En un encuentro con la prensa en Londres, el cineasta de 57 años habló de su nuevo largometraje, que se estrena el 30 de septiembre en EE.UU. y en el Reino Unido, y en el que de nuevo eleva a la máxima potencia su marca personal: un escenario fantástico y colorido bañado en tintes góticos y tétricos.
“Me identifico con los personajes, conecto con ellos. Es una versión más humana de los superpoderes porque los chicos tienen peculiaridades y me interesaba presentar a un grupo de niños que van a salvar el mundo a pesar de ser quienes son”, enfatizó Burton.
La historia, basada en el libro homónimo infantil de fotografías del escritor Ransom Riggs (2011), sigue los pasos del joven Jake (Asa Butterfield) hasta Gales en su intento por descubrir los secretos de su abuelo (Terence Stamp), después de que este muriera en extrañas circunstancias.
La cinta cuenta con grandes espadas de Hollywood, como Samuel L. Jackson, Judi Dench y Eva Green, que se enfunda el traje victoriano de Miss Peregrine, una mujer que puede convertirse en pájaro y que regenta una escuela en la que viven un grupo de niños con habilidades especiales.
“Quiero que la película conmueva al público y los ayude a enfrentar sus problemas y la forma en la que se sienten. Esto es lo que me define”, repuntó el director de películas como Charlie y la Fábrica de Chocoalte o El Cadáver de la Novia.
Atrapados en un bucle temporal durante la Segunda Guerra Mundial, entre los pupilos de Green resaltan una joven que manipula el aire, un chico con una colmena de abejas en su cuerpo, una niña pizpireta que esconde una boca con dientes afilados detrás de su cabeza y unos gemelos mudos que cubren sus rostros con máscaras y que recuerdan a Tomás, el misterioso protagonista de la cinta española El Orfanato.
El responsable de El Joven Manos de Tijeras y Sweeney Todd explicó que supo del libro “hace un par de años” y que trasladar a fotogramas las imágenes de la obra de Riggs fue “el reto más difícil”.
“No sabía nada de la historia, no leí ninguna reseña. Quería aire fresco y no tener ninguna idea preconcebida ni influencias externas”, explicó vestido totalmente de negro y con su cabellera peinada sin mucho esmero. “Contar esta aventura sin saber nada sobre ella era una forma de conservar el misterio que la rodea”, sentenció.
El director subrayó que le fascinaba el hecho de construir toda una película por medio de las instantáneas originales, ya que emanan “poesía” y “horror” al mismo tiempo: “dejaban lugar a la imaginación y espacio para crear tu propia narración, y ese es el método de abordar el mundo”.
“Antes de las películas, había cuentos de hadas que también eran duros y terroríficos, y hasta más gráficos y grotescos”, respondió Burton sobre si era indicado que el público infantil viera la cinta. “Los niños lo ven todo como sueños e imágenes difusas porque aún no entienden como un adulto. Por eso es importante mezclar la abstracción con amor y humor. No pongo cosas raras por poner cosas raras”, matizó.
Maestro del “cine oscuro”, tal y como él lo describió, confesó que su peor pesadilla era rendir cuentas al artífice del mundo de Miss Peregrine: “Me da más miedo enseñarle la película al autor (Riggs) que mostrársela a los espectadores”.
El cineasta estadounidense manifestó también la grata sorpresa que se llevó al trabajar con Judi Dench y Samuel L. Jackson en un ambiente totalmente nuevos para ellos. “Dench es fantástica, tomó la ballesta desde el primer día. Me gustó trabajar con ambos en una forma diferente a la que están acostumbrados. Han rodado muchas películas pero todavía sienten curiosidad y mantienen una actitud positiva ante proyectos como este”, repuntó.
“Es un estímulo trabajar con gente así”, remató Burton con una sonrisa llena de satisfacción.