Jeporeka: un lienzo infinito donde los jóvenes plasman anhelos, ideales y luchas

Con canciones que ya podemos escuchar en plataformas digitales y con los respectivos videoclips que retratan sus melodías, la segunda edición de Jeporeka entregó diez nuevas obras que enriquecen a la música paraguaya.

Algunos de los 30 jóvenes que crearon letra y música y quienes también prestaron sus voces y su interpretación instrumental para crear maravillosas obras.
Algunos de los 30 jóvenes que crearon letra y música y quienes también prestaron sus voces y su interpretación instrumental para crear maravillosas obras.Gentileza

Cargando...

“Kuarahy pyahu”, “Trasmutar”, “Ka’aguy sapukái”, “Ka’aguy ñe’ê mondo”, “Ojo de mar”, “Barro como ayer”, “Somos”, “Ko’ê pyahu”, “Raíces” y “Dime” son las diez nuevas canciones que han salido de Jeporeka, proyecto de la maestra y guitarrista Berta Rojas, que este año apuntó al trabajo en equipo para la creación de canciones.

Y al hablar de música paraguaya no se trata de solo polcas o guaranias, sino de música con una identidad que refleje cómo vivimos, sentimos y pensamos en estos tiempos. Sin dudas la realidad que vivimos en Paraguay es dura para muchos, para la mayoría, y es bien sabido que uno de los caminos más arduos de elegir es el artístico en un país que no ofrece seguridad alguna para su desarrollo salvo algunas excepciones.

Una de esas excepciones es Jeporeka, donde Berta Rojas defiende la premisa de encontrar en nuevas canciones las voces de nuestros tiempos, y lo está consiguiendo a través de jóvenes cantantes, compositores y letristas, quienes están dando los aportes más valiosos de los últimos tiempos.

Esta inquietud es una constante en Berta Rojas quien, más allá de vivir su propia carrera musical, impulsa a la juventud ya sea con su ensamble Pu Rory, y esta vez con Jeporeka. Por eso esta segunda edición contó con la mentoría de importantes artistas nacionales e internacionales como Mario Rubén Álvarez, Victor Heredia, Gustavo “Popi” Spatocco, Juan Quintero, Mónica Salmaso, y Lizza Bogado, quienes trabajaron por varios meses con los 30 chicos seleccionados.

Las obras siguieron el lema “La canción, nuestro retrato”, y fueron grabadas y mezcladas en el estudio Spirit and Sound de Sergio Cuquejo, quien tocó además el piano en varios temas. Mientras que la fotografía y la dirección audiovisual fue de Jeisson Rodríguez. En cámaras trabajaron Carlos J. Bogado y Juan Iglesias. La edición y postproducción fue de Noelia Armele y toda la producción audiovisual de Aura Audiovisual.

Historias profundas en canciones impecables

“Raíces” lleva por nombre la canción cuyos creadores son Roberto Aquino (compositor), Alicia Gómez (letra) y Hugo Carlson (cantante). La obra visual que inspiró esta canción pertenece a Mabel Arcondo y se titula: “Tranvía a la casa de Gaudí”. Arcondo es una artista cuya obra está enmarcada entre lo primitivo y lo surrealista.

La voz de Hugo se abraza triunfal con la dulzura de Alicia en una explosión tropical y colorida cual amalgama de trazos de la obra de Arcondo. Esos colores que, como dice la letra, saben pintar esperanzas que viajan alegres sobre un requinto juky de Juan Cancio Barreto, un arpa cálida de Sixto Corbalán y la fina orquestación de la OSN.

“Kuarahy pyahu” se titula la canción que pertenece al equipo conformado por Mijael Peralta en música, María José Rodríguez en letra y Alejandra Almada en la voz principal.

“Paz del Chaco”, obra del año 2007 del artista plástico Joaquín Sánchez, es la fuente de inspiración de esta canción. Se trata de una fotografía con tramados en papel plata y bordados en hilos de oro.

