A Días de Júpiter salta al espacio con su EP “Juno”, mientras ya prepara su primer álbum

Así pareciera que ya lo tenían todo planeado, pero todo lo contrario a eso. El de este grupo fue de esos procesos que fluyeron desde la ilusión primigenia de crear música, sin ansias de conformar una banda. Las canciones fueron haciendo su camino en el tiempo, transformándose, saliendo desde mente, corazón, voz y guitarra, hasta ser hoy una realidad abrazada por los sonidos concebidos por cuatro integrantes.

Pancho González, Diego Zarza, Mati Cipolla y Carlos Dentice integran el nuevo proyecto musical llamado A Días de Júpiter.
Pancho González, Diego Zarza, Mati Cipolla y Carlos Dentice integran el nuevo proyecto musical llamado A Días de Júpiter.Kevin Cabrera

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Cuatro canciones ya están en el éter con el EP “Juno” y otras se están poniendo a punto para lo que será el primer material de larga duración de A Días de Júpiter. Pero ¿dónde y cómo existieron entonces estas canciones, si es que no había planes de formar una banda?

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La historia de este grupo es muy peculiar, porque justamente es la respuesta a ¿qué podría pasar si se juntan músicos que ya vienen con sólidos caminos recorridos, desde diferentes direcciones y abordajes sonoros, y eventualmente convergen?

Una de las principales respuestas, de todos modos, es la amistad que unía ya a tres de los cuatro desde hace muchos años. El punto en común de esa amistad entre Diego Zarza, Pancho González y Carlos Dentice, siempre fue la música en su Encarnación natal. Y es a la música a quienes todos supieron seguir, mientras también empezaron a escribir sus historias personales.

Después de compartir proyectos en común en su adolescencia y comienzos de la juventud, la vida los fue llevando por caminos diferentes, en tanto cada uno construía sus universos. Diego pasó por grupos como Garage 21, TPUPB o encaró una faceta solista, Pancho hace también lo suyo en Mente Nativa o Square Pants, Carlos formó Caminito del Bonsái, TPUPB o se dedicó también a un camino solista, por citar solamente algunos ejemplos puntuales de cada uno.

Entre idas y vueltas, de viajes entre Asunción y Encarnación, los intercambios de ideas de canciones entre Diego y Pancho, la génesis de este proyecto, empezaron un día (casi sin querer) a sentirse como algo que podía llegar ser una apuesta prometedora.

Cuando hubo un cuerpo interesante de obras, convocan a Carlos, quien también ya venía armándose una destacada carrera como productor y mezclador entre ambas ciudades. Así los tres empiezan a producir las primeras canciones que son parte del EP “Juno”, lanzado en octubre de 2024 y que contó en ese entonces con Marcelo Soler como colaborador en la grabación de las baterías.

Pero tenían que lanzar el primer videoclip y se dieron cuenta que oficialmente no tenían baterista fijo, hasta que Carlos propone a Mati Cipolla, quien también ya venía de participar en otros proyectos como Ciudad Mansa o Was it me? (en los que sigue). El músico aceptó enseguida la invitación, y con una anécdota que ellos recuerdan como peculiar, ya que al ser invitado Mati dijo que sí, sabiendo quiénes eran parte de la banda pero incluso sin escuchar aún las canciones.

Un salto de fe

Así el grupo tenía todo y estaba listo para salir al ruedo para empezar de nuevo y saborear el camino de ser emergentes. Es que ellos son conscientes de que por más que carguen en su historial con un recorrido en sus otros proyectos, toda aventura que empieza de cero implica un salto de fe y una apuesta a ciegas. En esta entrevista, ellos desarman esa pregunta, para explicar por qué es siempre un lindo riesgo, por más frase trillada que parezca, eso de volver a empezar.

“Yo siempre busco, personalmente aprender, y este género en particular de este grupo era algo que estábamos debiéndonos con Diego, con quien teníamos composiciones copadas en el pasado, porque uno nunca está parando en un estilo nomás, siempre está buscando crecer en la música”, es lo que afirmó Pancho González, bajista.

“Yo no estaba buscando un proyecto nuevo, de hecho, en un punto dije: hasta acá nomás y quería tener como máximo tres proyectos, pero cuando Carlu me envía la propuesta, me explica, me convence de que es un proyecto con súper potencial, también lo agarro para seguir creciendo y componiendo. Me convenció el equipo incluso antes de conocer las canciones”, remarcó Matías Cipolla.

