Cargando...
Las figuritas de Marsal son verdaderas obras de arte que reproducen a imagen y semejanza el prototipo de los paraguayos de antaño. La burrera, la mujer que vende leche sobre la cabeza, la que ofrece gallina en un canasto casa por casa, el romanticismo del guitarrero, la que fuma y produce cigarro, el travieso niño vendedor de naranjas y la casi desnudez femenina de las indígenas.
Estas piezas eran adquiridas por los turistas de aquellos tiempos como recuerdo o “souvenir” del viaje que realizaban a la capital paraguaya y así se han dispersado por el mundo. Son hoy muy valoradas y buscadas por los coleccionistas que pretenden reunir la serie completa.
Las terracotas suelen ser ofertadas en páginas digitales de casas de subastas, así como por anticuarios y mercados de pulgas de Buenos Aires, Montevideo, Rio de Janeiro, Madrid y París. Cada pieza, de acuerdo a su rareza o hermosura tiene alta cotización.
En su momento, la artista y crítica de arte Josefina Plá había remarcado: “Esto, aparte de tener su valor artístico, por las formas, la belleza como fueron creadas, tiene un valor documental e histórico, porque representan tipos de paraguayos. Están todos los personajes populares que nos identifican como pueblo, como sociedad”.
Identikit de Serafín Marsal
Serafín Marsal nació en Cardona, España, en 1861. Realizó sus estudios de dibujo y escultura en la Academia de Bellas Artes de Barcelona. Con el título profesional en manos se radicó en la Argentina, en 1897.
Durante una exposición de todas las artes que se organizó con motivo del Centenario de la Independencia, logró en Buenos Aires el tercer premio con una escultura. Y en su estadía en el país vecino realizó bustos de personajes políticos e intelectuales, entre ellas un monumento a Domingo Faustino Sarmiento que se ubica en Santa Fé.
Vivió en Santa Fe desde 1900 hasta 1907, cuando se trasladó al Paraguay en busca de un mejor clima para la quebrantada salud de su esposa Filomena Mora, quien era profesora de piano.
Marsal no tardó en ser nombrado profesor de dibujo del Colegio Nacional de Asunción. Y también profesor de dibujo y escultura en el Instituto Paraguayo. Entre sus creaciones en barro produjo una limitada serie de bustos de mujeres paraguayas, casi a escala real.
Figuran también como obras suyas hechas en tierra guaraní un monumento al Gral. José Eduvigis Díaz, que fue colocado en la plaza de Carapeguá; los bustos de Manuel Franco, José Zorrilla de San Martin y José Gervasio Artigas. El artista catalán murió en Asunción el 15 de febrero de 1954, a los 93 años de edad.
Delicado trabajo artístico
Serafín Marsal trabajaba en principio con arcilla, las moldeaba y las horneaba. Ya en frío, él mismo procedía a pintarlas con suma paciencia. En esta tarea de pintar al óleo en colores pasteles las piezas horneadas tuvo el acompañamiento de su hija Mercedes Marsal.
También otro hijo suyo, José Marsal Mora, trabajó muy de cerca con él. Y éste siguiendo los pasos del padre moldeó la réplica de la Ruina de Humaitá, obra que le permitió ganar un Diploma de Honor, otorgado por el Gobierno Nacional.
Su nieto, Vicente Marsal Duarte destacaba que la colección de terracotas de motivos paraguayos tiene un número individual de 27, “pero a voluntad de los compradores se hacían muy ocasionalmente uniones de un motivo con otro. Paralelamente realizó terracotas de motivos argentinos pero muy pocos”. Es por eso que no hay número exacto de la serie completa.
Las más conocidas son las burreritas, las mercaderas, los vendedores ambulantes, los músicos, la anciana que toma mate, las vendedoras de chipa (ancianas y jóvenes), frutas, gallinas, leche, el vendedor de loros, el “raido poty” y dos figuras de indias acostadas semi desnudas con loros en las manos. Las inscripciones de las piezas son en guaraní y llevan grabadas la firma del autor y la leyenda “Paraguay”.
Escritos relacionados a su obra indican que se habrían hecho como cincuenta mil copias. Muchas de ellas fueron a parar a Japón, EE.UU., España, Francia, Argentina, Alemania, Uruguay, Perú, Brasil y otros países del mundo.
Las terracotas de Serafín Marsal causan admiración en críticos del exterior y son motivos de estudio a nivel internacional por parte de gente ligada al mundo de las artes. Reconocen en ellas gran valor artístico y antropológico, pues representan la tipología del paraguayo de antaño.
En Asunción existen destacados coleccionistas que atesoran importantes lotes. El público puede apreciar estas estatuillas de barro en el Museo de la Ciudad, de la Manzana de la Rivera y en el Museo del Barro.