay que tener cuidado de no hacer cosas solo para que funcionen en ese formato. Por ejemplo, la velocidad actual te lleva a sacar la introducción de un tema para que la canción empiece directamente, pero creo que no debemos caer en ese error. Hay que respetar lo que uno quiere hacer y no estar tan pendiente de reducir los tiempos.
“Arte Sano”: canciones que perduran en el tiempo
-Claro, pareciera que la música se está convirtiendo en comida rápida. Te da una satisfacción instantánea, pero después buscas algo más “sano”.
-Justamente, mi último disco se llama “Arte Sano”, así que voy por esa misma línea de cuidar lo que se dice. No estoy en contra de la música como entretenimiento o de la música “descartable”. Sin embargo, a mí me gusta más la vajilla de mi abuela (risas). El plato de cerámica y las cosas que duran y perduran en el tiempo. Las obras que perduran suelen tener una mayor profundidad, y a mí me gusta ese tipo de arte.
-Además de que te gusta, es como una analogía a esos recuerdos que son duraderos.
-Exacto. Si te pones a pensar, también es una conexión emocional con lo que te está pasando. Cuando hay una conexión emocional profunda, por lo general, eso perdura en el tiempo. De alguna forma, te toca, te moviliza y eso es lo que hace que se sostenga a largo plazo.

Una carrera a pasos firmes
-Y en estos años, ¿cómo viviste la expansión de tu carrera? Desde que te ví acá hace diez años y ahora tu carrera ha crecido mucho. Pasaste de ser un chico con una guitarra a tener un montón de colaboraciones que fuiste construyendo. ¿Cómo lo viviste?
-Ha sido un viaje alucinante y lo sigue siendo. Estuvo lleno de sorpresas inesperadas para mí, muchas de las cuales creo que están relacionadas con lo que hablábamos antes: la constancia y el trabajo consciente. Traté de mantener una línea, y esa línea se mantiene cuando te obedecés a vos mismo. Durante todo este tiempo, me esforcé por escucharme, rodearme de gente talentosa y trabajar lo mejor posible con los recursos que tenía. No hay otro secreto que trabajar mucho.
Creo que todo eso hizo que otros artistas también percibieran mi proyecto y fuera más fácil que se acercaran. Imagino que también les tuvo que gustar la propuesta, porque si no les gusta, no se acercan. He tenido mucha suerte y constancia, una mezcla de cosas que me llevaron a poder desarrollar mi carrera cada vez más, de a poco. Me tomó tiempo, pero estoy contento de que así fuera porque creo que tiene que ver con dar pasos firmes. Eso es lo que, al final, sostiene una carrera a largo plazo.
-Hablando de los pasos que das y de la velocidad actual, ¿cómo equilibras tus propios ritmos y tiempos con lo que, de alguna manera, “exigen” las nuevas plataformas?
-Sotengo que mi forma de sostenerlo es obedecerme a mí mismo, más allá del resultado. Vivimos en un mundo muy exitista, donde el éxito debe ser inmediato. Esto se ve mucho en Argentina con el movimiento del rap y el trap, donde muchos chicos llenan un estadio en solo dos años de carrera. Y eso me parece genial, no lo critico para nada.
Sin embargo, yo me mantengo firme en mi principio de la obediencia. Mi mayor desafío es ir mejorando conmigo mismo con el tiempo, sin importar si el resultado es o no inmediato. Lo que realmente me hace feliz es sentir que estoy cerca de lo que quiero hacer. Ahí es donde me siento bien y por eso sigo ese camino.
El papel del productor y la intuición al componer
-Hablando de tu forma de componer, ¿cómo lo desarrollas? Una pregunta que siempre quise hacer, y creo que es distinta para cada artista, es: ¿cómo sabes cuándo algo está listo? ¿Cuál es esa intuición que te dice: “esta canción ya está”, “este disco está terminado” o “este es el concepto”?
