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The Magic Numbers volvió al país para tener un disfrute por partida doble. Luego de verse obligados a “cerrar” el segundo día del Kilkfest el sábado, cuando tenían al público extasiado, volvieron a subir a escena con un sideshow el domingo en Sacramento Brewing Co.
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Al pasar unos minutos de las 23:00 y con un público expectante salieron a escena Romeo (guitarra y voz) y Michele Stodart (bajo y coros), y Sean (batería y armónica) y Angela Gannon (teclados, panderetas, coros). Un cuarteto que sabe equilibrar a la perfección un sonido pulcro y exacto y las dosis justas de ternura y honestidad, para conquistar a la gente de manera instantánea.
Así fue desde los primeros acordes de “The Pulse”, tema con el que abrieron el show, entre gritos y aplausos de un público que se mostró también muy cercano y alegre, rendido a los pies de The Magic Numbers.
Artistas que se hacen sentir como amigos
Mientras Michele solucionaba con un técnico un problema con su bajo, Romeo tuvo que “salvar” el momento y se puso a conversar con el público, como si estuviera en la sala de su casa o en su patio hablando con amigos de toda la vida.
Recordó que la noche anterior fueron sacados del escenario por la inestabilidad del clima pero que ese domingo continuarían lo que empezaron. Asegurándose de que la gente estaba pasando bien, aprovechó también para expresar su cariño por Sudamérica, su admiración por Astor Piazzolla, su tristeza por la partida de Gal Costa y celebró a los amigos que hizo en Paraguay a lo largo de los años que vinieron.
Subsanado el problema técnico el show siguió con la celebratoria “Love’s A Game” que, como casi todas las canciones, fue coreada por el público de inicio a fin. Así, en ese clima de felicidad desbordada tanto de la banda como por parte de la gente, el repertorio incluyó más temas de toda su discografía como “Forever Lost” y “Shot In the Dark”.
En tanto el cuarteto desataba toda la potencia de sus instrumentos, haciendo que cada uno sea un mundo único pero que al entrelazarse conjuraban hechizos musicales, “I See You, You See Me” continuó en una noche donde la energía no paraba de elevarse.
Así, ellos rodeaban a las personas con su embrujo sonoro desde una profunda línea de bajo, magnéticos arpegios de guitarra, texturas de teclado cargadas de belleza y una batería estremecedora que desde atrás levantaba una gran muralla de sonido.
“Don’t Give Up The Fight” y “Take A Chance” antecedieron a “Ain’t No Woman”, donde Michele tomó el micrófono principal. De ese momento protagonista, pasó a hacer explotar de potencia su bajo para “Sweet Divide” para después conceder el pedido de un fan que quería escuchar “The Mule”.
Sean trajo su armónica al frente para “Harvest Moon”, en un homenaje emotivo a Neil Young, y para “Undecided” fue Angela quien enamoró con su prodigiosa y melódica voz, un tesoro que se pudo palpar con el corazón.
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Luego Romeo explicó que el sábado estaban por tocar un tema cuando todo paró pero ese era el momento de arreglar las cosas. La gente cantó entonces con fuerza y no paró de saltar al son de “Love Me Like You”.
Una calidad humana que se siente
Tras despedirse con “Mornings Eleven” volvieron a pedido de un público que quería más de la magia de este grupo que cada vez que viene sigue haciendo más fuerte su relación con Paraguay.
Romeo entonces tomó también un tiempo para agradecer a la producción del show, a los responsables del bar y de atenderlos, como Rubén y Gustavo, en un acto de gentileza pura que no muchos artistas muestran.
El show terminó con un par de temas más como “This Is A Song” y “A Forest”, donde desplegaron sendos pasajes instrumentales, cargados de una cuidadosa furia poprockera.
Así fue otro paso de The Magic Numbers en Paraguay. Una banda que quizás aquí no tiene un arrastre masivo, pero a veces estas joyas es mejor guardarlas para esos privilegiados que saben apreciar su belleza y su grandeza, ya que son ellos quienes vivirán en la memoria de este recuerdo sellado a pura música y amor.