Perfil de Oscar: Daniel Day-Lewis (Lincoln)

El aclamado intérprete británico nominado al Oscar por “Lincoln” tuvo su primer rol en el cine a los 14 años.

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Daniel Michael Blake Day-Lewis, conocido en todo el mundo simplemente como Daniel Day-Lewis, nació el 29 de abril de 1957 en Londres, Inglaterra, hijo del poeta irlandés Cecil Day-Lewis y la actriz inglesa Jill Balcon. Fue el segundo hijo de la pareja, que ya tenía una hija al momento del nacimiento del futuro nominado al Oscar.

En sus años de infancia fue constantemente acosado por sus compañeros de colegio, y a menudo se metía en problemas por robar en tiendas, entre otras cosas. Esto acabó por hacer que sus padres lo envíen a un colegio internado, que Day-Lewis odió pero que lo introdujo a la actuación, además de a otra de sus pasiones, la carpintería.

En 1970, Day-Lewis fue trasladado a otro colegio, y un año después debutaría en el cine con un minúsculo papel como un vándalo en el drama “Sunday Bloody Sunday”; posteriormente describiría la experiencia, por la que recibió el pago de dos libras esterlinas, como “celestial”.

No volvería a actuar en una película hasta 11 años después, cuando obtuvo un pequeño papel en “Ghandi” (1982), la galardonada película biográfica sobre el líder espiritual indio. En paralelo a una exitosa carrera teatral -formó parte de la prestigiosa Royal Shakespeare Company-, Day-Lewis continuó su carrera fílmica con papeles de creciente relevancia en filmes como el drama romántico “Un Amor en Florencia” (1986) -junto a Helena Bonham Carter-.

En 1987 consiguió su primer rol protagónico en el filme “The Unbearable Lightness of Being”, en el que interpretaba a un mujeriego cirujano checo cuya existencia toma un giro cuando comienza a tener auténticos sentimientos por una mujer; en este filme el actor comenzó a utilizar el método por el que ahora es famoso, de nunca salir de su personaje mientras dure el rodaje.

Ese método se hizo particularmente notorio en su próximo filme, “Mi Pie Izquierdo” (1989), en el que el actor interpretaba al pintor y escritor irlandés Christy Brown, quien sufría de parálisis cerebral y sólo era capaz de escribir o pintar usando su pie izquierdo.

Day-Lewis se preparó pasando semanas en una clínica en Dublín, Irlanda, donde entabló amistad con varias personas con distintas discapacidades. Durante el rodaje, se rehusaba a caminar y debía ser llevado a todas partes en una silla de ruedas; debido a la posición jorobada que debía mantener en la silla de ruedas, el actor acabó fracturándose dos costillas.

Su esfuerzo se vio recompensado cuando fue nominado y, posteriormente, ganó el premio Oscar al Mejor actor; era el primero de su carrera.

Su carrera en el teatro acabó en 1989 con un curioso incidente: en un ensayo para una nueva versión de “Hamlet” de Shakespeare, preparando la escena en la que el fantasma del padre del protagonista aparece, Day-Lewis se puso a llorar inconsolablemente y se rehusó a volver al escenario; en un programa de entrevistas años después, el propio actor confirmó los rumores de que en esa ocasión había visto al fantasma de su padre.

En 1992 estrenó uno de sus filmes más conocidos: “El Último de los Mohicanos”, de Michael Mann, en el que interpretaba a un hombre blanco criado por la tribu indígena norteamericana de los mohicanos en el siglo XVIII; Day-Lewis se preparó para este papel siguiendo un duro programa de ejercicios para ponerse en forma, además de acampando en los bosques donde su personaje vivió, aprendiendo a subsistir cazando y pescando.

El peso que ganó para aquél filme lo perdió de nuevo en preparación para su próxima película, “En el Nombre del Padre” (1993, de Jim Sheridan), donde interpretaba a Gerry Conlon, una de las cuatro personas injustamente acusadas y encarceladas por llevar a cabo una serie de atentados con bombas en Guildford, Inglaterra. El actor pasó largos períodos de tiempo en la celda de una prisión, y durante el rodaje instaba a los miembros del equipo de producción a que le arrojen agua fría y lo maltraten verbalmente. La película le valió su segunda nominación al premio de la Academia.