Este tema toma fuerza de lo desgarrador, afirmando que tras cualquier batalla emerge la paz, así como emerge la voz angelada de Alejandra, una hermosa lanza que atraviesa sin dañar colándose entre guitarras eléctrica y criolla, bajo, baterías, cuerdas. La obra cala cual ópera rock deseando ser himno de paz, afianzándose en un coro que crece y resuena en el corazón.

Como invitados especiales, esta canción cuenta con la participación especial de Sergio Cuquejo al piano y músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional.

“Barro como ayer” inspirada en la pieza cerámica con engobe y fumigado perteneciente a la artista Ediltrudis Noguera titulada “Pareja”, del año 2015 fue la inspiración para dicho tema que nació con las ideas de Diego Carmona en música, Belén Tamás en letra y Melissa Hicks en la voz.

Una voz que arrulla con ternura cual arcilla mojada y que va moldeándose alrededor de un piano sutil de manos de Carmona y la guía de la orquesta que contiene con pulcritud y profundidad. El kambuchi de amor es palpable en esta letra que exhala el compromiso de cada artesano y alfarero que regala su vida en cada pieza. Así en los pliegues de esta canción se pueden sentir historias de esfuerzo de años dedicados a este arte popular rural.

“Dime” es una canción cuya música pertenece a Carmen Monges, la autoría de letra es de Lucio Núñez y la voz está a cargo de Dania Flor Giménez. La obra plástica que fungió como inspiración de la canción pertenece a Félix Toranzos.

El arpa en espiral de Carmen, quien desata su identidad, recorre por entre los poros de la única voz de Dania. Ella recita melodiosamente, con solvencia y cuidado una letra que habla del rescate de una madera que tuvo una nueva vida y se convirtió en arte. Un rescate que puede simbolizar nuevos comienzos, sueños materializados con la fe como vehículo.

“Ojo de mar” está inspirada en la obra “Bajo agua”, de Silvana Nuovo. La canción, cuya música pertenece a Vicky Díaz y letra a Leticia Galeano, cobra vida en la voz de Jimmy Peralta, junto a la misma Díaz en voces y en arpa paraguaya.

La obra plástica trae reminiscencias de un lugar misterioso de Paraguay que se hizo famoso en la última década. Geológicamente, podría tratarse de un cenote o bien algún tipo de lago con afluentes subterráneos.

El carácter etéreo incluso místico que lograron dotar a esta canción es algo hipnótico. El arpa al servicio de este estado nos sumerge al igual que la mujer en la obra de Nuovo. Los recursos naturales, los misterios y lo mítico se nos aparece en esta pieza que sabe dibujar con sus propios trazos esta leyenda. Disfrutamos así de una historia que homenajea a la oralidad popular de nuestro país.

“Transmutar” es la canción del equipo conformado por tres mujeres de sublime talento: Lucero Sarambí como compositora, Dina Celeste Portillo como letrista y aquí también al arpa, y Erika Estigarribia como cantante.

La obra visual que dio origen a la letra y música de esta canción es una fotografía digital que pertenece a Fernando Allen de la serie “Circos Kramer y Latino”, del año 2017. Payasos coloridos fueron retratados frente a una carpa o a un desgastado tráiler.

“El viaje es tan corto y la tristeza tan larga” expresan en un canto a mostrarse tal cual uno es sin disfraces de por medio. Una obra que habla de la paz anhelada en una sociedad que aplaude con tintes de condena. La voz repica como el pajarillo que mencionan mecida en la guitarra de Lucero, el acordeón de Rodrigo Pereira y el piano de Sergio Cuquejo.

“Ko’ẽ pyahu” pertenece en autoría de letra a Néstor Amarilla y en la música a Guillermo Villalba. La obra contemporánea que la inspiró: “Adiós sin despedida”, del año 2020, pertenece a la artista plástica Belén Rodríguez.

