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Este martes 25 de febrero a las 19:30, en el Espacio La Galería del Centro Cultural Manzana de la Rivera, será la inauguración de la exposición “El proceso”, del artista Fernando Achucarro.
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Su obra se caracteriza por un crudo expresionismo, donde se representan personas en estados de desesperación y vulnerabilidad extrema, atormentadas por los fantasmas que residen en el inconsciente.
El artista emplea un simbolismo mágico que se manifiesta a través de cuerpos torturados, objetos punzantes y demonios carnales, relatos que emergen sin la necesidad de palabras. Achucarro se erige como el verdugo del ideal romántico de belleza, reflejando en su trabajo una obsesión constante por la religión, que oprime la vida y los instintos naturales del ser humano. En su universo, la figura femenina se presenta como una musa esquiva, enfrentándose a diversos obstáculos, mientras que el amor se pierde en un laberinto de locura y deseo.
Las visiones fantasmales que gobiernan su obra revelan un escenario en el que el artista navega entre el cielo y el infierno en busca de lo absoluto. Los ángeles oscuros protegen al profeta condenado que observa la vida desde su sombrío reino de soledad. La sinceridad y el dolor son palpables en su testimonio: “El amor no se puede comprar”.
Arte que habla de migración e identidad en “Pytaga”
De la mano de la artista Sara Quintana, este miércoles 26 de febrero a las 20:00, se inaugurará en el Hall Ruy Díaz de Guzmán de la Manzana de la Rivera la exposición “Pytagua”, “un proyecto documental fotoquímico que explora la experiencia migratoria y la construcción de identidad desde la perspectiva de su autorx”, señala el comunicado de prensa.
En guaraní, “Pytagua” significa “extranjero”, una identidad que implica habitar espacios nuevos y ajenos, en constante adaptación y transformación. “Como migrante, el autorx carga con recuerdos y memorias que se almacenan en su cuerpo, careciendo de referentes estables como paredes que hablan de su historia o raíces a las cuales regresar”, añade el texto.
“Esta experiencia le llevó a resignificar los espacios que ocupa y a repensar conceptos como hogar, lazos y memoria, siempre consciente de su temporalidad. Adaptarse a despedidas constantes —de la tierra, los hogares y las personas que forman parte de su vida”.
“El proyecto surge de la experiencia del autorx como persona (s)exiliada, alguien que migró debido a su identidad de género”. Formalmente, “Pytagua” es una serie documental efímera creada con la técnica de antotipia, utilizando clorofila y pigmentos naturales, una de las técnicas fotoquímicas menos dañinas para el ecosistema.
Las imágenes, al igual que los recuerdos, desaparecen con el tiempo, reflejando la naturaleza fugaz de estas experiencias, que se preservan en el interior de quienes las viven, sin un anclaje físico permanente.
Esta exposición invita a reflexionar sobre migración, identidad de género, memoria y desplazamiento, a través de un enfoque técnico y conceptual que dialoga con la transitoriedad de estas vivencias.
