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La música como herramienta tanto transformadora y sanadora, como vehículo de emociones hechas sonidos y letras que puedan lograr un sustancial cambio en la gente, en su forma de ver, sentir y pensar el mundo que habitamos. Así es como entiende Lupe esos procesos y se reconoce como parte de ese engranaje artístico que la ha salvado a ella también.
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Con todo su mundo musical arribará a Paraguay, por primera vez, este domingo 20, y esta situación le genera “mucha curiosidad”, según contó en una entrevista para ABC. “Al nunca haber estado presente, siento que va a ser como un descubrir desde cero”, reconoció la artista, quien también destacó a los amigos paraguayos que tiene en su país.
Lupe, cuyo proyecto musical viene encaminado desde el año 2018, se sigue expandiendo y cruzando nueva fronteras. Esto para ella representa también un inicio y nuevas puertas que se van abriendo a países limítrofes. “Me encanta que en cada uno de los países que visito descubro como distintas formas de ser latinoamericanos. Tenemos muchísimas cosas en común, algunas particularidades que nos distinguen y cosas que me parecen interesantes desde el lenguaje, el tu, vos, ti, hasta la forma en la que se relacionan las personas, las diferencias culturales. Tengo muchas ganas de conocer, más que nada”, afirmó.
Ella es una artista total, que canta, escribe sus letras y crea su propio imaginario sonoro, ya que comanda su propia nave, encargándose de la producción de sus beats e instrumentales. Con estas canciones propias ha llegado a escenarios en su país, desde el underground de Buenos Aires hasta el Luna Park, desde festivales hasta marchas del orgullo. También se ha presentado en distintas ciudades de Argentina, Chile, Alemania, España y Portugal.
Su primer EP “Un número” (2020) fue su encuentro con la música de la cultura dance y electrónica, luego de haber lanzado un par de sencillos completamente acústicos, en formato canción. En 2021 lanzó un segundo EP llamado “Nuestra forma” con el destacado dúo DJs Pareja.
En el año 2022 sacó un disco de remixes de “Nuestra forma” pero con la participación de diferentes artistas latinoamericanos y de otras partes del mundo, como Pauro, Mijo, Max Jones, Nikki Nair, Demian, Ariel Zetina, Perfect Lovers y Diego Betas. Siguió con nueva música, como “Ganas de verte” en 2023 junto a Yung Prado y el sencillo “Nuestros besos”, que tiene un estribillo que dice “Dime que no votarás a esos que no quieren ver nuestros besos”, sentando una clara y sensible postura, recordando que el arte también es político. Este último single dio origen al EP “Nuestros Besos Club Reworks” que a su vez se divide en tres canciones nuevas.
Las entradas anticipadas cuestan G. 80.000 y se pueden conseguir escribiendo a la cuena de Instagram @mothercitydance. En puerta costarán G. 100.000.
-¿Qué sentís al pensar que la vulnerabilidad que plasmás en tus canciones te conecta con personas en diferentes lugares del mundo y de una forma muy orgánica?
-Es fuerte y es hermoso. Y dijiste una palabra clave: lo orgánico, saber que estoy yendo porque las personas querían que yo esté ahí y llevar esas canciones, es algo como súper hermoso para las dos partes. Me sucede que es algo que siempre soñé, y que de a poco se vaya haciendo realidad es muy loco. Lo que trato de hacer es disfrutarlo al máximo, porque siento que, como vos muy bien decías, hay mucha vulnerabilidad en hacer las canciones, doy todo con la música, doy todo lo que puedo, y sentir que eso puede hacer de algún tipo o de utilidad o que pueda sensibilizar a otras personas que hablan mi mismo lenguaje en otros países, para mí es lo más hermoso que me puede pasar como artista. Así que es súper movilizador.
También me conecta con algo que a mí me gusta, en idealmente pensarme más como artista regional que como artista solamente de Argentina, es una idea que me gustaría abordar y estas cuestiones están pasando tanto ahora en Paraguay como en Chile, que fue súper espontáneo, el afecto con el que me recibieron en Chile me sorprendió mucho. Me crucé con gente en la calle que había ido al show, que se tomó un colectivo de larga distancia para ir al show, como un montón de esfuerzo y digo wow qué hermoso poder ser parte de la historia de cada une desde la música. Es para lo que yo siento que existo. Amo la música y es como un círculo perfecto, lo quiero cuidar mucho obviamente, así que siempre trato de dar lo mejor, porque obviamente no deja de ser un trabajo donde tengo que estar a la altura. Todo de a poquito, orgánicamente, pero trato de hacerlo lo mejor posible.
