El Quijote reaparece traducido al guaraní

Don Quijote de la Mancha se convirtió en el “kihote Guarani”, vistiendo camisa tradicional de Paraguay para adaptar a la lengua nativa de este país sudamericano las hazañas del “ingenioso hidalgo”, en una versión que será lanzada en octubre en Asunción.

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En esta primera adaptación al idioma guaraní -oficial con el castellano en Paraguay- “Kihote” cabalga sobre “Ro-sinante” por la avenida del Palacio de López (sede de Gobierno) , el edificio legislativo y la Catedral de Asunción, cuando no recorre en compañía de su fiel escudero “Sácho” las ruinas de las reducciones jesuíticas cuyos vestigios siguen en el sur del país.

“Kihote Guarani” es una obra encargada por el Instituto Cervantes al sacerdote jesuita español Bartomeu Meliá, lingüista y antropólogo, autor de una veintena de libros, en general investigaciones basadas en la evolución de la cultura guaraní.

Meliá, un mallorquino de 84 años que tiene casi siete décadas viviendo entre Argentina, Brasil y Paraguay, llevó a cabo esta edición en coordinación con cuatro traductores locales, profusamente ilustrado para concitar el interés de niños y jóvenes del área rural.

“En Paraguay ni los creyentes entienden si en la misa no les graficamos los mensajes bíblicos en guaraní”, subraya Meliá a la AFP sobre la lengua indígena que habla más del 75% de los siete millones de habitantes.

“Vámonos a Paraguay, dijo Kihote al amanecer de aquel día...”, comienza la narración en esta versión enciclopédica de poco menos de 200 páginas apoyadas por dibujos que recrean las desventuras del secular personaje de Miguel de Cervantes.

Los textos se toman libertades que llevan al hidalgo de Cervantes citando a autores locales. Es así como sobre Paraguay dice que “es una ínsula (nación) no rodeada de agua sino de tierra, al otro lado del océano” , en una referencia al escritor paraguayo Augusto Roa Bastos ("Yo, el Supremo") para describir esta nación mediterránea.

“El guaraní tiene las palabras precisas para transmitir las emociones del autor”, indicó a la AFP Mirtha Martínez, especialista en la traducción del idioma.

Para el académico del guaraní, Tadeo Zarratea, “no se le puede privar a ningún pueblo acceder a una obra que es patrimonio de la humanidad”.

Zarratea, catedrático y magistrado, tradujo en 2015 el capítulo 55 de la novela de Cervantes junto a Domingo Rivarola, a pedido del Ayuntamiento del Toboso, España.

“El Quijote en guaraní es de alto interés educativo. Es un aporte que ayuda al proceso de recuperación social de nuestro idioma”, dijo a la AFP Gloria Pereira Parquet, directora general del Ministerio de Educación que tiene planes para traducir otras grandes obras clásicas de la literatura universal.

Kihote se adapta hasta al folclore tradicional de Paraguay.

En el capítulo de “Las bodas de Camacho”, el ambiente de fiesta toledano se traduce a la costumbre paraguaya del asado, con conjuntos musicales de arpas y guitarras y hasta un avivado perro de la calle que se roba una ristra de chorizos.

La bella y amada Dulcinea se pronuncia Endarusinea en el minucioso trabajo que le llevó 10 años años a Meliá y sus traductores.

La vigencia del guaraní como lengua de uso habitual masivo de Paraguay se remonta a los tiempos del aislamiento cuando Felipe IV dividió las provincias y convirtió a la de Paraguay en mediterránea, recuerda el historiador Jorge Rubbiani.

“Desde antes de la llegada de los jesuitas (1600) esta región fue olvidada por el Reino de España porque no encontraron el pretendido El Dorado” , explica el experto.

“Los conquistadores dejaron de tener auxilio de Europa y prácticamente se indianizaron. Se cruzaron (con sus mujeres), aprendieron la lengua, recurrieron a los comestibles, los medicamentos indígenas que nutren hasta hoy día las farmacias del mundo moderno”, relató.

Hasta la Guerra de la triple Alianza, que entre 1864 y 1870 libraron contra Argentina, Brasil y Uruguay, “los paraguayos hablaban exclusivamente guaraní. Se comunicaban en guaraní”, recordó el padre Meliá.

“Exterminada la población y con las migraciones se habló un poco más el castellano”, apuntó.

El aislamiento de Paraguay de la costa atlántica y por ende de los adelantos científicos, terminó fortaleciendo y nutriendo la lengua nativa, que también se habla en grandes zonas de Bolivia, Brasil, Argentina y Uruguay.

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