-Esa es una muy buena pregunta. Creo que aquí entra la importancia, no siempre reconocida, del rol del productor artístico, al menos en mi caso. El productor es la persona que te ayuda a poner un límite a la búsqueda infinita del artista. Muchas veces nos quedamos dándole vueltas a una canción, y el productor te dice: “La toma 5 ya está bien, no sigas grabando voces”. Por eso, creo que hay que revalorizar el papel de los productores, porque es clave para cerrar el proceso.
En cuanto a la parte compositiva, es mucho más intuitiva. Nunca sabes bien por dónde empezar. Una canción puede surgir de cualquier lado: del ritmo, de la música, de la melodía, de la armonía o de la letra. Entras en una especie de diálogo con la canción, y la obedeces a medida que te propone cosas. Al mismo tiempo, usas tus herramientas para darle una forma determinada. Es un juego maravilloso que todavía no termino de entender y creo que nunca lo haré, pero me encanta jugarlo.
-Claro, es divertido a veces vivir en esa incertidumbre. Si ya tuvieras todas las respuestas, sería como: “¿Y ahora qué?”.
-Justamente, y ahí es donde surge la pregunta de: “¿Qué género haces? ¿Tocas folclore? ¿Pop?”. Hay una necesidad de encasillar la música en un género. Por suerte, hoy en día eso está mucho más abierto y el público asimila mejor la idea de que un músico pueda explorar distintos géneros, que es justo lo que me pasa a mí. A lo largo de mi disco hay diferentes géneros.
Creo que eso es bueno porque, al final, es música. Si es uno mismo quien la compone, siempre habrá un hilo conductor a lo largo de todo el recorrido. Es muy difícil que te alejes por completo de tu esencia.
-Claro, siempre hay una raíz, la identidad al final.
-Esa identidad es lo que te permite jugar con lo que quieras. El solo hecho de que sea la misma voz en todos los discos ya crea un hilo conductor muy fuerte, más allá de la instrumentación o los ritmos. La voz es lo primero que llega. Así que no pasa nada con experimentar un poco.

La madurez y la evolución de la composición
-Y hablando de jugar y de componer, ¿sientes una diferencia entre el Maxi que componía hace 10 o 15 años y la forma en que lo haces ahora? ¿Influye la madurez que te da el tiempo?
-Sí, sí, siento, a veces para bien y a veces para mal (risas). Hay cosas de antes que me gustaban mucho y otras de ahora que también me gustan. Sin embargo, trato de no caer en esa trampa. Me digo a mí mismo: “Yo componía de cierta forma, pero no tengo que seguir componiendo siempre de la misma manera”. Eso sería un límite.
A medida que uno cambia, la composición también cambia. Si surgen canciones más simples, está bien que así sea; y si son más complejas, también. Lo interesante es estar siempre abierto a la creatividad, sin importar cómo se presente. No hay que juzgarla, pensando: “Me gustaba más lo de antes” o “Lo de ahora no sirve”. Hay que respetar y cuidar el proceso, dándole espacio para que aparezca como tenga que aparecer.
-Claro. Y si en algún momento aparece una crisis existencial, artísticamente hablando, ¿cómo lidias con ella? ¿Qué herramientas usas?
-Me ha pasado muchas veces pasar largos periodos sin componer. Sé que no me ocurre solo a mí, sino a muchos compositores. Esos periodos suceden. La clave es tener paciencia, no asustarse y entender que es parte del proceso. Siempre hay que mantener la “antena” encendida. En algún momento la inspiración regresa, y cuando lo hace, debes estar preparado para entender cómo llega y poder capturar esas ideas.
Es importante tener herramientas muy sencillas a mano: un celular para grabar una idea o una guitarra para poder bajarla. Hay que estar atento a esos momentos en los que sucede. A veces pasa entre sueños, cuando te estás acostando o levantando, y se te viene una melodía. Tenés que levantarte y grabarla. Hay que estar “pescando” esas ideas y melodías todo el tiempo. Primero las registras y después las empezás a trabajar.