-Venías de un inicio acústico y de ahí saltaste a los sintetizadores, las mezclas ¿qué pasó en la cabeza de Lupe que hubo un cambio de las guitarras a las máquinas? Si bien en lo acústico estabas abrazada por las guitarras, ahora tu música sigue siendo vulnerable en el mensaje pero tenés el abrazo de los beats que te sostienen.
-Qué linda pregunta, qué interesante cómo me lo decís, porque inclusive dijiste una palabra que es clave: dijiste te sostiene el beat y de hecho en el disco nuevo que voy a sacar a principios del año que viene hay una canción que habla de cómo el beat me sacó adelante, como algo de movimiento, como salir de un estado de cuando la vulnerabilidad se convierte en muy profunda y el contexto también es muy profundo, acá en Argentina en este momento es todo muy denso y muy difícil. De hecho hay otra canción que se llama “Me sostiene la pista de baile”, o sea todo en esa misma línea, como que descubriste dos nombres de canciones (risas).
Pero sí, por un lado fue orgánico y por otro lado hubo un momento donde encontré un cuadernito mío que decía: “Bueno basta, ahora voy a hacer tal cosa” y digo ¿esto cuándo lo escribí? Y son esas cosas que uno va tejiendo durante los años, se va tejiendo de una manera muy abstracta y concreta a la vez, es muy loco.
Sí me pasó que a medida que fui incorporando nuevos medios, sobre todo cuando aprendí producción musical, lo primero que quise hacer fue trasladar mis composiciones de canción a la computadora, y las primeras composiciones en computadora sonaban más indie, después como que me dí cuenta que el lenguaje de la electrónica me hacía muy bien, de hecho en paralelo cuando era chica me gustaba mucho el house, pero era como que no entendía bien dónde buscarlo, como una intriga, entonces me fui acercando entre la intriga y el aprendizaje de la producción musical. Si bien los recursos suenan electrónicos y claramente está la pista de baile y el beat, yo intento que mi visión de esa pista de baile contenga la canción y que pueda tener todo eso. El nuevo disco tendrá 16 canciones, muy bailable.
Y todo tiene que ver con tres cosas, una es que me gusta mucho, otra que por una cuestión de necesidad, porque económicamente es muy difícil pagarle a alguien que produzca todo, y después también algo de la relación directa con la herramienta, como que podés plasmar un montón de ideas y de repente la misma producción te devuelve un sonido electrónico que te sorprende.
-¿Cómo eran esos momentos en que empezabas a descubrir el uso de la herramienta, los sonidos que podías crear, agregar capas y texturas? Porque hay una satisfacción en el descubrir que uno puede lograr algo y que además te hace bien.
-Sí, también hay como una apertura de lo que significan los sonidos, como que quizás en un primer momento uno piensa en guitarras, pianos, batería, lo que ve en un formato banda, y cuando estás en la computadora empezás a entender todo como archivos de audio y así como podés tener un archivo donde se escucha una guitarra podés tener un archivo donde hay un sample, por ejemplo, algo que no sabés bien qué es pero te gusta cómo suena, entonces empezás a hacer como un collage, y de repente ya no estás pensando si es electrónico, se expanden muchísimo las posibilidades. Me pasó eso. Los últimos años tomé una decisión consciente de ir a lo electrónico, pero fue muy natural volver a pensar la forma en que percibo esos sonidos, no pensarlo siempre desde un instrumento.
-Además no todo solo pasa por la mente en cuanto al uso de herramientas, porque obviamente las emociones entiendo que tienen que estar primero y eso luego se plasma a través de las herramientas o los instrumentos.
-Sí, yo doy talleres de producción musical y en la primera clase siempre digo que producir no es solo 100% creatividad ni 100% técnico, es como un balance entre las dos cuestiones y ese balance puede ir oscilando. En mi caso al menos, a veces tengo un momento creativo muy fuerte y luego me toca organizarlo, a veces arranco organizando todo y dejando listo para el momento creativo, pero sí lo más importante es la parte creativa y ponerle alma la cuestión, y entender por qué estás haciendo lo que estás haciendo, no desde un lugar de una idea sino de cuál es el estímulo que te va a llevar a crear eso o cuanto más une pueda conectar con lo que hace no solo lo va a disfrutar más sino mayor sentido va a tener para une y potencialmente para otres, en caso de que ese sea el deseo.
