La teoría de las falsas reminiscencias se utiliza a menudo para descalificar a víctimas de agresión.
Es una herramienta muy socorrida, por ejemplo, en casos de acusaciones de agresión sexual. Los abogados de Harvey Weinstein, entre otros, han convocado a “expertos” en “falsa memoria” para que den testimonio en sus juicios. En 2021, la memoria de la mujer que acusó de abuso sexual al Fiscal General australiano Christian Porter fue puesta en duda. La prensa sugirió que tenía problemas mentales y que la acusación era un delirio. Aunque en ámbitos científicos la vigencia de este curioso mito está terminando, se sigue utilizando a nivel popular.
En diciembre de 2019, la Fundación del Síndrome de Falsa Memoria (False Memory Syndrome Foundation, FMSF) anunció el fin de sus actividades y su cierre definitivo.
La FMSF se fundó en 1992. Después de que la profesora Jennifer Freyd acusó a su padre, Peter, de abusar sexualmente de ella cuando era niña, Peter y su esposa Pamela se aliaron contra su hija. Junto con Ralf Underwager, psicólogo y ministro luterano, y su esposa, Hollida Wakefield, crearon la FMSF para dar credibilidad a sus afirmaciones de que las víctimas “inventaban” historias de abuso, “falsos recuerdos” o “falsas reminiscencias”.
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Underwager ya era conocido por haber declarado, en la prensa y en los tribunales, que para el 60% de las mujeres que sufrieron abuso sexual en la infancia la experiencia había sido “beneficiosa”. Ganó importantes sumas de dinero como perito de la defensa en casos de abuso sexual infantil. En 1993, con su esposa Hollida concedió una entrevista a la revista holandesa propedofilia Paidika: The Journal of Paedophilia.
La FMSF creó un “Consejo Asesor Científico y Profesional” bastante incongruente que incluía a Aaron T.Beck, popular inventor de la terapia cognitivo-conductual, la hoy cada vez más controvertida Elizabeth Loftus, con su investigación sobre la “memoria falsa” que actualmente se considera dudosa y exagerada, y el “mago” James Randi.
Otro miembro del “Consejo Asesor Científico y Profesional” de la FMSF, el Dr. John Hochman, escribió que las víctimas de abuso infantil buscaban “la solución llorona a los problemas: que les digan que la culpa es de otros”. Otra miembro, la Dra. Rosalind Cartwright, describió así su motivación para involucrarse: “Un amigo tenía una hija que lo acusó de abuso sexual”, ante lo cual ella sostuvo, sin pruebas, que era un falso recuerdo.

La FMSF nunca logró que el “Síndrome de Falsa Memoria” fuera aceptado por ningún sistema de diagnóstico convencional. Pero sí logró desprestigiar a profesionales que trabajaban con víctimas acusándolos sin pruebas de llevarlas a “inventar falsos recuerdos”. Pamela Freyd escribió un relato “anónimo” de las supuestas “reminiscencias falsas” de la profesora Jennifer Freyd, su hija, y lo publicó con el membrete de la FMSF para desacreditarla.
Tras la formación de la FMSF en 1992, se crearon otras sociedades similares. En 1993, la Asociación Australiana de Falsos Recuerdos (Australian False Memory Association), ya inactiva. Su portavoz, el Dr. Gerome Gelb, fue acusado de plagio. Además, fue arrestado en 2007 por llevar una pistola cargada a un juzgado de primera instancia de Melbourne, y fue suspendido dos veces de su ejercicio como psiquiatra, una por mantener relaciones sexuales con una paciente y otra por delitos relacionados con armas de fuego.
Otras sociedades de “Falsa Memoria” en Bélgica, Canadá, Suecia y Nueva Zelanda tuvieron una existencia breve. Varias personas vinculadas a la FMSF y organizaciones afines han sido acusadas, con fundamento, de abuso sexual infantil.
Durante 30 años, la teoría de los falsos recuerdos gozó de amplia aceptación, en gran parte gracias a la prensa generalista. Las complejidades de la memoria y el trauma se simplificaron. Errores normales o dificultades para acceder a recuerdos se utilizaron para descalificar testimonios como “recuerdos falsos”. Hasta hoy, la investigación en este campo no ha recuperado su rigor. Es necesario estudiar la posibilidad de que los perpetradores manipulen a las víctimas o busquen desacreditarlas a fin de proteger su propia imagen, por temor a que algún día puedan revelar lo sucedido.
La lucha contra las acusaciones de falsos recuerdos involucra a los sobrevivientes de abuso infantil, a las víctimas de todas las formas de abuso y al movimiento feminista. Toda persona que haya actuado indebidamente puede buscar restar credibilidad a la víctima, y la teoría pseudocientífica de las falsas reminiscencias es ideal para lograrlo. Cualquiera que busque resucitar esta teoría puede tener algo que ocultar. Necesitamos fomentar la investigación de la memoria a fin de que adquiera verdadera relevancia clínica y deje de ser instrumentalizada con fines espurios. Es lo primero para defender a las víctimas de abuso y maltrato contra quienes no respetan el discurso científico ni la práctica ética. Es imprescindible exigir siempre pruebas a cualquiera que acuse a una posible víctima de tener “falsos recuerdos”. Es una medida básica de prevención para evitar que a posibles abusos ya cometidos se sumen nuevos daños, en este caso a la reputación de las víctimas de cualquier forma de abuso y maltrato.

*Para más información, ver: Dr. Kate McMaugh, MHSc, & Dr. Warwick Middleton, MD: “History The Rise and Fall of the False Memory Syndrome Foundation”, International Society for the Study of Trauma and Dissociation (ISSTD).