La Academia, cuya Junta de Gobernadores se reunió anoche, reeligió a John Bailey para un segundo mandato al frente de la institución y aprobó “cambios significativos” en la transmisión de los premios más famosos de la industria del cine, que han ido perdiendo audiencia durante los últimos años.
Para hacer frente a esa situación, la organización, tras discutir sobre estos planes durante los últimos meses, decidió apostar por una gala de los Óscar que no sobrepasará las tres horas de duración.
“Estamos comprometidos con producir un show entretenido a tres horas y ofrecer unos Óscar más accesibles para nuestros espectadores en todo el mundo”, indicó la Academia en una misiva dirigida a sus miembros. Para asegurarse de que el programa no superará las tres horas, se ha decidido que los vencedores en determinadas categorías se anuncien durante las pausas publicitarias. Los mejores momentos de esos discursos serán emitidos durante la retransmisión.
Además, se ha decidido que la ceremonia de los Óscar en 2020 se celebre el 9 de febrero en vez del 23 de febrero, como se había anunciado previamente.
Pero el cambio más significativo es, sin duda, la inclusión de una nueva categoría que reconocerá a la mejor película con un gran éxito popular. La Academia, por el momento, únicamente ha detallado que los requisitos para acceder a esta categoría se darán a conocer próximamente.
De esta manera la institución garantizará la presencia en los Óscar de las películas más comerciales del año, algo que no siempre ocurre.
De hecho, la Academia amplió a un máximo de diez el número de obras que lucharían por el Óscar a la mejor película -tradicionalmente cinco- tras la criticada ausencia de El Caballero de la Noche entre las candidatas de 2009. Aquel movimiento se decidió con la esperanza de favorecer la inclusión de los filmes más populares y así congregar un mayor número de espectadores frente al televisor para ver la gala.