El encuentro entre ambos artistas se materializó en una conmovedora versión del tema principal de “The Last of Us”, obra de Santaolalla que musicaliza el universo post-apocalíptico del afamado videojuego que también fue adaptado como serie para HBO. Pero lejos del caos, entre ellos la música brota con esperanza, profundidad y raíces. En una conversación, ambos revelaron los hilos que tejieron esta colaboración.
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“El ronroco se ha universalizado a través del uso que le da Gustavo en su música”, reflexionó Berta. “Su figura, su música, y con todo esto, el ronroco ha crecido enormemente”, dijo.
Santaolalla, en su hablar también sereno, le devolvió la admiración: “Conocer a alguien con esa capacidad de expresión y de virtuosismo, con ese manejo del instrumento, que quiera tocar una música mía y que quiera que la toquemos juntos… me parece increíble”.

Ambos coinciden en algo fundamental: el arte como puente entre lo ancestral y lo contemporáneo, entre la identidad y la innovación. Así lo expresa Gustavo al hablar del ronroco, históricamente relegado frente al charango, pero hoy reivindicado como voz propia. “Creo que el ronroco tiene una capacidad de representar al planeta. Siempre estuve muy interesado en que la música pudiera expresar quién era y de dónde venía”.
Berta, por su parte, habló de la experiencia como un viaje casi místico: “Su capacidad como músico es tan inmensa como su humanidad. Es como entrar a un universo mágico”.
Música para la esperanza
A partir de esa conversación, surgió la oportunidad de profundizar con Berta en una charla para ABC. En sus respuestas, queda claro que este proyecto va mucho más allá de una colaboración musical: es una declaración poética y política sobre lo que significa ser latinoamericano hoy.
La historia de “The Last of Us” transcurre en un mundo post-apocalíptico. Pero en esta versión musical se percibe belleza y esperanza. En ese sentido, ella afirmó creer que “el mundo entero pide refugiarnos en lo que nos distingue como humanos para encontrar las respuestas que van a definir nuestro futuro… Creo que en esas respuestas iremos encontrando de nuevo el valor de palabras como generosidad, empatía, solidaridad que se van desdibujando en este tiempo".

El poder transformador del arte también aparece como faro para Berta, ya que confirmó que “el arte apela a esas otras finas capas de nuestro ser”.
“No somos unidimensionales, tenemos todo un universo interno donde poder resonar con la naturaleza y con ‘el otro’. El arte nos invita a explorar todas esas capas que llevamos dentro para desde allí dar una mirada comprometida con nuestra esencia al mundo. Muchas veces por las urgencias que nos imponemos o por la prisa de la vida que elegimos, no nos detenemos a ver un sinfín de colores y texturas que a través de la música podemos percibir sutilmente con la emoción como premisa. La música es un canal para ese viaje más introspectivo".
En relación al ronroco y su nueva vida en la música contemporánea, Berta retoma la idea de Santaolalla de “tocar con nuestro acento”.
Gustavo “habla también de que el ronroco no sea un instrumento de raíz andina que se exprese solo en esa región, sino que pueda ser un medio de expresión abrazado por jóvenes músicos de todo el mundo. Es lo que está sucediendo hoy, ¡conozco jóvenes ingleses que están tocando el ronroco! Universaliza ese sonido y sus ritmos. ‘The Last of Us’ tiene en su escencia ritmica una chacarera".
“Creo que lo mas hermoso que le puede pasar a la música de raíz latinoamericana es que nutriéndose de su raíz esté dispuesta al desapego que implica la experimentación y de la búsqueda disruptiva de una nueva generación de jóvenes. Que crezca desde la rebeldía propia del espíritu joven“, dijo.

Y a la hora de hablar de su colaboración con Gustavo, respondió sin dudar que “lo que convoca (Santaolalla) es justamente esa identidad que trasciende fronteras y se abraza con el mundo. Ese es un sueño compartido”.
Finalmente, sobre su rol como artista latinoamericana que aporta a una narrativa global, Berta afirmó con convicción que “este viaje tiene pasaje de salida, pero no de regreso. A donde este viaje nos lleve ya no depende de nosotros. Incluyo en este ‘nosotros’ a Popi Spatocco y Sebas Henríquez que son mis compañeros en este viaje. Siento que cumplimos con nuestra parte que es hacer música desde el profundo amor a la musica, el respeto entre nosotros, la honestidad y alegría de compartir“.
Así, como esas cuerdas que emocionan desde el ronroco hasta la guitarra, la música de Berta y Gustavo se vuelve un eco que habla de nosotros, de nuestras raíces, búsquedas y esperanzas.