Twenty One Pilots fue uno de los principales grupos de la presente edición del Lollapalooza en Santiago de Chile, pero lo fue de rebote, ya que substituyó a los estadounidenses Blink-182, que se descolgaron del cartel días antes del festival por una lesión que sufrió su cantante.
Lea más: Billie Eilish luce su tono intimista en su debut en el Lollapalooza Chile
“No tendríamos que haber actuado en este festival, pero gracias por hacernos un hueco a última hora. Esperamos que este ‘show’ les aporte todo lo que necesitaban”, se dirigió al público chileno el cantante de Twenty One Pilots, Tyler Joseph, para después regalar una versión del tema “All The Small Things” de Blink-182, como compensación a su baja.
El festival guardó todo su arsenal visual para hacer de la actuación de Twenty One Pilots un espectáculo lumínico, además de musical, aprovechando que era uno de los únicos conciertos que se desarrollaba de noche: fuego, humo, animaciones y pirotécnica, no faltó nada en el escenario.
Tyler Joseph, con apelaciones constantes a los asistentes, retó al público con la rivalidad que históricamente tienen chilenos con sus vecinos argentinos: "Ayer tuvimos una actuación muy buena en Argentina, y para mejorar eso necesitaré de vuestra ayuda", expresó el cantante, reclamando la participación de los presentes.
El Lollapalooza de Santiago de Chile se desarrolló a la par del Lollapalooza de Buenos Aires, compartiendo en ambos carteles algunos de los artistas de primera línea, como los mismos Twenty One Pilots, Rosalía y Billie Eilish, entre otros.
Tame Impala también tuvo su momento
En el penúltimo lugar del Lollapalooza en este domingo, justo antes de Twenty One Pilots, fue el turno de la banda australiana Tame Impala, que hizo una actuación de más de hora y media a pesar de que su cantante, Kevin Parker, sufrió la rotura de sus caderas poco antes de iniciar su gira por Sudamérica.
Ayudado de unas muletas y sentado en una silla en la mayoría de la actuación, la lesión del cantante no impidió que los australianos sacaran todo el talento de su rock alternativo, con largas canciones de hasta ocho minutos, exponiendo la calidad de su bagaje musical.
“Me rompí una pierna, ósea que tienen que volverse locos por mí”, le pidió Parker al público chileno, aunque tuvo fuerzas dos veces, una en la mitad de la actuación y otra al final, para levantarse, acercarse al límite del escenario y levantar sus muletas para saludar a los asistentes y agradecerles su entrega.
Lea más: ¡Asunciónico está de regreso!
El público repite
Los motivos para asistir a un macrofestival como el Lollapalooza son varios, pero sea cual sea la razón, muchas personas encadenan dos, tres, cuatro, cinco festivales consecutivos, sin perderse ni uno.
"Me gusta la alegría, el poder, los 'outfits' (indumentarias, en inglés) de la gente, la variedad, el respeto como tal. Al final, somos distintas personas mostrando ideas diferentes, y eso me encanta", expresó a EFE un asistente, Juan Suárez, que es la cuarta vez que asiste al Lollapalooza, con la entrada completa de tres díaz.
Para otra persona, Tais Meyer, que lleva cinco festivales Lollapalooza a sus espaldas, la razón de repetir es el ambiente: “Amo ir a conciertos, disfrutar de la música, estar en un ambiente con mucha gente que está en la misma sintonía que yo”, dijo a EFE.
Llega así a su fin la undécima edición del Lollapalooza en Chile, un festival que nació en Estados Unidos en los 1990s y se expandió a Latinoamérica, precisamente, desde Chile, en 2011, iniciando una expansión que llevaría el evento a Brasil, Argentina y a varios países europeos.