-O sea, siempre estás atento, pero ¿en qué momento te tomas un descanso? ¿Hay desconexión o es difícil?
-El punto es que es precisamente en esos momentos de desconexión cuando más suele aparecer la inspiración. Cuando menos lo estás buscando, es más probable que ocurra. Por ejemplo, vas manejando, pensando en mil cosas y de repente aparece. O vas caminando por la calle, cantas una melodía sin darte cuenta y te preguntas: “¿Por qué estoy cantando esto?”. Y tenés que grabarlo.
Cuanto menos fuerces la aparición, más probable es que suceda. Es un proceso más lúdico, como el de un niño. Tenés que simplemente jugar. En mi caso, yo ya no me siento a “componer”. Lo que hago es registrar pequeñas ideas y fragmentos. Luego, los escucho y me digo: “Esto está bueno, ¿cuándo lo hice?”. Me olvido por completo, y cuando lo redescubro, agarro la guitarra y empiezo a trabajar en ello.
Un disco nacido de 50 canciones
-¿Y este nuevo disco, en qué momento de tu vida aparece?
-En realidad, es un resumen de10 de 50 canciones que tenía hechas. Tuve que elegir entre ellas, y el rol del productor fue fundamental. Yo tenía una idea clara de la estética que quería: un disco acústico, folk y pop, con las guitarras y las voces muy al frente. Así que seleccionamos las canciones que funcionaran mejor en ese formato. Son canciones que compuse desde la pandemia en adelante. Rescaté ideas y fragmentos de todo ese tiempo.
Me encuentro en un momento muy bueno, con mucha actividad. Estoy trabajando y tocando mucho, grabando y haciendo participaciones. Y eso es lo que me trajo hoy aquí a Paraguay, donde estoy muy feliz de estar.
-Me imagino que eso también es un salvavidas. Sé que en tu país, igual que en el nuestro, están viviendo momentos muy difíciles para la cultura.
-Es muy difícil, y mantenerse a flote en esta marea es un desafío enorme. No es nada fácil, las cosas no se nos ponen sencillas a los artistas. Lamentablemente, en Argentina es muy complicado. Por eso, tenés que ser muy inteligente y saber cómo manejar las herramientas que tenés para poder seguir desarrollando tu carrera, sin hablar de los costos.
Creo que lo importante en estos casos es, y volviendo al tema de la velocidad, no detenerse. No importa a qué velocidad lo hagas, lo crucial es que el contexto no te ahogue. Tienes que mantenerte a flote a tu manera y seguir avanzando, aunque sea con pequeños pasos. Hay que seguir ahí, en el camino, sin abandonar el contacto con la creatividad, con el arte y con la música.
-¿Qué otro “antídoto” podrías aconsejar para mantenernos a flote? Quizá el contacto con la gente o con otros artistas.
-Me iría a un lugar mucho más personal, porque creo que la clave está en cómo te enfrentas a la situación, más allá de lo compleja que sea. Es algo muy personal, pero al mismo tiempo muy simple. Yo, por ejemplo, medito, hago ejercicio y trato de alimentarme bien. Todas esas cosas son muy importantes para poder lidiar con un contexto difícil y ver con más claridad cuál puede ser el camino para seguir adelante. Suena un poco profundo, pero es así.
Puentes culturales
-Entonces, ¿cómo será el show deeste sábado? Donde también vas a compartir escenario con otros artistas paraguayos.
-Sí, es en el puerto, un lugar precioso, según me contó Anna (encargada de prensa). Voy a hacer un pequeño recorrido por mis seis discos, con canciones que funcionen bien en formato de guitarra y voz, que es el que traigo ahora. Quiero compartir un puñado de mis canciones, incluyendo algunas del nuevo disco.
Como decíamos al principio, quería volver a Paraguay para reconectarme con la gente, con los músicos y tender puentes, como para recibir a gente en Chaco o en Buenos Aires. Creo que es un momento para estar unidos y en comunión. Esa es la principal razón por la que vine, además de compartir mi música, por supuesto.