También hay mucha gente que produce y hace música como una terapia, que también es súper válido, como sacarlo de la lógica de producir para lo capitalista, sino también puede ser terapia. En mi caso lo uso de todas las maneras, como terapia en primer lugar, que le pueda servir a les demás porque es mi forma de permanecer en el mundo y relacionarme con él.
Como artista me interesa ese diálogo entre lo que yo puedo hacer y lo que yo comparto y lo que la otra persona recibe. Quizás no soy una artista tanto de solamente pensar en cómo yo siento las cosas sino que trato de que también pueda ser algo con lo que las demás personas puedan identificarse. Tampoco está mal que lo hagan otros artistas pero a mí me pasa eso, me cuesta mucho, tengo muchas canciones muy íntimas que por lo general termino descartando y sí quiero capaz después sacar un disco que sea exageradamente íntimo, como algo particular y enmarcarlo ahí, pero siempre trato de pensar en que la canción también tiene una función social. No lo hago desde ese lugar desde cero, le pongo mucha alma en primer lugar y después lo cubro un poquito con esa noción.
-Pienso también que vivimos en una sociedad capitalista pero vamos encontrando puntos de resistencia y siento que desde el comienzo de tu obra reflexionás sobre la liberación en este contexto. En ese sentido, de alguna forma u otra, más allá de que sea un pensamiento romántico, ¿creés que la música tiene ese poder de generar algún cambio, en alguna medida, ya sea en la mentalidad o en la opinión de las personas?
-Yo creo que sí y creo que sobre todo, lo que tiene, es que es un lenguaje distinto, si bien tiene letra es un lenguaje que apela a lo emocional, y creo que hasta el mayor líder malvado del planeta (para exagerar) en algún momento escucha música, hay algo como una necesidad del ser humano.
La forma en la que pienso cómo la música puede transformar la realidad es una forma en la cual no tengo una idea utópica de que la música cambie el mundo, porque no creo que nunca el mundo vaya a ser perfecto, nada es perfecto y nada es utópico, pero sí creo que tiene la capacidad de hacer cambios muy fuertes en el tejido social, en la realidad de una persona en el día, en el humor de tu día, inclusive en esto que decías de hacer refugio, hay muchas comunidades que hacen refugio a partir de su vínculo con la música, ya sea desde el baile, en distintas culturas sucede. Por ejemplo en la cultura del ballroom hay un montón de disidencias que quizás están pasando situaciones en el día a día que están siendo muy difíciles, porque esta sociedad marginaliza mucho a las disidencias, y de repente en el ballroom tienen un momento con una música especial donde ese momento no solo es una fantasía que se crea sino que es real, hay algo que está sucediendo ahí, esa persona está teniendo acceso a poder experimentar la performance, a desarrollar su parte artística, hacer comunidad, y todo eso para mí tiene mucho potencial.
Yo soy súper fan de Madonna, la amo, creo que ella como ícono pop supo usar el pop como plataforma para dar visibilidad a todas esas cosas y el show de Río, al que ni siquiera pude ir, me atravesó a niveles que pienso en eso y me emociono. Hice una transmisión y se unió mucha gente, fue muy fuerte, veía mensajes de todo el mundo, la cantidad de cosas que decían como “Madonna me cambió la vida”, “Pude salir del closet con mis padres”, “Pude tener una relación”, “Me estaba por matar y con Nothing really matters no lo hice”. Yo misma hace poco cuando el presidente acá en Argentina dio un discurso horrible, fue un día muy oscuro, un domingo, puse un videoclip de Madonna, que es un cliché y me largué a llorar y me dejé abrazar por esa música porque yo sé que ella hizo esa música para que no estés solo por un momento, aunque suene muy cursi lo que estoy diciendo. Entonces creo que la música tiene ese poder, que es completamente mágico, transformador, y que sobre todo ayuda mucho a las comunidades.
También es como una cápsula de memoria a lo largo de los años. Muchas culturas han encapsulado un montón de información de su cultura a través de un ritmo, un movimiento, inclusive como cualquier género musical, si vas haciendo la ruta hacia atrás en los años vas a encontrar culturas de hace muchos años y que gracias a esas culturas existe el trap, el house, la relación entre el tango y un montón de otros géneros que tenían cuestiones rítmicas que venían de África, cruces muy locos que la gente ni se imagina y me parece que es uno de los lenguajes que más me gustan a mí de la vida. Es lo más, amo la música.