A su turno, Carlos, a quien de cariño le dicen “Carlu”, reconoció que muchas veces fue él mismo el encargado de armar otros proyectos y de tomar también decisiones de no seguir más, pero la vida le fue poniendo situaciones que le demostraron que “nunca que voy a terminar de volver a empezar, entonces me tengo que amigar con eso. Desde mi punto de vista tenés que enamorarte con ese empezar de cero por más que sientas que ya hiciste mucho. Con estos chicos es más lindo eso de volver a empezar algo, porque todos aportamos, todos componen, todos tienen buenas ideas”, señaló.

“Supongo que no estaba buscando esto y para mí tiene más valor, porque no era algo armado o pensado, nunca fue la idea hacer una banda con Pancho, solo hacíamos canciones. Como todos mencionaron, justo esto se dio con un grupo muy copado de gente y esa es la razón por la que estamos celebrando un EP y en vísperas de un disco”, reconoció por su parte Diego Zarza.

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-Entonces cuando entra Mati, que es cuando empieza el proceso como grupo ¿cómo equilibran las opiniones y la libertad de cada uno?

-Diego: yo quizás soy el más hincha con esas cosas, siempre estoy en modo “vamos a probar esto”, porque el tema es escuchar una idea, porque a veces puede sonar muy loca pero hasta que no escuchas no sabés cómo puede quedar. Hay cosas que pasan en el en vivo diría, como canciones que cambiaron desde que Mati tocó la batería, entonces en base a eso Pancho cambió sus líneas, cambiaron las guitarras, de hecho una canción cambió totalmente (“El tiempo de los dos”, que estará en el disco).

-Mati: eso demuestra de que cada uno de los integrantes está abierto a eso, por ejemplo, no porque Carlu sea el tecladista solo él tiene que proponer las cosas del teclado, siempre está abierto a recibir ideas, lo mismo con las letras, que es algo que yo no había hecho en ningún otro proyecto que es: nos juntamos los cuatro, ponemos alguna maqueta que hay y empezamos a tirar ideas de letras. Varias canciones ya salieron trabajando así.

-Pancho: el tema de la libertad tiene dos lados, creo yo, es positivo lo de aportar y después está tu orgullo/confianza, porque tenés que confiar en los perros, si te dicen: “che, esto no está bueno”. O sea tenés la libertad de crear lo que quieras, pero así también tenés que estar preparado para escuchar otras opiniones y confiar.

-Carlu: en mi caso con otros proyectos sí trabajaba de forma colaborativa entre todos, pero creo que igual este es el proyecto donde en serio, es de verdad todo súper abierto y por eso creo que ejercer ese ejercicio, valga la redundancia, para todos puede pegar, aunque no sea fácil, porque es cierto, es como que te desnudas y alguien puede decir si está bueno o no lo que propusiste y tenés que entender.

Democracia de ideas

La convergencia de ideas es así algo de carácter casi sagrado para la banda, que se pone muy firme a la hora de subrayar que por ejemplo, nunca saldría una canción sin que todos estén de acuerdo. “Es que no sé si va a pasar algo musicalmente con lo que estemos muy en desacuerdo”, expresó por eso Carlu.

En ese sentido, Diego explicó que de hecho, canciones así “no pasan el filtro”. “Hablando de nuevo de un background que no existe porque estamos empezando, sí existe en nuestros procesos y en nuestras cabezas. Por ejemplo, había una canción cuando todavía no estaba Mati, estaba en la selección de temas para empezar el proyecto, era un sí, iba a ser parte del disco seguro, y hace un mes fue un no, dejó de tener ese algo, no encajaba, no cerraba, y se dejó de lado”.

“Es que todos aportamos en las canciones que ahora mismo se están creando, por eso no creo que pase eso de que llegue una que no le guste a todos”, indicó Mati. Los sonidos también van mutando de acuerdo a los momentos, es algo que sumó Pancho, a la hora de explicar que por ejemplo bases que fueron creadas hacia el 2021, cuando el dúo inicial empezó a componer, hoy pueden seguir asombrándoles o no. “Depende de eso se trabaja también”, dijo.

Asimismo, el bajista planteó que para lograr una impronta sonora que caracterice a la banda “es muy importante el sonido de cada uno”. “Muy jóvenes somos para que uno sea reemplazado por otro músico, no vamos a sonar igual”, señaló, a lo que Diego añadió: “si sacás cualquiera de las cuatro piezas va a ser otra banda, porque los cuatro somos protagonistas”.

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Hacia una impronta Júpiter

Y es que también buscar explicar qué es lo que hacen les cuesta mucho, pero de todos modos intentan. “Lo que hacemos es pop rock libre, abierto, grande”, empezó planteando Pancho. “Pop rock y todo lo que va en el medio”, indica Diego.