La voz de Diana Fernández se desdobla poderosísima en esta pieza con la sensibilidad, la empatía y el respeto a la memoria aún latente de quienes perdieron a sus cercanos a causa del covid-19. Una música que contiene nuestra respiración y nos deja con el sentir de los latidos que terrenalmente ya no suenan pero que aquí estarán perennes.

Dani Pavetti en percusiones, Digno Acuña en guitarra, Sixto Corbalán en arpa, Juanpa Giménez en bajo eléctrico y Guillermo Villalba en guitarra eléctrica aportan sus cuotas de magia en una canción emblemática.

“Ka’aguy ñe’ẽ mondo” es la canción del equipo a cargo de Nelson Ferreira en autoría de letra, Andrea Robadín en música y Fernando González en la voz. Colabora en carácter de invitado especial Vichito Echeverría en el acordeón.

La obra en xilograbado que inspiró la canción se titula “Los dedos en la madera”, del año 1967, de la artista plástica Edith Jiménez. La elegante y enérgica flauta traversa de manos de Andrea vuela entre jirones desgarrados de acordeón, sirviendo de colchón majestuoso a la voz de Fernando, que nos mece en este grito que canta a la tierra, al agua, al sol, a las flores y a los recursos naturales que alivian a manos laboriosas.

“Ka’aguy sapukái” es la canción que pertenece al equipo conformado por Diego Guzmán (compositor), Lilian Aliente (autora de letra) y Darío González (cantante).

Una obra del artista Clemente Juliuz, indígena oriundo del Chaco Paraguayo, fue la inspiración de esta canción que narra los estragos que causa la deforestación de nuestros bosques nativos. “El grito de la selva” es la traducción del guaraní del título de esta música que nos narra la tristeza de un ecosistema que se va perdiendo.

Darío refleja en su voz ese pedido de auxilio, la desolación y la agonía, cantando con magistralidad en compañía de la impecable guitarra de Diego. Esta canción defiende la verdad de las tierra ancestrales y sagradas, hogar de los indígenas. El viento aúlla a través de esta obra y los pájaros están presentes alzando vuelo entre el canto y las cuerdas de la Orquesta Sinfónica Nacional.

“Somos” es la canción con la que se completan las 10 composiciones. Los chicos que trabajaron en ella son Nino Rodríguez y Anthony Carrillo, autores de la música, Natalia Mendoza en letra y Luana Aquino a cargo de la voz principal, acompañada de sus compañeros de equipo.

El tema surge como un himno inspirado en la obra en xilograbado del año 1963 de la artista plástica Olga Blinder: “El torturado”.

El punzante coro inicial nos abre una gran puerta hacia un tema sensible y delicado que este equipo supo retratar con respeto, con el entendimiento y la visión que merece al hablar de torturas, muertes y exilio.

Ya sea la dictadura de Alfredo Stroessner que vivió nuestro país o cualquier otra dictadura que ningún país merece, necesita un canto que, como dice la letra, honre la lucha y la memoria. El Nuevo Cancionero congratularía esta herencia que hoy es nuestro presente, coherente y con la claridad de que “somos” jóvenes pero sabemos lo que nunca más queremos para nuestro país. No queremos gobiernos que nos pisoteen y nos violen dejando muerte, hambre y corrupción.

“Somos la memoria” afirman en esta canción que cierra diez obras que son un lujo para nuestro cancionero. Obras que como un torrente de agua se llevan todo consigo a su paso, nuestra admiración y gratitud hacia mentes conscientes, sensibles y llenas de amor.

Ojalá algún día podamos emocionarnos disfrutando en vivo de un concierto con todas estas canciones llevadas por tantos talentos. Y ojalá podamos seguir descubriendo el talento que nace de todos los rincones de nuestro país, talentos que honran la memoria, la naturaleza, la justicia, el amor y la paz.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...