-La música es como un síntoma también de lo que sucede socialmente, como una respuesta, ya sea la canción de autor, de protesta, pero al final en otros géneros también sucede esto de decir algo, de alzar la voz. Porque en tus canciones rompés con eso de que hay una mayoría, una minoría, que puede haber un otro que no acepta que uno sea diferente o elija vivir su vida como quiere vivir.
-Sí, y también creo que es interesante en relación a la palabra minoría que a veces la usamos mucho, que en realidad quizás no seamos minoría. El discurso dominante nos pone en ese lugar de ustedes son minoría y en realidad a niveles de orientación sexual, de identidad o a niveles de hegemonía corporal, no toda la gente es como en las revistas y vas por la calle y ves más gente gorda que flaca. No lo digo para corregir sino como algo lindo de pensar que en realidad somos, quizás, inclusive mayoría pero no tenemos el poder de nuestro lado, estamos en un margen en cuanto a la repartición de las decisiones o inclusive yo que soy una persona más o menos gorda o gordita, no hay tanta ropa diseñada para mi cuerpo. Desde la forma de salir a la calle ya hay una limitación.
Obviamente muchas personas tienen dificultades, no me quiero hacer la pobrecita, pero sí digo: hay toda una forma en que el sistema nos marginaliza, más allá de la cantidad que somos e inclusive en la marcha del orgullo acá en Argentina se nota porque aparecen millones de personas. Y sí existen las canciones de protesta y me parece buenísimo, y también existe algo que me gusta mucho que es que hay formas muy abstractas en las cuales la música puede transformar la realidad, por ejemplo lo lindo de la música electrónica en algunos casos es que las personas se reúnen en un lugar, comparten un baile, ven personas a la cara, la música electrónica propone una acción concreta, como de ir a encontrarse a un lugar, así innumerables músicas generan innumerables tipos de situaciones en las cuales para mí la sociedad se transforma más allá de que la canción sea de protesta o no.
Igual sí, la canción de protesta tiene mucha fuerza y sobre todo en Latinoamérica, que son pueblos muy... los pueblos de Latinoamérica son increíbles, tienen mucha fuerza y a cualquier lugar donde voy a tocar me doy cuenta que hay muchas redes de contención, que por más que haya una situación extrema, logramos la manera sobrehumana de acomodarnos más o menos como podamos y que no se rompa tanto todo. Me parece que inclusive esa resiliencia es un valor que no sé si somos tan conscientes de que lo tenemos y quizás después vas a otros lugares donde no tienen tantas dificultades y esa forma de pensar que tenemos nosotres, que es “si no podemos hacer así, podemos hacer asá” hay personas que no lo tienen.
Tenemos una capacidad de sobre adaptación y de creatividad que para mí enriquece mucho todo lo que hacemos y es único en el mundo o quizás es en todas las sociedades oprimidas. Creo que cuanto más intentas oprimir a un grupo social más alimentas su creatividad y formas de salir de eso, la opresión termina funcionando al revés, eso es lo que para mí este gobierno en Argentina no entiende, ahora hay cada vez más jóvenes interesados en política, más marchas.
-Algo que admiro mucho también de la escena electrónica o dance por señalar de alguna forma, es cómo muestran sus procesos, por ejemplo subiendo sus mixes crudos a Bandcamp.
-Toda la cultura dance tiene algo muy interesante en cuanto al proceso en principio porque una persona cuando está mezclando en formato DJ es un proceso en vivo, es muy loco, y las personas forman parte de ese proceso en ese mismo momento.
-Y también lo bueno de mirar a otras plataformas como alternativas a Spotify, donde sí hay que estar, es abrirse a otros lugares porque quizás no todos tienen acceso al pago de una suscripción.
-Sí, yo creo que está re bueno Bandcamp porque tenés acceso directo a manejar tus propias ganancias, a publicar tu música, también tiene mucho que ver cómo en cada territorio se utiliza cada plataforma. Sí quiero que los artistas cobren lo mejor posible, pero me parece interesante destacar que si bien no es idílico y mágico, que existen un montón de páginas web que se llaman agregadoras que te permiten subir tu música de una manera muy sencilla y eso está bueno tener en cuenta, no para decir qué buenos que son, sino para comparar con otros momentos donde si vos no conocías a fulano no salías en la radio, no podías hacer nada.