Luego se puso a las órdenes del aclamado director Martin Scorsese para el filme “La Edad de la Inocencia”, ambientada en la Nueva York de la década de 1870, en la que debía interpretar a un rico abogado en el medio de un triángulo amoroso; durante los dos meses de rodaje, el actor se vistió con ropas aristocráticas de la época siempre que salía a la calle.

En 1996 estrenó “Las Brujas de Salem”, basada en una obra de teatro del dramaturgo Arthur Miller; durante el rodaje conoció a la hija de Miller, Rebecca, quien se convertiría en su esposa. Luego volvió a trabajar con Sheridan en “The Boxer”, sobre un exboxeador y miembro del grupo secesionista irlandés IRA liberado de prisión; se preparó entrenando en boxeo con el ex campeón mundial Barry McGuigan.

Luego ese filme, estrenado en 1997, Day-Lewis se tomó una pausa de la actuación, declarándose en “semi-retiro” y mudándose a Florencia, Italia, para aprender zapatería. Regresaría para interpretar otro de sus roles más icónicos, el del despiadado Bill “el Carnicero” Cutting, junto a Leonardo DiCaprio en el filme de 2002 de Martin Scorsese “Pandillas de Nueva York”, ambientado durante los tensos años de la Guerra Civil estadounidense.

Para “Pandillas”, Day-Lewis aprendió carnicería, y de nuevo sorprendió por el nivel en que se negaba a salir de personaje, llegando a negarse a usar ropa más abrigada que la que su personaje usaba, aún luego de que se le había diagnosticado neumonía durante la filmación, aunque eventualmente lo convencieron de que se deje tratar por un médico. Volvió a ser nominado al Oscar por su papel de Bill Cutting.

Luego trabajó bajo las órdenes de su esposa Rebecca Miller en “La Balada de Jack y Rose”, interpretando a un hombre moribundo que intenta reconciliarse con su hija adolescente luego de años sin verla; Day-Lewis vivió separado de su esposa durante todo el rodaje para adquirir la sensación de aislamiento de su personaje.

Volvería a ser reconocido por la Academia con su siguiente filme, “Petróleo Sangriento”, dirigido por Paul Thomas Anderson, un filme sobre la codicia y la corrupción alrededor del “boom” petrolero en California en la década de 1920. Para su papel del empresario Daniel Plainview, Day-Lewis estudió intensivamente cartas de trabajadores de la época, fotografías y trabajó en adecuar su habla a la de la época.

Day-Lewis ganó su segundo premio Oscar por el filme, dedicándolo a su recientemente fallecido colega Heath Ledger.

Su siguiente rol fue el musical de 2009 “Nine”, dirigido por Rob Marshall y con un elenco de estrellas que incluía a Nicole Kidman, Marion Cotillard, Penélope Cruz, Sophia Loren y Judi Dench; sobre un cineasta italiano sufriendo de un bloqueo creativo, por lo que recurre a la ayuda de todas las mujeres de su vida, vivas o muertas. El actor aprendió italiano para el papel, y lo hablaba en todo momento, como lo haría su personaje.

En 2010, Day-Lewis comenzaría un período de un año de preparación -pedido por él mismo- para el filme que este año lo tiene de nuevo entre los nominados al Oscar al Mejor actor, “Lincoln”, el recuento de Steven Spielberg de la lucha del presidente estadounidense Abraham Lincoln por lograr la abolición de la esclavitud. Durante el tiempo que le concedió Spielberg, Day-Lewis leyó más de 100 libros sobre Lincoln.

Daniel Day-Lewis es considerado el favorito para llevarse el Oscar en la próxima edición de los premios de la Academia -donde compite con Bradley Cooper (“Silver Linings Playbook”), Hugh Jackman (“Los Miserables”), Joaquin Phoenix (“The Master”) y Denzel Washington (“El Vuelo”).

“Lincoln” aún no se ha estrenado en Paraguay, pero en el resto del mundo se ha convertido en un éxito de taquilla y en una de las películas más aplaudidas de 2012.

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