Se filtran secretos en paraísos fiscales

Millones de documentos muestran a jefes de Estado, criminales y celebridades que usan escondites secretos en paraísos fiscales. Esta filtración es 46 veces mayor a la de Wikileaks. Así se operaban a espaldas del fisco de varios países.

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Una masiva fuga de documentos expone los bienes en paraísos fiscales de 12 líderes mundiales y revela cómo asociados del presidente ruso Vladimir Putin movieron en secreto hasta US$ 2.000 millones a través de bancos y compañías secretas. La filtración también da detalles sobre los negocios financieros secretos de 128 políticos y funcionarios públicos alrededor del mundo.

Un total de 11,5 millones de registros muestra cómo una industria global de firmas legales y grandes bancos vende el secreto financiero a políticos estafadores y traficantes de drogas, así como a billonarios, celebridades y estrellas deportivas. Esta filtración es 46 veces mayor al anterior escándalo conocido como "Wikileaks".

Estos son algunos de los hallazgos de una investigación de un año por parte del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), el diario alemán Süddeutsche Zeitung y más de 100 organizaciones noticiosas.

Los archivos exponen compañías en paraísos fiscales, también llamadas offshore, controladas por los primeros ministros de Islandia y Pakistán, el rey de Arabia Saudí y los hijos del presidente de Azerbaiyán. Incluyen también a por lo menos 33 personas y compañías puestas en la lista negra del gobierno de los Estados Unidos en base a evidencia de que han hecho negocios con capos mexicanos de la droga, organizaciones terroristas como Hizbulá y naciones renegadas como Corea del Norte e Irán.

Los archivos indican que una de estas compañías proveyó combustible para las aeronaves que el gobierno de Siria utilizó para bombardear y matar a miles de sus propios ciudadanos, acusaron las autoridades de EE.UU.

“Estos hallazgos demuestran cuán profundamente infiltradas están la criminalidad y las prácticas dañinas en el mundo offshore”, dijo Gabriel Zucman, un economista de la Universidad de California en Berkeley y autor de “La riqueza oculta de las naciones: el azote de los paraísos fiscales”. Zucman, quien fue informado sobre esta investigación, dijo que la publicación de los documentos filtrados debería impulsar a los gobiernos a buscar “sanciones concretas” contra las jurisdicciones e instituciones que venden secretismo offshore.

Líderes mundiales que se han valido plataformas anticorrupción aparecen en los documentos filtrados. Los archivos revelan compañías offshore vinculadas a la familia del líder chino Xi Jinping, quien ha jurado pelear contra “ejércitos de corrupción”, al igual que el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, quien se ha posicionado como un reformador en un país sacudido por escándalos de corrupción. Los archivos también contienen nuevos detalles de los negocios offshore del difunto padre del primer ministro británico, David Cameron, un líder que busca una reforma de los paraísos fiscales.


Los datos filtrados cubren casi 40 años, desde 1977 hasta finales de 2015. Permiten una mirada inédita al interior del mundo offshore, proveyendo un vistazo día a día, década a década, de cómo el dinero sucio fluye por el sistema financiero global, generando crimen y despojando a las tesorerías nacionales de ingresos de impuestos.

La mayor parte de los servicios que la industria offshore provee son legales si los utilizan quienes obedecen a la ley. Pero los documentos demuestran que bancos, firmas legales y otros actores offshore a menudo no siguieron los requerimientos legales de asegurarse de que sus clientes no estén envueltos en actividades criminales, evasión de impuestos o corrupción política. En algunas instancias, según muestran los archivos, intermediarios offshore se protegieron a sí mismos y a sus clientes, ocultando transacciones sospechosas o alterando registros oficiales.

Los documentos dejan en claro que grandes bancos son importantes impulsores en la creación de compañías difíciles de rastrear en las Islas Vírgenes Británicas, Panamá y otros paraísos offshore. Los archivos citan a casi 15.600 compañías papeleras que los bancos establecen para clientes que quieren mantener ocultas sus finanzas, incluyendo miles creadas por gigantes internacionales como UBS y HSBC.

Los registros revelan un patrón de maniobras encubiertas por parte de bancos, compañías y personas vinculadas al líder ruso Putin, además de compañías offshore vinculadas a esta red que mueven dinero en transacciones de hasta US$ 200 millones a la vez. Asociados de Putin disfrazaron pagos, fecharon incorrectamente documentos y ganaron influencia oculta en los medios y la industria de automóviles en ese país, según muestran los archivos filtrados.

