Lo que dejó Adal Ramones

Carismático como pocos, el mexicano Adal Ramones se presentó en la noche del viernes en el Centro de Convenciones de la Conmebol.

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Más de 2.000 personas agotaron la única función para el espectáculo de monólogos que el popular humorista y presentador de TV mexicano Adal Ramones dio por primera vez en el país.

Tras el arranque a cargo de los paraguayos José Ayala y Jorge Ratti, el artista salió al escenario del Centro de Convenciones de la Conmebol alrededor de las 21:30, dando inicio a un espectáculo de dos horas y media, en el que las carcajadas fueron una constante.

El polifacético mexicano dio una performance de humor que brilló por guiños locales: hubo palabras tanto al reality televisivo de “Baila Conmigo Paraguay”, a su conductor Kike Casanova, a la fama de Larissa Riquelme y a las joyas que perdió la vedette argentina Moria Casán, en el mismo lugar donde Ramones se presentaba.

“Me divertí en ‘Baila Conmigo Paraguay’, pero fue como una tacha en el culo. ¡Es el primer país donde veo que tanta puta tiene trabajo!”, dijo. “Es el primer programa (de baile) que veo con una hora y media, ¡y todavía no baila nadie!”, agregó.

También tuvo palabras sobre la caída de Steven Tyler, vocalista de Aerosmith, quien en octubre del año pasado cayó en el baño del Hotel Bourbon, donde se hospedó el mexicano.

Ramones –quien condujo la versión original de “Bailando por un Sueño”, producido por Televisa, en México– se mofó del presentador de TV paraguayo Kike Casanova, cuyo trabajo calificó como “un tipo de conducción… diferente”.

El comediante ensayó palabras en guaraní, que fueron celebradas por el público; aunque reconoció la dificultad que le genera hablar en nuestro idioma.

En un momento, comentó que una relojería le ofreció un canje, pero que no lo aceptó porque “se pierden cosas”. “Moria Casán, pobre señora. ¡Ya está grande! ¿No le han dicho que ya murió hace rato?”, exclamó, con un collar en manos, en referencia a las joyas desaparecidas en julio pasado.

Ramones dijo también que le regalaron un termo para tereré. “¡Voy a andar yo con sobredosis de tereré!”, dijo, en referencia a declaraciones popularizadas por Casán.

El ícono del humor mexicano recordó también la fama de Larissa Riquelme. “Te pones un celular aquí (en los pechos) para triunfar… ¡Yo me voy a meter un iPad acá!”, ironizó, señalando la zona de sus genitales.

Los monólogos giraron también en torno a las redes sociales –con frases como “Antes éramos felices, ahora es una ‘pinche’ droga”–; los teléfonos inteligentes –“¡Antes los usábamos para hablar!”–; así como a paralelismos entre viejos tiempos de biblioteca y la actual era de Internet.

El espectáculo también sirvió para la autocrítica, siempre con humor. “En México hay algún que otro robo. Seremos 6 o 7 los que no somos narcos”. El momento sirvió para exclamar su percepción de nuestro país. “¡Qué bonita ciudad tienen! Pueden andar tranquilos… Eso sí, ¡las 'pinches' motos que hay!”.

También hubo lugar para hablar de las diferencias generacionales entre padres e hijos; la televisión, que –según dijo– ya no nos une; charlas de sexo con los niños y los viejos tiempos de cassettes.

Durante el show hizo el anuncio del regreso del talk show que lo lanzó al reconocimiento internacional, el exitoso “Otro Rollo”, previsto para el año que viene.

Adal aprovechó para interactuar con mujeres de primeras filas: entre ellas, besó a una mujer (que se definió abuela) y a otra joven que confesó estar acompañada por su novio. “¿Eres tú el novio? ¡Pues con razón me lo dio tan fácil!”, bromeó.

Acompañado en todo momento por el cineasta mexicano Juan Carlos Carrasco –quien registra todas las imágenes de su gira, para un futuro documental–, Adal Ramones brilló con sus ya conocidas dotes de comediante y actor.

Con una camiseta de la Albirroja puesta, recordó a Salvador Cabañas. “Sigue siendo un ídolo”, aseguró.

Finalmente, recordó con emoción a su fallecido padre, e instó a los presentes a perseguir sus sueños, como lo hizo él alguna vez, al salir de su Monterrey natal en busca de su carrera.

“¡Rohayhu! ¡Los quiero!”, dijo el comediante, agradeciendo una y otra vez las carcajadas de un público que disfrutó en vivo de su arte de monologar, tal como lo hacía durante tantas temporadas a través de la señal de cable.

Mientras tanto, algunos espectadores todavía reclamaban una sobreventa de entradas, lo cual les impidió a muchos tomar la ubicación enumerada que les correspondía.

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