Mati, a su vez, profundiza que “en cuanto al estilo la guitarra tiene distorsión, los teclados juegan mucho con los arpegios, y el arpegiado en el pop es una base prácticamente importante así como la distorsión en el rock, sin embargo la batería es bastante seca, son golpes secos, bien marcados, no hay sonidos ‘fantasma’ como se suele llamar. Es entonces tocado intenso como el rock pero seco como el pop, entonces es un pop que suena con distorsión, ese es su rock and roll ahí. Y el bajo ni hablar, se pasea por todos lados, de repente va al funk por ejemplo, es buenísimo, y ahí entra el indie pop o indie rock. El bajo es importantísimo, es como te está contando una historia aparte, no se queda colgado”, detalló.

-¿Y cómo influye en el día a día de cada uno tener un nuevo proyecto donde puedan expresar con tanta libertad todo lo que tienen adentro y al mismo tiempo compartir con el otro?

-Carlu: para mí recontra influye porque yo me sumerjo en todos mis proyectos, no es que cuando nos juntamos con los Júpiter yo estoy modo Júpiter, es al revés: para yo ser un Júpiter todo el día estoy pensando en eso, o en la música que escucho, que es lo que me pasaba con mis proyectos anteriores, mi día a día ya se movía en base a esa energía que me da esa música. Para mí cambió mucho en mi vida, porque era algo que no estaba haciendo y me gusta mucho porque tengo mucha libertad en lo que siempre me gustó que es crear atmósferas. En todos los proyectos siempre me gustó eso.

-Diego: para mí es divertido porque es como una red de seguridad, porque no siempre tengo que pensar en algo, porque ya que se mencionó a TPUPB, ahí yo escribía casi todo a un nivel enfermo, y en este proyecto no tengo esa presión. Sé bien que si tengo un mal día y nos juntamos, yo puedo estar en blanco, y alguien me sugiere algo y ahí ya hay una base, entonces es como que fluís y está bueno eso, está bueno sorprenderte, nunca sabés con qué locura te van a venir ellos.

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La composición, una mezcla de narrativas

Para componer, la banda hace mucho uso de un imaginario que va haciendo que el grupo tenga su universo de historias bien definido, ya sea para poner las cartas sobre la mesa acerca de una ruptura amorosa, una pérdida y hasta de historias casi personales.

“Desde el lado de las letras jugamos mucho con el imaginario, en ese sentido Júpiter es mi proyecto menos personal porque no estoy contando mi historia, a diferencia de mi disco solista. Sí hay dos canciones muy personales, pero en el sentido de pertenencia sí, es el proyecto al que le apuesto todo”, explicó Diego.

En tanto, Carlu pensó que para él, además del compromiso en la composición, siente que este es uno de sus proyectos más importantes. “Estoy haciendo la música que a mí me gusta, o sea hago música también para otras personas y disfruto, pero en este caso hago para mí básicamente, y cuando no estoy haciendo esto le dedico otros momentos a mi álbum”.

Y para llegar a los resultados que buscan, como letras sentidas y sonidos pulcros, las cosas más importantes son, y citan: “trabajo, dedicación, compromiso y pasión”. “Es que la música es la aventura de mi vida, y este proyecto en específico no tiene fecha de vencimiento, las canciones no vencen”, planteó Pancho al pensar también en el motivo de volver a apostar a un nuevo grupo.

“Es que no podemos dejar de hacer realmente, porque otro motivo no hay. Podría ser económico o de popularidad, pero lo hacés al final por el motivo por el cual empezaste a hacer música, porque te gusta y porque creemos que es lo mejor que sabemos hacer también. Siento que seguimos intentando porque nos gusta, porque plata generalmente no nos da. A Días de Júpiter no está pensando para que nos de dinero o al menos no a corto plazo, podemos tener alta banda de covers pero decidimos hacer otra cosa”, sentenció Carlu.

“Yo creo que me voy a marchitar si no hago música, me voy a secar, me voy a caer y me voy a morir. Es eso, el día que deje de hacer música va a ser porque voy a estar muerto”, dijo directamente Diego.

“Es lo mismo, por eso creo que estamos juntos en esto. Imaginate que al entrar al proyecto ni pensé en: voy a hacer más o menos música o me va a pesar más, menos, para mí era hacer música en un proyecto más y eso, y hasta que se pueda lo voy a hacer”, cierra Mati, mientras las letras se siguen escribiendo en los renglones, los sonidos se ajustan en las computadoras y el esperado primer disco está casi por entrar a la cocina de mezcla y masterización.

Mientras tanto, el grupo se prepara para el segundo show en vivo de su carrera este 8 de febrero en La Otra Bar (Herrera 875 e/ Tacuary y Estados Unidos), donde compartirá escenario con la banda Tercer Piso. Entradas anticipadas a G. 20.000 se pueden conseguir contactando al (0981) 221120.

Fotografías de Kevin Cabrera.

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