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En palabras de la directora, esta es una “alianza performática entre un baldío y una pelopincho que nos conecta con el agua, el suelo y el cielo en un modo ecológico y reutilizable”. En esta puesta, “el baldío se transforma en edén urbano” y el río “llega a visitarnos, envuelto para regalo”. Así “Garden Slow Dance se abre al aire libre en una playa de estacionamiento en la que todavía queda lugar para detenerse y refrescarse un poco”.
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Esa es la premisa de esta puesta que estrenará hoy y tendrá más funciones los días viernes 4, sábado 5 y viernes 11 de marzo, a las 19:30 en la Playa E (Estrella 955 entre Colón y Montevideo). La entrada es gratuita con agendamiento previo. Los interesados en asistir deben escribir a espacioe977@gmail.com.
Cercanos pero lejanos al río
A la hora de visualizar esta puesta Edith pensaba en el río y la imposibilidad de sumergirnos en él, de navegar en él, porque “hemos perdido esa relación cercana que han tenido los habitantes antiguos”, señaló en entrevista para ABC.
Pero la creadora explicó que no les interesaba “trabajar esta pérdida desde la queja o la nostalgia, sino desde el juego y el guiño que nos ofrecen el baldío y el agua contenida en una pelopincho, y cómo nos permitimos otras alianzas con otros paisajes fuera del teatro”.
Pero llegar a este escenario no fue la idea desde el principio, sino una serie de puertas cerradas llevó a la apertura de nuevas ideas. “Queríamos intervenir el edificio del Correo y no nos dieron permiso, el puerto y no tuvimos permiso, la Costanera y tampoco logramos”, lamentó Edith. “Entonces ¿cómo podemos hacer una grieta en lo que no está autorizado?, o ¿cómo perturbamos nuestros propios límites e imposibilidades?”, se preguntó.
Esto los llevó a plantear la cercanía al agua desde los elementos que tenían “a mano” y con el lenguaje con el que mejor se relacionan: la danza contemporánea. “El movimiento, el cuerpo, la danza es nuestro lenguaje; no consideramos que sea el lenguaje ideal sino el modo que tenemos de relacionarnos y situarnos en el mundo”, precisó.
Hablando desde los cuerpos
De esta aventura forman parte como intérpretes Patricia Martínez, Fabio Esteche Cabrera, Lui Gavilán y Coco Ocampos. “El elenco de bailarines aporta la diversidad en el vocabulario de la danza” porque “tomamos como un valor la historicidad y la particularidad de la danza de cada uno”, dijo Correa.
Además, resaltó que la creación fue en conjunto por lo que construyeron “con la imaginación”. En ese sentido valoró su “capacidad de fabular y la disposición de sus cuerpos, su permeabilidad a este paisaje urbano que es el baldío, la relación con los pelopinchos, los yuyos, el sonido y el agua”.
La música, creada por José Ariel Ramírez, es también protagonista. “Con José, el compositor, investigamos el cruce de los conceptos de la danza a la música y viceversa: cómo los conceptos de la música pueden aportarnos en la composición en danza”, remarcó la directora.
“Nos interesa habitar otros territorios de la ciudad y encontrar tesoros en ese recorrido, en este caso un jardín. Nos interesa hacer trayectos de creación, de investigación en danza y cómo nos relacionamos con otras practicas artísticas y de pensamiento”, reflexionó la bailarina.
Finalmente, expuso que la obra es para ellos “como un procedimiento que posibilita escuchar, ver, sentir desde otras perspectivas los paisajes urbanos”, por lo que buscan “abrir otras maneras de decir que tienen los cuerpos”. “Nos interesa la danza que da cuenta de nuestro deseo, una danza que potencie nuestros cuerpos”, cerró.