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Annick Sanjurjo falleció ayer a los 89 años en Maryland, Estados Unidos; país en el que residía desde hace varias décadas. Nació en Asunción el 4 de octubre de 1934 y se graduó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Asunción, donde se desempeñó como docente.
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Ana María Celina Sanjurjo Casciero residió en Estados Unidos desde 1975, donde se abocó al estudio de las artes plásticas latinoamericanas y expresiones artesanales de nuestro país. En diciembre de 2001 publicó el libro “Ñanduti, encaje paraguayo”, en el que reunió su amplia investigación acerca de este tejido artesanal.
En el año 2008 obtuvo una mención de honor del Concurso Nacional de Ciencias y actualmente parte de su colección de ñandutí se exhibe en la Fundación Texo para el Arte Contemporáneo, en una sala dedicada al arte popular que lleva su nombre.
A través de Facebook, su hijo Rodrigo Alba, destacó el trabajo realizado por su madre en torno al ñandutí y al arte latinoamericano y sobre todo su sensibilidad. Detalló que cuando comenzó a investigar sobre el ñanduti, le habían sugerido varias publicaciones académicas, pero para ella lo más importante era “ir a hablar directamente con las tejedoras, entrar al mundo de ellas, escuchar cuál era el significado de la labor que realizaban directamente de las mujeres del campo, sentada con ellas en su mundo rústico y tan mágico”.
“Y así, con esta sensibilidad y muy poderosa sabiduría, pudo desvelar mil elementos escondidos dentro de los hilos del ñanduti. Vio que el dechado escondía historias sobre la sobrevivencia de las mujeres en la violenta historia del Paraguay, que contenía descripciones de la vida cotidiana de estas mujeres, que guardaba catálogos rústicos de plantas, flores, granos, y también listados de hierbas con cualidades medicinales”, añade la publicación.
También destaca que las observaciones “destaparon que el arte del ñanduti es más que folclore. En estos dechados está inscrita la cultura y las prácticas que dan luz a todo un mundo expresados en bellos diseños de tela”.
A lo largo de su carrera, también desempeñó varios cargos en la Organización de Estados Americanos (OEA) y trabajó en los archivos del Museo de Arte Contemporáneo de América Latina de esta institución. Fue curadora de muestras, escribió ensayos críticos sobre reconocidos artistas latinoamericanos como Fernando Botero, Rufino Tamayo, José Luis Cuevas, entre otros.
Sanjurjo también trabajó en “El guajhú”, un audiovisual basado en el cuento homónimo de Gabriel Casaccia.