En dos décadas de camino artístico, Juanma Ferreira encontró en la canción un refugio, una trinchera y una brújula. Desde los primeros acordes en su casa, en el colegio, en el circuito nocturno de Asunción hasta las presentaciones callejeras en Montevideo y Buenos Aires, su obra ha sido testigo y a la vez protagonista de un país que cambia, resiste y se reinventa.
Lea más: La Pasión según San Juan conmovió al Teatro Municipal en la apertura del Festival Bach Sudamericano
Ahora, con el lanzamiento de “Al Sur”, un disco atravesado por la experiencia migrante y la mirada crítica sobre América Latina, Ferreira no solo presenta nuevas canciones: propone un viaje. Un viaje hacia los paisajes del sur y también hacia el interior de uno mismo, donde la música no es solo compañía, sino una forma de estar en el mundo.
Para esta noche promete un concierto especial, en compañía de César Da Costa, Willy Suchar, Diego Portillo, Juanchi Álvarez, Aaron Zorrilla, José Luis Galeano, y otros referentes de nuestra escena musical. También habrá una propuesta performática, stand de artesanías, merchandising del evento y mucho más.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Las entradas se venden a través de Ticketea o en la boletería del teatro y cuestan G. 60.000 (Generales), G. 80.000 (Platea) y G. 100.000 (Platea VIP).
Los inicios, la autogestión y los desafíos del oficio
-¿Qué cambió desde que empezaste hasta hoy? Es decir, ¿qué cosas buenas cambiaron y cuáles siguen igual?
-Bueno, lo bueno que cambió para bien es la evolución musical y el sonido propio que fui construyendo. Lo que nunca cambió es el famoso problema de la autogestión, que no nos dan espacio en los medios... Todas esas luchas que tenemos los cantautores desde la época de Maneco Galeano.
-Quizás ahora hay un poco más, no sé si de oportunidades o facilidades. Pero, por algo se sigue igual, ¿no?
-Claro. Eso sí cambió realmente. Ahora uno está conectado con el mundo con más facilidad, es un poco más fácil. Pero sí, antes la música paraguaya no tenía ese nivel internacional que decían hoy, por eso no le daban importancia. Eso se puede ver bien en el documental “Sobrevive la Música”. Ahí justamente cuentan la experiencia los chicos que empezaban a hacer rock y a quienes no querían pasar en la radio porque su música no cumplía con los requisitos “internacionales”.
Pero la música fue algo que amé desde pequeño. Siempre quise estar en el escenario y transmitir lo que sentía. Además, el escenario también estaba en casa, ya que mi hermano (Hugo) ya había tomado ese camino. Así que me fue un poco más fácil decirle a mi mamá: “Mirá, ¿sabes qué? Me quiero dedicar a la música”, porque ya sabía lo que implicaba.
-¿Y en ese entonces marcaba a tu generación?
-Sí, totalmente. Mirá, es muy raro lo que pasa conmigo porque, a pesar de la generación a la que pertenezco, siempre preferí escuchar música de otra generación. Yo escuchaba canciones de cantautores de la época de los 60, de los 70, cuando en realidad estaba entrando otro tipo de música, como la “música basura”. Eso también marcó una decisión: por este lado es el camino.
-Decís que antes era difícil que pasaran tu música en las radios por la calidad o esas cosas, pero hoy en día, ¿qué pensás de eso?
-Hoy en día es difícil entrar en el circuito, yo creo que más bien por una cuestión comercial. Todo está enfocado en eso: tener una linda carita, y las cuestiones musicales se “arreglan” nomás también. Pero bueno, también se abrieron un poquito más las posibilidades. Yo hoy, por ejemplo, puedo lanzar mi segundo disco. Hay que tener en cuenta el apoyo que hubo por parte del gobierno, con el Fondec, que promovieron y están promoviendo la canción de autor. Ahora se valora un poco más eso, hay concursos de Guarania por todos lados, por ejemplo.

“Al Sur”: un disco nacido del viaje y la experiencia migrante
-Y lanzar este disco ahora habiendo pasado bastante tiempo desde el anterior ¿qué significa para vos, y además subirte a un escenario tan grande e importante como este?
