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Un público así, efusivo y muy entusiasmado, por prejuicio uno suele asociarlo exclusivamente a grupos de adolescentes, pero la pasión que reinaba ayer en el SND Arena emanaba de jóvenes y adultos. Muchos estaban entre grupos de amigos pero también había mucha dinámica padre-hijos, algo que siempre es grato de ver como consecuencia de la música.
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Ante este imponente marco se presentó la mexicana Ana Gabriel, quien saldaba así una deuda con su audiencia paraguaya. Y era notable pues la hinchada clamaba “¡Anaaa, Anaaa!” con una ansiedad que trepaba hasta el techo. Por suerte, las luces se apagaron varios minutos ante de la hora pactada, en tanto la gran banda ya estaba en el escenario.
”Esta noche” marcó el inicio, como un presagio de lo que serían esas horas. Así, cerca alrededor de las 21:10 comenzaba un viaje que se extendería por cerca de dos horas, donde Ana Gabriel demostró cómo domina el escenario y su dramática voz.
La ovación al final, y entre cada tema, no se hacía esperar. “¡Sí se pudo, sí se pudo!” gritaba a coro la gente, recordando que por fin se concretaba esta cita, luego de que se cancelara la primera fecha marcada por motivos de salud de la cantante.
Con la emoción como marco, Ana Gabriel seguiría pintando el lienzo con sus melodías de amores y desamores, como “Soy como quise ser” o “Cosas del amor”, donde la acompañó una de sus dos coristas, quien formaba una banda que incluía un pianista, un percusionista, un baterista, dos guitarristas, un bajista y tres vientos.
“Ya estoy aquí”, dijo la artista al tomar un poco de aliento y ponerse a conversar con el público, de los varios tramos donde se detuvo a demostrar su atención, y otro poco porque cada tanto se le apagaban las pantallas con las letras, algo que supo desafiar, sin dejar pasar “palitos” para la producción.
“Los nervios son grandes, porque es mi primera vez aquí”, dijo la artista demostrando su humildad a la hora de subirse al escenario en un nuevo país, por más que la avalen años de trayectoria. Recordó la fecha cancelada y dijo que “a veces es más fácil salir a cantar que cancelar, pero gracias a Dios solo se pospuso y ya estoy aquí”.
Entre canciones como “Tu y yo”, “Amor” y “Ni un roce” se detenía también a intentar leer varios de los carteles que llevaron los fans. Unos cuantos decían “Rohayhu”, por lo que ella preguntó qué significaba y pidió que le enseñen a pronunciar. Luego de este momento, afirmó que además de dar amor, venía a recibirlo. “Que sea una oración de amor para todos ustedes”.
Entre sus deseos de que no pare el intercambio de cariño, siguió haciendo más canciones como “No sabes”, “Evidencias” o “Estas emociones”, pidiendo a Paraguay que nunca decaiga su energía, así como la energía de la banda que entregaba una potencia atronadora. Ana Gabriel era una mezcla de emociones también, entre la quietud cuando era necesario y el desenvolvimiento por todo el escenario, incluso saltando y cantando al mismo tiempo, mientras el público la acompañaba.
“Cuando hablamos un solo idioma no necesitamos saber de música”, dijo antes de hacer “Tú no te imaginas”, acompañada bien al frente con bajo y guitarra. Entre momentos también señalaba que algunos equipos no habían llegado de Chile, por lo que intentó dar todo y agradeció a su equipo por poder solucionar los inconvenientes. “No queríamos volver a fallar”, dijo.
Con delicadeza y elegancia, siguió entregando temas como “Hasta que te conocí”, mientras se detuvo a preguntar qué significaba un cartel que decía “Temazo”, un clásico de los carteles en Paraguay. “Ah, en México lo diríamos un tema chingón”, explicó.
Otros carteles señalaban el apodo con el que se la conoce, “La Luna de América”, pero ella expresó que no era tanto así. “Soy la luna de ustedes. Soy la cantante. No he querido que me abrace el ego porque hace daño al alma. Intento ser la misma en mi casa que dentro del escenario. Prefiero ser como soy”, dijo.
Un gran grupo de mariachis ingresó luego para hacer un enganchado de temas como ”Mi talismán”, “No entiendo” y “Tú lo decidiste”. La noche siguió con más temas donde ella demostró toda la potencia de su voz, en canciones infaltables como “A pesar de todos”, “Paz en este amor” y “El cigarrillo”. Por supuesto no faltó el homenaje a Paraguay a la hora de entonar “Recuerdo de Ypacaraí”.
También todo el tiempo atenta con su banda, a quienes los alababa constantemente y les preguntaba si estaban bien y si se habían sentido bien en el ensayo. Además recordó que un grupo de fans le llevó una serenata al hotel, un gesto que ella agradeció con inmenso cariño.
Así Ana Gabriel, sin dejar de hacer otros clásicos como “¿Quién como tú?”, “Luna”, “No te hago falta”, “Mi gusto es” y “Simplemente amigos”, supo dejar su huella marcada entre toda la gente que se acercó a vivir esta comunión de amor, así como ella lo quiso.