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Las obras fueron realizadas enteramente en bronce, en la milenaria técnica de la fundición a la cera perdida. La temática de la exposición enfrenta al público a los momentos más íntimos, más excelsos y dulces, así como los más sórdidos y los más tormentosos, que atraviesan las mujeres y los hombres de nuestros tiempos. Sensaciones, creencias, experiencias, vivencias y emociones que, aunque invaden y ahogan ciertos momentos de nuestra existencia, son —como todo en la vida— fugaces, efímeras: son pasajeras, tal como las personas, la vida misma, la consciencia y la realidad.
Ingrid Seall se inicia en el mundo de la plástica muy joven, explorando diversas técnicas y materiales. Al llegar a la escultura de la mano de Hermann Guggiari y Gustavo Beckelmann, descubre el universo del bronce y regresa una y otra vez a él, madurando visiones, temas y enfoques en el camino.
En los últimos años, su obra escultórica ha explorado miradas más próximas a la realidad social de su entorno, desde una perspectiva participativa, vivaz, inteligente y reflexiva, la cual preserva siempre la alegría y el encanto de los pequeños detalles cotidianos.