Un portavoz del Kremlin no respondió a preguntas para este artículo, pero dijo públicamente el 28 de marzo que ICIJ y sus medios asociados estaban preparando un “ataque de información” engañoso contra Putin y gente cercana a él.

Los registros filtrados –que fueron revisados por un equipo de más de 370 periodistas de 76 países– vienen de una poco conocida pero poderosa firma legal con base en Panamá, Mossack-Fonseca, que tiene sucursales en Hong Kong, Miami, Zurich y más de 35 otros puntos alrededor del globo.

La firma es una de las principales creadoras de compañías de fachada en el mundo, estructuras corporativas que pueden ser usadas para esconder la propiedad de bienes. Los archivos internos filtrados de esta firma legal contienen información sobre 214.488 entidades offshore conectadas a personas en más de 200 países y territorios. ICIJ publicará la lista completa de compañías y personas vinculadas a ellas a principios de mayo.

Los datos incluyen correos electrónicos, formularios financieros, pasaportes y registros corporativos que revelan a los propietarios secretos de cuentas bancarias y compañías en 21 jurisdicciones offshore, desde Nevada hasta Singapur y las Islas Vírgenes Británicas.

Las huellas de Mossack Fonseca están en el tráfico de diamantes de África, el mercado internacional de arte y otros negocios que se benefician del secretismo. La firma ha servido a suficientes miembros de la realeza del Medio Oriente para llenar un palacio. Ha ayudado a dos reyes, Mohammed VI de Marruecos y el rey Salman de Arabia Saudí, a salir al mar en lujosos yates.

En Islandia, los archivos filtrados muestran cómo el primer ministro Sigmundur David Gunnlaugsson y su esposa eran propietarios secretos de una firma offshore que tenía millones de dólares en bonos bancarios islandeses durante la crisis financiera de ese país.

Los archivos incluyen a un lavador de dinero convicto que aseguraba que había organizado una campaña ilegal de contribución de US$ 50.000 utilizada para pagar a los intrusos del sonado caso Watergate (que concluyó con la renuncia del entonces presidente de los EE.UU. Richard Nixon), 29 billonarios presentes en la lista de la revista Forbes de las 500 personas más adineradas del mundo y a la estrella de cine Jackie Chan, quien tiene al menos seis compañías manejadas a través de la firma legal.

Como es el caso con muchos de los clientes de Mossack Fonseca, no hay evidencia de que Chan haya usado su compañía para propósitos impropios. Tener una compañía offshore no es ilegal. Para algunas transacciones de negocios internacionales, es una opción lógica.

Los documentos de Mossack Fonseca indican, sin embargo, que los clientes de la firma han incluido a estafadores del esquema Ponzi, capos de la droga, evasores de impuestos y al menos un criminal sexual condenado. Un hombre de negocios estadounidense convicto por haber viajado a Rusia para tener sexo con menores de edad firmó papeles para una compañía offshore mientras cumplía su condena de prisión en Nueva Jersey, indican los registros.

Los archivos contienen nuevos detalles sobre grandes escándalos, desde el más infame robo de oro de Inglaterra hasta los alegatos de sobornos que sacuden a FIFA, el cuerpo que regula el fútbol internacional.

Los documentos filtrados revelan que la firma legal de Juan Pedro Damiani, un miembro del comité de ética de FIFA, tenía relaciones de negocios con tres hombres que han sido inculpados en el escándalo FIFA –el ex vicepresidente de FIFA Eugenio Figueredo y Hugo y Mariano Jinkis, el dúo padre e hijo acusado de pagar sobornos para ganar los derechos de transmisión de eventos de fútbol para Latinoamérica. Los registros muestran que la firma legal de Damiani en Uruguay representó a una compañía offshore vinculada a los Jinkis y a siete compañías vinculadas a Figueredo.

En respuesta al reporte de ICIJ y sus medios asociados, el panel de ética de la FIFA ha lanzado una investigación preliminar de la relación de Damiani con Figueredo. Un portavoz del comité dijo que Damiani informó por primera vez al panel de sus lazos comerciales con Figueredo el 18 de marzo. Eso fue un día después de que el equipo de reportaje enviara preguntas a Damiani sobre el trabajo de su firma para compañías vinculadas al ex vicepresidente de FIFA.

