Un verdadero tesoro musical recuperado. La colección, que lleva por nombre “Caminos del Barroco del Nuevo Mundo”, abarca más de 300 años de música compuesta entre 1550 y 1900, e incluye partituras originales de compositores tanto latinoamericanos como europeos. El archivo contiene piezas de un estilo rococó y barroco exquisitamente ornamentado, entre las que se destacan obras creadas en plena época colonial por autores nacidos en el Alto Perú, el actual Paraguay y otras regiones de América del Sur.
Después de décadas de cuidado por parte de la Fundación Rencontres Musicales de Sarrebourg, y reconociendo la necesidad de encontrar un nuevo custodio, se tomó una decisión sin precedentes: donar el archivo a Paraguay a través del programa Sonidos de la Tierra, reconociendo su labor incansable en la formación de jóvenes músicos y orquestas comunitarias en todo el país.
Una entrega simbólica y un legado vivo
El pasado 5 de junio, en un acto protocolar en el Templo Protestante de Sarrebourg, autoridades francesas y representantes de Sonidos de la Tierra realizaron la entrega simbólica del archivo. El maestro Luis Szarán, fundador del programa, recibió la colección junto a Ricardo Dos Santos, miembro del directorio de Sonidos de mi Tierra, destacando la importancia de este gesto no solo como una donación, sino como un acto de confianza y reconocimiento internacional.
En palabras de la fundación donante: “Sonidos de la Tierra ha construido, durante más de 22 años, un entramado musical, educativo y social que hoy lo convierte en el guardián ideal de este patrimonio”.
Una gira que hace historia
Esa misma noche, el Ensamble Paraqvaria, bajo la dirección de Ian Szarán, abrió oficialmente el festival con el programa “El gran barroco del Paraguay”, que incluyó música instrumental de Domenico Zipoli, cantos tradicionales y piezas rescatadas del propio archivo. El concierto fue de un gran éxito que cosechó ovaciones y aplausos.
La gira continúa el 9 de junio en Metz, donde músicos paraguayos se unirán al Coro de la Catedral de Metz y una orquesta francesa para ofrecer el programa conjunto: “Esplendores del barroco entre el pietismo de la Reforma y el fervor indígena”, bajo la batuta de Christophe Bergossi e Ian Szarán. El repertorio incluye composiciones de Juan de Araujo, Roque Ceruti, Blas Tardío de Guzmán y Roque Jacinto de Chavarría, todos nombres que alguna vez resonaron en catedrales coloniales, y que hoy vuelven a la vida.
Voces del Paraguay en Francia
La delegación paraguaya cuenta con talentos como la clavecinista Ana Villamayor, la arpista Victoria Oviedo, y Alexander Chauffeaud, director de Paraguay Barroco y nuevo miembro de Paraqvaria. Además de los conciertos, se están realizando presentaciones didácticas sobre música barroca y folclore paraguayo en centros educativos de la región, sembrando curiosidad y admiración por nuestra cultura en tierras francesas.
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Un archivo para el mundo
El archivo “Caminos del Barroco del Nuevo Mundo” será oficialmente inaugurado en Asunción en octubre, y estará disponible para músicos e investigadores del mundo entero. Su llegada no solo consolida al Archivo Nacional del Paraguay como un centro de referencia regional, sino que invita a mirar hacia nuestra historia sonora con nuevos oídos.
En un mundo cada vez más ruidoso, recuperar estas voces del pasado –escritas con tinta sobre papel hace siglos– es también una forma de reencontrarnos con lo que somos. Esta gira no solo lleva partituras, sino una identidad musical que sobrevivió al olvido, y que hoy, desde Francia, vuelve a sonar con fuerza en nombre del Paraguay.
Un texto en el programa lo resume todo: En 1977, dos sondas Voyager fueron enviadas al espacio para recopilar datos sobre los planetas Júpiter y Saturno, y posteriormente sobre Urano y Neptuno. Se suponía que sus misiones durarían cinco años, pero los ingenieros lograron extender su vida útil, de modo que, incluso hoy en día, las sondas continúan viajando por el espacio. Cada una contiene un disco y un reproductor titulados Sonidos de la Tierra, concebido para servir como un mensaje “en una botella”.
Sabiendo que las posibilidades de que una civilización avanzada recupere, analice y comprenda el mensaje son escasas, nos conformaremos con otros sonidos de la tierra, infinitamente más cercanos (10.173 kilómetros, ¡y eso que vuela el Airbus!): los recopilados y desarrollados en Paraguay por la Fundación “Sonidos de la Tierra”, creada por el director Luis Szarán, que reúne las energías de más de 3.000 jóvenes pertenecientes a un centenar de comunidades de extrema pobreza en todo Paraguay en torno al concepto de “educación a través de las artes”.
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Liderando esta iniciativa, el conjunto Paraqvaria es el invitado de honor en este 38° festival en el marco de una colaboración más amplia iniciada hace muchos años y de la cual nació el conjunto “Paraguay Barroco”; una colaboración marcada este año por la donación de la biblioteca musical de Saint-Ulrich a los “Sonidos de la Tierra”.
LUIS SZARÁN: Valores sociales, humanos y musicales
—¿Cómo surgió el vínculo entre usted y este archivo tan valioso de música barroca latinoamericana?
—Tenemos un vínculo de amistad y de trabajo en paralelo de más de cuatro décadas en lo que se refiere al rescate del patrimonio musical de América Latina. Yo me concentré en lo de las reducciones jesuíticas de América del Sur, y aquí los amigos de Francia también trabajaron esa área y además en lo que es el barroco de México, del Alto Perú y otras partes del mundo. Ese fue el primer contacto, y la fundación que trabajó en Francia durante todos estos años, cuando culminó sus actividades y necesitaban destinar en algún sitio seguro este archivo de 4.000 partituras, querían que estuvieran reunidos en un solo sitio. Entre todas las organizaciones que ellos consultaron en América, de donde son originarias –no querían que esté en Europa– pensaron en la forma de devolver todo lo que fueron recopilando en todo este tiempo a sus sitios de origen. Entonces han elegido a Sonidos de la Tierra como destinataria de este valioso patrimonio, que nosotros, a su vez, nos aliamos con la Secretaría Nacional de Cultura para que esto tenga el acceso de todo el mundo”.
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—¿Qué sintió al saber que estas obras iban a quedar protegidas y disponibles en Paraguay?
—Realmente siento una emoción muy grande, ya que nosotros, desde Sonido de la Tierra, que nos dedicamos a la formación de valores sociales, humanos, luego valores musicales, tenemos 23 años de actividad ininterrumpida instalando escuelas en todo el país en los 17 departamentos en alianza con cantidad de instituciones, organizaciones privadas, públicas. Yo también cuento con un patrimonio personal que fui reuniendo con alrededor de más de 3.000 libros y partituras que fui adquiriendo y transcribiendo. Ahora continúa con mi hijo Ian, que ya publicó una gran cantidad de trabajos. Es una emoción muy grande y, sobre todo, nos satisface la confianza en el trabajo que hacemos, y que esa confianza haya sido generada en el viejo continente y con viejos amigos de aquí, en Francia”.