Lizza Bogado abrirá su “Laboratorio del alma” con un concierto íntimo y lleno de honestidad

Con más de cuatro décadas sobre los escenarios, Lizza Bogado presenta su nuevo disco “Laboratorio del alma”, en un espectáculo que promete emoción, teatralidad y mucha verdad. Será este jueves 10 de julio, a las 20:30, en el Teatro de las Américas del CCPA (José Berges 297), con entradas a G. 100.000.

Lizza Bogado.
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Después de años de trayectoria, la artista paraguaya Lizza Bogado presenta un disco hecho mayoritariamente con canciones propias. A sus 64 años, confiesa sentirse plena, emocionada y, sobre todo, fiel a sí misma. Es que para ella “Laboratorio del alma” no solo es un álbum musical, sino también un espacio sensorial que reúne décadas de experiencia artística: desde el canto hasta la danza, pasando por el teatro, el diseño, la pintura y la docencia.

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“Este es el concierto más importante del año para mí”, afirmó Lizza. “Es como estar en la altura, como una trapecista con red… pero llena de emoción”. En escena la acompañarán seis músicos que han sabido entender sus tiempos, sus silencios y su interpretación.

En escena estarán con ella Esteban Godoy (producción y piano), Paula Rodríguez (bajo), Dahia Valenzuela (guitarra), Ramón Mendoza (guitarra), Gonzalo Resquín (percusión) y Sixto Corbalán (arpa).

Asimismo, como antesala al espectáculo, se podrá ver una exposición con recuerdos de sus inicios: vinilos, reels y hasta el vestido original de su primer concierto.

Un disco esencialmente personal

El disco tiene una carga muy personal: son canciones escritas desde sus vivencias más profundas, sus alegrías, sus pérdidas, su rabia, su ternura y su amor por el Paraguay.

“Lo que me hace feliz es que todo este trabajo refleja quién soy hoy”, mencionó la artista. “Soy rebelde, curiosa, inquieta… y siento que este disco me representa por completo”.

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Arte por los poros

Bogado no se detiene: está preparando una gira nacional, grabando un disco de guaranias por el centenario del género, escribiendo un libro sobre el origen de sus canciones y ensayando un unipersonal con Fátima Fernández Mercado que reunirá todas sus facetas artísticas, para celebrar sus 45 años con la música.

“Quiero que este trabajo sirva de inspiración a las nuevas generaciones. Que sepan que vale la pena contar nuestras verdades, que el arte también es un acto de valentía. A veces me llaman ‘maestra’, y eso me compromete a seguir aprendiendo y entregando lo mejor de mí”, señaló.

Con este lanzamiento, Lizza Bogado se reafirma como una artista integral, coherente y luminosa, que sigue apostando por la emoción, la belleza y la autenticidad. Una creadora que, no permite que nadie le corte las alas.

-Hola Lizza, ¿cómo vivís la emoción de este nuevo lanzamiento en este punto de tu carrera? No sé si es diferente que cuando comenzabas recién.

-Esto es totalmente diferente. Tenía 20 años cuando arranqué todo con mi primer disco, que salió en vinilo, ¡imagínate! Se llamaba “Yo soy la morena”. Era toda una experiencia; como entrar a un mundo que no conocía y que tuve que descubrir con todo lo que eso significa: alegría, llanto, incertidumbre, caídas. Pero ahora, regresar con todo desde 2023, con una productora y un asistente que me ayuda en todo esto (algo que no tuve antes), es diferente.

Es trabajar en equipo y sentir que hay gente que confía en mi trabajo y me impulsa. Con toda la experiencia acumulada, tiene otro sabor, otro feeling. Igual, siempre están esas mariposas en el estómago. Este jueves es mi gran día, mi concierto más importante del año, porque llevo toda la carga del evento, aunque tengo el soporte de seis músicos fantásticos que entienden mis ritmos, mis silencios y mi manera de interpretar. Lo lindo es que son todas canciones mías. Me siento como una trapecista, con toda la emoción de estar en la altura y saber que siempre hay un peligro.