El mejor jugador de fútbol del mundo, Lionel Messi, también aparece en los documentos. Los registros muestran que Messi y su padre eran dueños de la compañía panameña Mega Star Enterprises Inc.. Esto añade un nuevo nombre a la lista de compañías de fachada que se sabe están vinculadas al destacado futbolista. Sus negocios offshore son actualmente el blanco de un caso de evasión de impuestos en España.

Sean famosos o no, Mossack Fonseca trabaja agresivamente para proteger los secretos de sus clientes. En Nevada, según muestran los registros, la firma legal trató de protegerse a sí misma y a sus clientes de las consecuencias de una acción legal en la Corte de Distrito de EE.UU. removiendo registros en papel de su sucursal en Las Vegas y haciendo que sus técnicos borren registros electrónicos de teléfonos y computadoras.

Los archivos filtrados muestran que la firma ofreció con regularidad fechar incorrectamente documentos para ayudar a sus clientes a obtener ventaja en sus asuntos financieros. Era algo tan común que en 2007 un intercambio por e-mail muestra a empleados de la firma hablando de establecer una estructura de precios: los clientes pagarían US$ 8,75 por cada mes que la fecha de un documento corporativo fuera atrasada.

En una respuesta por escrito a preguntas del ICIJ y sus socios, la firma dijo que “no alberga o promueve actos ilegales. Sus alegatos de que proveemos a los accionistas con estructuras supuestamente diseñadas para esconder la identidad de los verdaderos propietarios son completamente infundadas y falsas”.

La firma añadió que poner fechas atrasadas en documentos “es una práctica bien fundada y aceptada” que es “común en nuestra industria y cuyo objetivo no es encubrir o esconder actos ilegales”.

La firma dijo que no podía responder preguntas sobre clientes específicos por su obligación de mantener la confidencialidad de sus clientes.

El cofundador de la firma, Ramón Fonseca, dijo en una entrevista reciente en la televisión panameña que la firma no tiene responsabilidad por lo que los clientes hacen con las compañías offshore que ésta ofrece. Comparó a la firma con una “fábrica de autos”, cuya responsabilidad termina una vez que el auto es producido. Culpar a Mossack Fonseca por lo que la gente hace con sus compañías sería como culpar a la fábrica de autos “si el auto se usa en un robo”, dijo.

Hasta hace poco, Mossack Fonseca operaba principalmente en las sombras. Pero se ha visto bajo creciente escrutinio a medida que los gobiernos han obtenido filtraciones parciales de los archivos de la firma y autoridades de Alemania y Brasil comenzaron a indagar en sus prácticas.

En febrero de 2015, Süddeutsche Zeitung reportó que agencias de la ley en Alemania habían lanzado una serie de redadas apuntando a uno de los principales bancos del país, Commerzbank , en una investigación de evasión de impuestos que las autoridades dijeron podría conducir a cargos criminales contra empleados de Mossack Fonseca.

En Brasil, la firma se ha vuelto un blanco en una investigación de sobornos y lavado de dinero denominada “Operación Lavado de Autos” (“Lava Jato”, en portugués), que ha conducido a cargos criminales contra destacados políticos y una investigación al popular expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. El escándalo amenaza con sacar de oficina a la actual presidenta, Dilma Rousseff.

En enero, fiscales brasileños llamaron a Mossack Fonseca un “gran lavador de dinero” y anunciaron que elevaron cargos criminales contra cinco empleados de la oficina brasileña de la firma por sus roles en el escándalo. Mossack Fonseca niega haber incumplido la ley en Brasil.

Las revelaciones halladas dentro de los archivos filtrados de la firma expanden dramáticamente sobre previas filtraciones de registros offshore que ICIJ y sus socios han revelado en los últimos cuatro años.

En la colaboración mediática más grande jamás producida, periodistas trabajando en más de 25 lenguajes investigaron el manejo interno de Mossack Fonseca y rastrearon los negocios secretos de los clientes de la firma alrededor del mundo. Compartieron la información y persiguieron pistas generadas por los archivos filtrados utilizando otros corporativos, registros de propiedad, declaraciones financieras, documentos de corte y entrevistas con expertos en lavado de dinero y oficiales de la ley.

Reporteros del Süddeutsche Zeitung obtuvieron millones de registros de una fuente confidencial y los compartieron con ICIJ y otros socios. Los medios envueltos en la colaboración no pagaron por los documentos.

Antes de que Süddeutsche Zeitung obtuviera la filtración, las autoridades de impuestos de Alemania compraron una serie más pequeña de documentos de Mossack Fonseca de un informante, algo que impulsó las redadas en Alemania a principios de 2015. Esta serie menor de documentos fue luego ofrecida a las autoridades del Reino Unido, los Estados Unidos y otros países, de acuerdo a fuentes con conocimiento sobre el tema.

