Terrence Malick regresa a Cannes con un filme místico sobre la resistencia

CANNES. El director estadounidense Terrence Malick volvió a Cannes con “A Hidden Life”, en liza por la Palma de Oro, un viaje místico ambientado en la Segunda Guerra Mundial que suena como un grito de alarma frente al auge de la derecha.

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Coronado con el máximo galardón en 2011 por El árbol de la vida, el cineasta de 75 años, alérgico a las apariciones públicas, estuvo el domingo en el estreno, donde fue visto al final de la proyección en el Gran Teatro de Lumières.

En su novena película, propone una experiencia espiritual y sensorial de casi tres horas, con una historia con total resonancia con la actualidad.

El filme se centra en la figura de Franz Jägerstätter, un campesino austriaco que fue ejecutado por los nazis en 1943 por haberse negado a combatir por el Tercer Reich.

El actor alemán August Dielhl (visto en Bastardos sin gloria) da vida a este resistente católico, que fue beatificado en 2007 por el papa Benedicto XVI.

“Es hora de plantarse contra toda esta tendencia de derechas en Europa. Va por mal camino. Todos tenemos nuestras opciones personales y cómo llevar esto”, dijo el lunes Dielhl en la rueda de prensa de la película.

Ni biopic, ni película de guerra, A Hidden Life, sigue el patrón de las cintas de Malick. El director filma de cerca la naturaleza y los rostros, observa el cambio de las estaciones, de la luz, recurre a la voz en off...

Aclamado por la crítica por su primer largometraje Malas tierras, Terrence Malick solo hizo tres películas en 25 años, y luego aceleró el ritmo.

En estos últimos años, rodó Knight of Cups (2015), con Christian Bale y Natalie Portman sobre los problemas de un guionista, y Song to Song (2017), con Ryan Gosling y Rooney Mara, una historia de amor.

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