-Bueno, para mí es un regalo demasiado lindo. Cumplir el sueño de estar en el Municipal. Es seguir creciendo, una satisfacción muy grande poder lanzar este segundo disco. Estoy desbordado de buenas energías. Esto te hace crecer, te hace sentir una persona súper importante. Y el sentimiento más lindo es cuando alguien se puede identificar con tus canciones. A todos nos pasa esto de querer viajar, de querer contar historias. Por ahí más o menos va esta expedición.
-Había leído que estas canciones nacen a partir de varios viajes que hiciste por países de la región. ¿Cómo elegís, por ejemplo, desde qué lugar vas a hablarle a la gente? ¿Qué responsabilidad sentís con tus canciones o no pensás que hay una responsabilidad?
-La verdad que yo lo hago de forma bastante empírica e intuitiva. No siento una responsabilidad al hacer una canción. La cuestión es que te nace en el momento: conoces paisajes, gente nueva, gente que te incluye. Y ves ese escenario común que hay en América Latina y en América del Sur. Ves que también en Argentina hay miseria, que hay una clase política que responde a un sector y que genera marginalidad y pobreza por todos lados, como acá, como en Uruguay, como en Brasil (aunque no fui, sé por las noticias que la están pasando mal).
Entonces, yo creo que eso es un indicador que surge no como una responsabilidad, sino de forma intuitiva. Lo que me gustó mucho de eso, porque esa fue la intención del viaje, fue, por una parte, querer mostrar al mundo mi arte y mi música. Pero ví un compromiso, una integración. Yo tocaba en la vía pública, en las calles, y cuando me presentaba, ese era mi motivo: usar la música como una herramienta de integración de esta patria grande, de esta América que necesita moverse en bloque. Eso es más bien la motivación, antes que la responsabilidad.
-¿Qué más viste? ¿Cómo viviste? Porque, como vos decís, están pasando muchas cosas malas, por decirlo de alguna forma, pero supongo que viajar y conocer gente también te da cosas lindas, esa conexión.
-Claro, esa experiencia es, más que nada, enriquecedora. Además, conocí artistas muy buenos que también están un poco escondidos, fuera del mundo del ruido y del glamour. Ellos aportaron muchísimo a canciones nuevas, a formas de ver la música, a la literatura. Eso es invaluable. Hasta ahora estoy en contacto con artistas del gremio de artistas callejeros. El arte callejero me mostró y enseñó muchísimas cosas, como, por ejemplo, manejar el pánico escénico, porque muchas veces es todo un proceso de construcción para poder superarlo. Con el arte callejero, uno está mucho más conectado con la gente en su cotidianidad. Eso también aportó mucho en este viaje: esa seguridad del arte y poder vencer el pánico escénico.

De los primeros pasos a la madurez escénica
-Leí también que este concierto de mañana lo presentás como más que un concierto, como si fuera a haber algo performático. ¿Qué buscás generar con esta experiencia completa que mencionás?
-Esta sorpresa performática que vamos a ver es gracias al apoyo de unos amigos actores que están en la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD), quienes van a hacer una pequeña intervención allí en el espacio, refiriéndonos a la memoria. Más que nada, es generar esa experiencia. De una u otra manera, es también ajustarse a los tiempos. Hoy en día, un espectáculo aislado, sin ningún tipo de experiencias como esta, ya no tiene trascendencia. Lo que queremos es que la gente pueda viajar, que pueda sentir esa experiencia y tenga ganas de poder viajar. Viajar no siempre es hacia afuera, sino que también puede ser hacia adentro, como son canciones que te llevan a la introspección, que es el viaje interno al que yo llamo.
-Imagino que esa introspección que hiciste pasó muchísimo en este proceso, ¿no? Como decías, hay un tiempo importante entre un disco y otro, y sé que no es fácil grabar, lanzar y hacer todo lo necesario para que un disco vea la luz.