La serie más grande de archivos obtenida por las organizaciones de noticias ofrece más que un breve vistazo de uno de los métodos de negocios de la firma o un catálogo de sus clientes más reprochables. Permite una amplia vista al interior de una industria que ha trabajado para mantener sus prácticas ocultas y ofrece pistas sobre por qué los esfuerzos por reformar el sistema han fallado.

La historia de Mossack Fonseca es, en muchas formas, la historia del mismísimo sistema offshore.


Antes del amanecer del 26 de noviembre de 1983, seis ladrones se infiltraron en el depósito de Brink’s-Mat en el Aeropuerto Heathrow de Londes. Los ladrones ataron a los guardias de seguridad, los empaparon en gasolina, encendieron un fósforo y amenazaron con prenderles fuego si no abrían la bóveda del depósito. Adentro del mismo, los ladrones hallaron casi 7.000 barras de oro, diamantes y dinero en efectivo. “Muchísimas gracias por su ayuda. Que pasen una linda Navidad”, dijo uno de los ladrones antes de partir.

Los medios británicos llamaron al robo el “Crimen del Siglo”. Mucho del botín –incluyendo el dinero conseguido al derretir el oro y venderlo– nunca fue recuperado. A dónde se envió el dinero desaparecido es un misterio que sigue fascinando a los estudiosos del bajo mundo de Inglaterra.

Ahora, documentos en los archivos de Mossack Fonseca revelan que la firma y su cofundador, Jürgen Mossack, pueden haber ayudado a los conspiradores a mantener el botín fuera de las manos de las autoridades protegiendo a una compañía vinculada a Gordon Parry, un operador que lavó dinero para los conspiradores de Brink’s-Mat.


Quince meses después del robo, según indican los registros, Mossack Fonseca estableció una compañía de fachada en Panamá llamada Feberion Inc. Jürgen Mossack fue citado como uno de los tres directores “nominados” de la compañía, un término usado en el negocio para prestanombres que controlan una compañía en el papel pero no ejercen verdadera autoridad sobre sus actividades.

Un memo interno escrito por Mossack muestra que estaba al tanto en 1986 de que la compañía estaba “aparentemente envuelta en el manejo de dinero del famoso robo de Brink’s-Mat en Londres. La compañía en sí no ha sido usada ilegalmente, pero podría ser que la compañía invirtió dinero proveniente de fuentes ilegítimas a través de cuentas bancarias y propiedades”.

Registros internos de Mossack Fonseca de 1987 dejan en claro que Parry estaba detrás de Feberion.

En vez de ayudar a las autoridades a conseguir acceso a los bienes de Feberion, la firma tomó acciones que impidieron a la policía del Reino Unido tomar control de la compañía, indican los registros.

Luego de que la policía obtuviera los dos certificados que controlaban la propiedad de la compañía, Mossack Fonseca hizo que Feberion sacara 98 acciones nuevas, una acción que parece haber efectivamente quitado el control a los investigadores, indican los registros filtrados.

No fue hasta 1995 –tres años después de que Parry fuera sentenciado a una década en prisión por su rol en el robo de oro– que Mossack Fonseca terminó su relación de negocios con Feberion.

Un portavoz de la firma dijo que cualquier alegato de que la firma ayudó a esconder las ganancias del robo de Brink’s-Mat “es totalmente falsa”. El portavoz dijo que Jürgen Mossack “nunca tuvo negocios” con Parry y nunca fue contactado por la policía en relación al caso.

La defensa de Mossack Fonseca de la dudosa compañía ilustra lo lejos que muchos operarios offshore pueden llegar para servir a los intereses de sus clientes.

El sistema offshore depende de una amplia industria global de banqueros, abogados, contadores y otros intermediarios que trabajan juntos para proteger los secretos de sus clientes. Estos expertos en secretismo usan compañías anónimas, fondos y otras entidades en papel para crear estructuras complejas que pueden ser usadas para disfrazar los orígenes de dinero sucio.

“Son la gasolina que impulsa el motor”, dice Robert Mazur, un ex agente antidrogas de EE.UU. y autor de “El Infiltrador: Mi Vida Secreta Dentro de los Bancos Sucios Detrás del Cártel de Medellín de Pablo Escobar”. “Son una pieza extraordinariamente importante de la fórmula del éxito para las organizaciones criminales”, añade.