-Pero si te caes, tenés quien te sostenga.

-Siempre un trapecista tiene una malla, una red de contención, ¿verdad? Y también porque el 99% del repertorio de mañana son canciones mías. Solo una es un tema muy tradicional que grabé en 1983, llamado “Ka’aru nde rehe’y”, al que le hice una reversión con esa nostalgia de domingo por la tarde. Otra canción es “A veces quiero ser”, que hice en coautoría con Mario Casartelli y Augusto Barreto, y que defendí en 1985 en Sevilla, España. La gran sorpresa es el estreno en Paraguay de “Flores de Asunción”, cuya música es de Ismael Ledesma. Tengo el honor de haberle puesto letra a esa canción tan icónica de Ismael, y él está feliz. Esto me pone totalmente feliz porque la estrenamos mundialmente en la Unesco y ahora se estrenará en Paraguay con el toque de arpa de Sixto Corbalán.

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-¿Qué presenta entonces poder hacer este concierto y lanzar tus canciones?

-Es una aventura. Es también un homenaje a las personas que me inspiraron y alentaron a escribir mis propias canciones.

Empezaré nombrando a César Cataldo, quien le puso música a “Canto y Plegaria”, un tema de 1983. César leyó la letra y me dijo: “Qué linda esta letra, me permití hacerle la música”. Yo le respondí: “Para mí es un honor”. Yo recién me iniciaba y él ya tenía sus años. Esa canción quedó allí, reversionada para el proyecto “Aires Nuevos” con Pedro Martínez. Él le hizo unos arreglos preciosos que luego se grabaron en el disco “Esperanza y Fe”, donde tuve a muchos invitados de esa preciosa camada de talentos jóvenes, y gran parte de ellos están conmigo en ese material.

También, por supuesto, es un homenaje a Remigio Pereira, el gran trombonista, quien me dio la alegría de hacer la obertura y los arreglos de un tema mío que se llama “Paraguay, mi pasión”. Estábamos ensayando para un evento y le dije al productor que quería cantar mi canción, porque este no fue un camino fácil, sino muy peleado y largamente transitado para llegar a estas instancias.

Después, nos encontramos varias veces en el estudio para grabar. Él me dijo: “Lizza, ¿qué haces haciendo otras cosas? Sentante, encerrate y componé, componé, componé, porque se nota que todo lo que escribís sale del fondo de tu alma”.

Entonces, decidí volver a componer desde el año 2000, y poco a poco se fueron sumando canciones como “Gracias”, “Vuela Óscar”, “Dame una mirada”, “Herencia”, “Madre”, “Sol de mi otoño”, “Volverás a volar”. Fueron saliendo, como mariposas del fondo de mi alma, de mis vivencias, mis alegrías, mis tristezas, mi rabia. Mis canciones hablan mucho de todo lo que, como ciudadanos en Paraguay, sentimos; no solo en relación con la patria en sí, sino muchas cosas más. Y también, por supuesto, hay canciones alegres, como la vida misma.

También en 2023, Berta Rojas me llamó (y nobleza obliga a decirlo) me preguntó: “¿Qué te pasa? Te siento estancada. Te llamo para hacerte un desafío: a ver si te animas a hacer un álbum en un año”. Me dejó así, como en shock. Fue un sacudón que necesitaba en ese momento porque estaba estancada con muchas cosas de mi vida privada, de mi día a día, de la familia. Soy muy familiera y muy responsable de mis afectos, y estaba ahí, estancada. Fue un sacudón.

