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(Disponible en Netflix)
Luego de sorprender con los muy buenos dramas Gloria y Una mujer fantástica, y hacer su salto al cine en inglés con las similarmente bien recibidas Desobediencia y Gloria Bell – esta última una “remake” de Gloria –, el cineasta chileno Sebastián Lelio regresa con su película más ambiciosa - temáticamente y en escala de producción - hasta ahora, una fascinante aunque por momentos críptica historia de suspenso y superstición en la Irlanda del siglo XIX.
El prodigio sigue a Lib (Florence Pugh), una enfermera inglesa que es convocada a un remoto pueblo irlandés por las autoridades de la aldea, que le piden llevar a cabo una observación y verificación de lo que parece ser un fenómeno sobrenatural: una niña de 11 años en perfecto esrado de salud a pesar de que afirma llevar cuatro meses sin comer nada, subsistiendo a base de “maná del Cielo”.
Desde su primer minuto la película deja en claro sus intenciones de usar la historia – una adaptación de una novela de Emma Donoghue – como plataforma de comentario sobre la forma en que el ser humano moldea su existencia y el mundo a su alrededor a base de historias, mitos o supersticiones, ideas y nociones nacidas de la mente humana que tienen efectos tangibles, positivos o negativos, en el mundo y en las vidas de la gente.
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Tan clara es esa declaración de intenciones que la película comienza no dentro de la ficción de la historia, sino con una vista al estudio de filmación, con una voz narradora que literalmente comienza diciendo que estamos viendo el principio de una película llamada El prodigio y reflexionando sobre la necesidad del ser humano de crear ficciones para contextualizar, enriquecer o controlar su existencia.
Lib – interpretada con una mezcla de calidez y estoicidad por la gran Florence Pugh – mira el mosaico de supuestas ficciones que compone la historia, el centro del cual es el supuesto milagro en torno a la niña Anna O’Donnell (Kíla Lord Cassidy, de gran trabajo), viéndose a sí misma como una observadora objetiva, científica, con una misión clara y sencilla de desenmascarar una mentira, y eventualmente su visión comienza a ajustarse a los numerosos matices de gris en un tablero que ella primero veía como una clara división entre blanco y negro.
Finalmente Lib también se ve obligada, o más bien asume la obligación, de sumar una ficción más al mundo, un tono más de gris al mosaico, y la forma en que Lelio, Donoghue y su co-guionista Alice Birch dramatizan ese arco dramático es elegante y atrapante.
El prodigio es un drama de altísima calidad e ideas profundas pero comunicadas con sencillez y claridad, una historia trágica pero con bordes luminosos que invita a reflexionar sobre cómo nos valemos de las historias que creamos a través de ficción para entretenimiento, tradición religiosa o mentiras maliciosas o piadosas para redefinirnos a nosotros mismos o intentar recrear el mundo a nuestro alrededor para ajustarnos a la serie de coincidencias, accidentes o eventos impredecibles que es la vida.
Calificación: 4/5
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EL PRODIGIO
Título original: The Wonder
Dirigida por Sebastián Lelio
Escrita por Sebastián Lelio, Emma Donoghue y Alice Birch (basada en una novela de Emma Donoghue)
Producida por Ed Guiney, Juliette Howell, Andrew Lowe y Tessa Ross
Edición por Kristina Hetherington
Dirección de fotografía por Ari Wegner
Banda sonora compuesta por Matthew Herbert
Elenco: Florence Pugh, Kíla Lord Cassidy, Tom Burke, Niamh Algar, Toby Jones, Ciarán Hinds, Elaine Cassidy, Caolán Byrne, Dermot Crowley, Brían F. O’Byrne