-Ese proceso de introspección es algo que ocurre constantemente. Por eso van naciendo nuevas canciones. Estoy sacando un disco después de casi diez, o más bien once, años. Y bueno, ese fue el proceso. Todo el tiempo uno está haciendo introspecciones, analizándose, pasando por historias de amor, pasando hambre, necesidades, y también pasándola bien de vez en cuando. Todo eso hace que uno se inspire y componga. Y en el proceso, disfrutar del arte de los colegas también motiva mucho. Estar siempre vinculado a un ambiente artístico, en contacto con actores, actrices, periodistas, escritores... eso siempre te motiva y te lleva a una introspección.
-Y ese sur que nos acompaña, obviamente desde que nacimos por ser de esta región, ¿qué significa hoy para vos?
-Bueno, para mí el sur sigue siendo el camino sugerente. Hoy veo al sur como un desafío. Quiera o no, hay un panorama político un poco complicado. Grandes potencias están ahí con el tema de la guerra, todo un quilombo. Entonces, para mí el sur sigue siendo un continente por reinventar, por reivindicar. La idea sería que el sur se convierta en todos los puntos cardinales. Para mí, sigue siendo el camino sugerente y el desafío para seguir creciendo.
-Y dentro de ese objetivo o sueño, ¿qué rol crees que sigue teniendo la música?
-La música sigue siendo una herramienta de transformación. Por eso, calculo que hay tantos casos de artistas o músicos, cantautores, más que nada los letristas, que por ahí, ¡pam!, los silenciaron, como a Lennon, ¿verdad? Era demasiado influyente. Gente que con sus letras podía mover masas. Entonces, creo que la música sigue siendo esta herramienta y nunca va a dejar de serlo.
La música, a pesar de que esté sufriendo, pasando por etapas críticas en cuanto a la creatividad y a los elementos que la componen, la gente la va a seguir haciendo, siempre. Porque va a seguir siendo víctima de su entorno, y eso la va a motivar a seguir creando. Además, para cualquier persona, siempre es más fácil abstraerse con la música, porque tiene esa magia de poder abstraerte, de hacerte viajar, de llevarte a otras realidades, por llamarlo de alguna manera.
-Pensando un poco, para cerrar, en esos primeros pasos que hablábamos al comienzo, ¿qué ves que cambió en vos?
-Lo que cambió fueron los escenarios. De aquella época en la que era un adolescente temeroso y algo inseguro, me sirvió muchísimo para crecer y encontrarme con el público. Creo que hoy, para bien, estoy más firme con eso, más parado en el escenario. De aquella época es lindo rescatar el nerviosismo y la libertad que uno tenía. Cuando todo es nuevo, uno siempre está mucho más conectado con todo. Y bueno, eso es lo que recuerdo: los festivales, los intercolegiales, espacios donde nos conocíamos entre otros artistas y cantautores, que éramos muy pocos.
Recuerdo una vez que se hizo un intercolegial y el jurado era Diana Barboza, la hija de Agustín Barboza. Como Rorro Ruiz Díaz (el hermano de Chirola) y yo éramos los únicos cantautores y siempre presentábamos nuestros propios temas, en esa oportunidad Rorro no fue, yo canté mi canción y la profe Diana dijo: “Bueno, esto hay que mencionarlo y hay que apoyar la creación”. Gané el primer premio y ella volvió a mencionar que había que apostar a la música de autor, que había que promover el mercado. De una u otra manera, es eso, porque cada uno que compone está aportando al acervo cultural.
-Finalmente, si pudieras con algunas palabras, o de alguna forma, invitar a la gente a lo que vos crees que va a ser el concierto de ¿qué te gustaría generar?
-Invito de todo corazón a la gente a que vayan a experimentar este viaje, que carguen consigo una mochila donde puedan meter todas las esperanzas que tienen para este mundo, donde puedan sentirse seguros al mismo tiempo, de que lo que piensan, lo que sienten y lo que van a hacer es algo importante. Quiero que viajen conmigo hasta lo más profundo, al sur o al norte del corazón de cada uno. Más que nada eso: los espero con todas esas ganas de viajar hacia adentro de uno mismo.