Entonces llamé a Esteban Godoy y a Dahia Valenzuela y les dije: “Tengo todas estas canciones, juntémonos. Quiero que esto sea un laboratorio, no una producción musical. Quiero que cada uno vaya poniendo lo que le dicta la canción, que sea un laboratorio sensorial, donde nadie pise por encima del otro, sino que todo sea una conjunción exacta del sonido”. No digo que sea perfecto, pero refleja mucho lo que soy, mi esencia. Parto de la premisa de que en esta etapa de mi vida quiero que todo sea más sensorial, como será el espectáculo de hoy. La idea es que la gente entre conmigo a este laboratorio.

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-¿Y qué te genera volver a preparar todo esto? Este concierto que me estás contando es especial, con todos sus ingredientes.

-Es un desafío muy grande. Primero, estoy haciendo actividad física; me doy cuenta de que es muy importante para oxigenar el cerebro. Trato de descansar y dormir bien, porque realmente no estaba cuidando mi salud de manera responsable. Estoy escuchando mucha música, pensando todo el tiempo en cada canción.

Esto será también una cuestión bastante teatral, porque ya me estoy encaminando hacia mis 45 años con la música, o la música conmigo, que será el año que viene. Desde hace seis meses, estoy trabajando con Fati Fernández Mercado en un unipersonal donde mezclaré todos mis caminos en el arte. Muy poca gente sabe, o solo la gente que me conoce, que soy profesora de danza, coreógrafa, estudié diseño de trajes en escena, me gusta la pintura (lo hago como hobby), hice teatro y musicales, y trabajé con los mejores directores de escena y grandes actores.

Con Fátima dijimos: “Vamos a juntar todo esto en algo que será una sorpresa”. Tengo entendido que será la primera vez que se haga algo así en Paraguay, porque quiero algo especial. Tengo mucha gratitud con la gente que, a pesar de mis ausencias en varios momentos de mi vida, sigue en contacto. Siempre siento un cariño que me gané con mucho esfuerzo y procurando ser coherente con mi discurso.

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-Eso hoy en día es un reto también, con lo rápido que se está actualizando el mundo, la velocidad de las cosas que nos propone la vida misma.

-Leí o escuché una vez que el artista siempre tiene que ser cronista de su tiempo, y siempre intenté hacer eso. Soy una artista que se ha movido en varias aguas, soy bastante ecléctica. Como buena pisciana que soy, me muevo en diferentes ámbitos: vengo del folclore, nací con él, pero también hice rock, flamenco, canté en otros idiomas e hice folclore internacional.

Siempre me lanzo a aguas muchas veces desconocidas para mí, también por mi permanente curiosidad. Quizás sea mi faceta de la niña que nunca termina de morir dentro de mí, de ser muy curiosa y de querer probar. Pero eso también tiene sus riesgos. Recuerdo una vez que quise nadar, me tiré a la pileta, y resultó ser la parte más honda; casi me ahogo, si no fuera por mi mamá que vino y me sacó de los pelos, me moría. Pero pienso que la vida tiene sus riesgos, y en ese sentido, soy bastante rebelde, en el buen sentido de la palabra. Nunca permití que la gente me cortara las alas.

Cuando me digo a mí misma “hacete caso, andate por allí”, me hago caso, porque las veces que no lo hice y no escuché a mi yo interior, me estrellé. Creo que cada uno va haciendo su arquitectura de vida. Pero equivocarse forma parte del crecimiento de un ser humano. No me considero una sabionda en esta etapa de la vida, y cuando la gente me dice “maestra”, me parece un compromiso demasiado grande, porque también existe el peligro de que una maestra se equivoque.

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-¿Algo más que puedas adelantarnos de la noche?

-También habrá una exposición de todos mis vinilos. Encontré el vestido que usé en la presentación de mi primer disco. Voy a poner eso y cosas icónicas, como los reels de mis primeros discos, porque mucha gente no tiene idea de lo que es un reel de esa época. Antes, el máster venía en un reel enorme. Era enorme, y tenías que cuidarlo mucho porque si se te caía, la cinta volaba por todas partes. Recuerdo mi primer reel, bien empaquetado, yendo a Brasil, donde me hicieron los primeros mil discos, porque lo mínimo que se podía hacer en una fábrica eran mil discos, y para Paraguay eso era demasiado.

