“Buena parte del éxito de estas películas tiene que ver con la criatura, esta bestia, esta creación que se mete realmente en nuestra imaginación: es tan terrorífica, tan provocadora. No tiene ojos y esa ausencia de mirada es aterradora. Es hermosa, repulsiva, también sexual”, comenta Fassbender en una entrevista con Efe.
El actor irlandés se encuentra en Madrid para apoyar el estreno de la sexta entrega de la saga, por tercera vez dirigida por Ridley Scott, que se encargó de la primera Alien (1979) y de la quinta, Prometeo (2012).
Muy delgado y fibroso, vestido informal con vaqueros y camiseta gris oscuro, el actor lo interroga todo con sus ojos clarísimamente azules; se interesa por saber qué pasó ayer en las elecciones francesas, aunque omite comentario alguno.
“Creo que el concepto de espacio, de lo que hay más allá, y nuestro papel en la galaxia nos preocupa hoy y nos ha preocupado siempre, desde que empezamos a dibujar en las cavernas”, reflexiona.
Aunque puntualiza que “la eterna pregunta será siempre de dónde venimos y a dónde vamos después de morir”.
Alien: Covenant es un recital de Fassbender por partida doble, ya que interpreta a David, el prototipo original de androide que acompañó a la tripulación de Prometeo (la película cronológicamente anterior a esta) y a su mejorada copia, que cuida de la nave Covenant, Walter, solo idéntico en su estética y maneras.
“Nunca se me ocurrió pensar en un hermano gemelo, tengo una hermana mayor que es sensacional y con eso me basta”, señala. Tampoco hubo “nada” gracioso en rodar dos papeles, afirma el actor, hijo de padre alemán y madre irlandesa.
“Sí pasó -se esfuerza en recordar- que mi vecino en Australia (donde se preparó el papel) estaba harto de mis ensayos con la flauta, le oí decir a su mujer: 'a ver si acaba de una vez con el pi pi pi de la p... flauta'”, comenta, con apenas una sonrisa.
A pesar de las anteriores entregas, esta cinta es fundamental para enlazar la saga ideada por Ridley Scott, ya que la primera película, Alien, es en realidad la tercera cronológicamente.
A partir de ella se produjeron tres secuelas: Aliens (1986), Alien 3 (1992) y Alien: Resurrección (1997), ninguna de las cuales dirigió Scott. Como tampoco otras dos cintas basadas en su creación, llamado “xenomorfo”: Alien vs. Depredador (2004) y Alien vs. Depredador: Requiem (2007) .
Sí dirigió Prometeo, donde aparece Fassbender por primera vez. En aquella, un grupo de científicos astronautas salían al espacio en busca de los orígenes del hombre; en esta la tripulación, y más de 2.000 colonos que viajan hibernados con ellos, buscan un planeta amable donde empezar de nuevo.
“Estamos en una era en la que podemos colonizar otros planetas. No me parece una idea descabellada, creo que podría ser. Tal vez lo tengan que intentar generaciones y generaciones hasta que lleguemos de verdad a un sitio donde sea posible vivir, quizá ese sea el futuro”, opina Fassbender.
Autor de obras maestras del cine, como Blade Runner -de la que ya produce una segunda parte, Blade Runner 2049 -, Thelma y Louise, “ Gladiador o American Ganster, Ridley Scott cumplirá este 2017 ochenta años.
“Creo que nos queda Ridley para rato. Desborda energía, no tiene límites y su pasión por el trabajo es ejemplar. Es siempre el último en abandonar el set. Es quien conduce a esta bestia”, afirma mientras se gira para señalar la imagen del xenomorfo que protagoniza el cartel de Alien: Covenant.
“Hacer una película de esta envergadura es complicadísimo pero él lo hace todo muy fácil, es muy divertido trabajar con él y tiene una mente muy eficiente y ágil”.
Con cuarenta años recién cumplidos, Fassbender ha rodado treinta películas desde su debut en el cine con 300 (2006). Las tres últimas, una tras otra, sin descanso.
Recién estrenada, Song to song, de Terrence Malick, a la que seguirá su participación en Alien y para otoño llegará The Snowman, adaptación de la novela del noruego Jo Nesbo.