Entonces hay algo de la tecnología que puede ser muy terrible porque el algoritmo no te muestra y también genera problemas a nivel salud mental, hay muchas cosas malas, pero sí, si logramos reconocer la parte buena es que hay una relación directa con la publicación de la música y eso es muy interesante. Siempre voy a estar agradecida a la situación, de que no tuve que firmar nada con nadie y aún así pude compartir toda mi música.
Pero por supuesto tiene su lado negativo y también pasa que la música no deja de ser un trabajo, hay un punto donde uno piensa en la parte creativa idílica pero también es un trabajo que tiene cosas administrativas. Podés autogestionarte y es importante organizarse, tomar en serio cómo uno lo quiere hacer, y en cualquier caso es muy importante hacer comunidad con tu cultura local, si no tenés un sello poder tener relación con les productores, DJs, artistas, músiques que tenés cerca, invitarles a hacer cosas, compartir, porque creo que la música al final se trata de compartir, y eso después si realmente vos los alimentás se va trasladando a la aplicación que sea.
Creo que no hay que mirar tanto los números sino que hay que poder percibir el impacto real de las cosas, más allá de un número particular en una publicación en particular. Hay que tener mucho cuidado y entereza con la salud mental, si vos sentís que tenés que dejar de ser quien sos para poder pertenecer al mundo para mí tenés que hacer todo lo contrario, ser lo más vos que puedas, lo más punk que puedas y esa es tu manera de pertenecer.
-Es una forma de resistir y no alienarse.
-Es que las plataformas a veces no te muestran las cosas. Hay que enfrentar esta situación y ver de qué otras maneras nos organizamos y también poder ver el valor de lo que hacemos, el impacto que tiene y que todas las partes lo puedan percibir, más allá de los algoritmos que son muy volátiles.
-Cierro el círculo pensando en el reconocimiento, ví que una vez una persona en una marcha llevó un cartel con una frase de tu canción “Te amo” y comentabas que era muy emocionante. Para tu ser como artista ¿qué representa eso?
-Se siente hermoso y como el círculo completo, así como persona me siento agradecida a la vida por haber podido brindar una herramienta que sea una frase, una canción, y que esa herramienta ya no es mía, es de todes, y que la puedan usar como quieran es sentir que de algo sirvió estar vivo, dejar algo y que eso se pueda plasmar en un cartel. Entiendo perfectamente que ese cartel no habla de mí, por supuesto, habla de lo que dice esa letra y esa letra ya es de esa persona.
Me ha pasado también con la marcha del orgullo el año pasado, había sacado “Nuestros besos” y me mandan una foto de una pareja de dos chicas dándose un beso frente a un lugar donde pusieron el cartel gigante con la letra de mi canción y yo no lo había organizado, eso me pasó muchas veces. Me dicen ¿con quién trabajas en marketing? Y la verdad que es orgánico. Yo no lo hago para que se saquen la foto, pero cuando lo veo digo bueno, me están escuchando y estamos conectándonos. Eso es una revolución simbólica, social, mínima, máxima, siento que en este mundo caótico existe todo a la vez y el hecho de que exista eso es bastante importante, al menos para mí en mi realidad y la de esas personas.
Pienso también sobre el cartel de “Mis besos” más allá de que yo tenga una orientación sexual o no, porque la sexualidad es un tema muy personal y no tengo ninguna vergüenza en decir que soy una persona queer, tanto desde la identidad como desde la orientación sexual, pero más allá de qué etiqueta tenga mi orientación sexual puedo contar y decir que toda mi pubertad sentía que el hecho de que me gustara una chica era imposible, cuando me crié pensé que no existían otras chicas a la que le gustaran las chicas, pensé que era un problema.
Estoy hablando de la falta de conocimiento. Hubo un montón de experiencias durante el desarrollo de mi persona que no pude tener en cuanto a esa restricción, represión, y de repente ver ese cartel y a esas dos chicas dándose un beso también es reparador a nivel personal, el orgullo no es solamente decir estoy orgullosa y ya está, tiene un efecto concreto, poder ver que eso existe. El simple hecho de poder ver cosas, decirlas, cantarlas, eso es para mí el verdadero efecto de una canción o de una imagen o del arte, que tiene efectos a nivel dominó en la psicología de las personas. Si yo quizás hubiera escuchado una canción queer en mi infancia me hubiera ahorrado un montón de traumas, pero bueno, eran otros tiempos. Eso es la música al final y al cabo, seas DJ, productora, músique, el verdadero valor de la música para mí está ahí.