“¡Cómo se ha facilitado!”, les digo yo a los jóvenes. Ustedes la tienen súper fácil, porque todo ya es en la nube, todo es virtual, no tienen que cargar con tantas cosas. Antes, yo iba a cada radio, “caradura”, diciendo: “Hola, soy Lizza Bogado, estoy cantando, les traigo mi disco”. Tenía que hacer todo un periplo y salir corriendo para sintonizar la radio a ver si ponían mi disco. Era una aventura absolutamente maravillosa, que ahora se transforma en otro tipo de aventuras. Será una noche de muchas sorpresas, porque hace mucho tiempo me debía algo así, y le debía algo así a mi público.

Lizza Bogado.

-En eso estaba pensando. Hace mucho que no lanzas un disco, y ahora estás mostrando muchas canciones tuyas.

-Estoy volviendo con todo. Gracias a Dios, tengo una productora; de hecho, donde también armo mi pequeño estudio de grabación. Cada vez me cuesta más salir de casa, y también me doy cuenta de que, por más que la gente piense que tengo una trayectoria muy larga, conseguir patrocinadores no es fácil. Por eso, quiero agradecer a las empresas que me dijeron que sí: Xbri, Codisa, APA, AIE, Supermercado Guaraní, Artemera y AO.

Estoy aprendiendo mucho en esta etapa. Hay muchas cosas muy nuevas para mí, y es un gran desafío en este momento de mi vida. Ahora estoy grabando el álbum de Guaranias por el centenario de la Guarania. Después de esto, quiero armar mi gira nacional, algo que me debo a mí misma. Nunca hice una gira nacional así, de una vez por todo el Paraguay, y quiero hacerlo. Estoy con todas las pilas. También estoy escribiendo un libro con las historias de cómo nacen estas canciones, porque no surgen de la nada. Cada canción tiene su porqué, su destinatario, su para qué, y creo que es bueno saber cómo nace una canción. Estoy con muchas cosas.

Lizza Bogado.

-Pero son todas cosas que te mueven y que te emocionan, y que al final, es un legado que perdura. Me parece hermoso que a esta altura de tu vida estés haciendo todo eso, como algo que te debías también.

-El otro día recibí un mensaje de una persona que vivió 20 años fuera de Paraguay. Me dijo: “Vengo y recién ahora te conozco, y me encanta tu trabajo”. O, de repente, en el gimnasio al que voy ahora, un chico joven de 20 o 25 años me dice: “Sos cantante”. Le digo: “Sí”. Me pregunta mi nombre. Al día siguiente, me dice: “¡Dios mío, entré a Google! ¡Había sido que vos sos una celebrity y estás con nosotros acá!“. Entonces, le digo: “Pregúntale a tu abuelo, pregúntale a tu tío, a ver si hay algún dato”. Lo lindo es que hay gente cuyos hijos o nietos se vuelven a enganchar con mi música, y eso es hermoso. Es ver que esta nueva generación tiene la curiosidad de conocer a los artistas que todavía estamos vigentes, creo yo. Ahí estamos.

Pero estoy muy feliz de poder cantar mis propias canciones. Ha sido un camino muy largo y no es fácil. En este trayecto, muchas veces tuve que negociar (en el buen sentido de la palabra) con productores que me decían: “No, canta solo lo que es más conocido, lo que la gente va a enganchar”. Pero yo me impuse y dije: “No”.

Quiero que mi trabajo sea una inspiración y un legado para las nuevas generaciones. Quiero decirles que no permitan que nadie les corte las alas, que cuenten sus verdades, que hablen a través de su arte sobre cosas reales, cosas que nos pasan. Porque de eso se trata el arte: de contar, de entretener, pero sobre todo de inspirar y de llegar al corazón de la gente.

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