Mossack Fonseca dijo al ICIJ que respeta “tanto la letra como el espíritu de la ley. Porque hacemos eso, no hemos recibido cargos por acciones criminales en casi 40 años de operatividad”.

Los hombres que fundaron la firma décadas atrás –y continúan hoy como sus principales compañeros– son figuras bien conocidas en la sociedad y la política panameña.

Jürgen Mossack es un inmigrante alemán cuyo padre buscó una nueva vida en Panamá para su familia tras servir en la Waffen-SS de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Ramón Fonseca es un novelista premiado que ha trabajado en años recientes como consejero del presidente de Panamá. Se tomó una licencia como consejero presidencial en marzo luego de que su firma fuera implicada en el escándalo en Brasil y ICIJ y sus socios comenzaran a hacer preguntas sobre las prácticas de la firma.

Desde su base en Panamá, una de las principales zonas de secreto financiero del mundo, Mossack Fonseca siembra compañías anónimas en Panamá, las Islas Vírgenes Británicas y otros paraísos fiscales.

La firma ha trabajado de cerca con grandes bancos y firmas legales en lugares como los Países Bajos, México, los Estados Unidos y Suiza, ayudando a sus clientes a mover dinero o recortar sus cuentas de impuestos, indican los registros secretos.

Un análisis por parte del ICIJ de los archivos filtrados encontró que más de 500 bancos, sus subsidiarias y sucursales trabajaron con Mossack Fonseca desde principios la década de 1970 para asistir a sus clientes en manejar compañías offshore. UBS estableció más de 1.100 compañías offshore a través de Mossack Fonseca. HSCB y sus afiliados crearon más de 2.300.

En total, los archivos indican que Mossack Fonseca trabajaba con más de 14.000 bancos, firmas legales, incorporadores de compañías y otros intermediarios para establecer compañías, fundaciones y fondos para clientes, según muestran los registros.

Mossack Fonseca dice que estos intermediarios son sus verdaderos clientes, no los eventuales clientes que usan las compañías offshore. La firma refiere que estos intermediarios proveen niveles adicionales de supervisión a la hora de analizar a nuevos clientes. En cuanto a sus propios procedimientos, Mossack Fonseca dice que a menudo exceden “las reglas y estándares existentes a los que nosotros y otros estamos atados”.

En su afán de proteger a Feberion Inc., la compañía vinculada al robo de Brink’s-Mat, Mossack Fonseca utilizó los servicios de una firma con base en Panamá, Chartered Management Company, encabezada por Gilbert R.J. Straub, un estadounidense que tuvo un pequeño rol en el escándalo de Watergate.

En 1987, mientras la policía del Reino Unido investigaba la compañía de fachada, Jürgen Mossack y otros directores en papel de Feberion renunciaron, con el entendimiento de que serían reemplazados por nuevos directores designados por la Chartered Management de Straub, indican los archivos secretos.

Straub eventualmente fue detenido en una operación de la Administración Antidrogas de Estados Unidos no relacionada al caso Brink’s-Mat, según Mazur, el ex agente encubierto. Mazur armó el caso que llevó a que Straub se declare culpable de lavado de dinero en 1995. Durante el trabajo encubierto de Mazur, dijo éste, Straub trató de establecer sus credenciales criminales describiendo cómo encaminó dinero de forma ilegal hacia la campaña de reelección de 1972 del presidente Nixon.

El padre de Nick Kgopa murió cuando Nick tenía 14 años. Los compañeros de trabajo de su padre en una mina de oro en el norte de Sudáfrica dijeron que el padre de Nick había muerto por exposición a químicos.

Nick, su madre y su hermano menor, que es sordo, sobrevivieron gracias a cheques mensuales de un fondo para viudas y huérfanos de trabajadores mineros. Un día, los pagos cesaron.

Su familia fue una de muchas que perdieron sus pagos a causa de un fraude de inversión de US$ 60 millones llevado a cabo por hombres de negocios sudafricanos. Los fiscales alegaron que un grupo de individuos conectados a una compañía de manejo de bienes, Fidentia, había conspirado para robar millones de dólares de fondos de inversión, incluido el pozo de beneficios por muerte de los mineros que mantenía a unas 46.000 viudas y huérfanos.

Los documentos filtrados de Mossack Fonseca muestran que al menos dos de los hombres involucrados en el fraude emplearon a la firma con base en Panamá para crear compañías offshore y que Mossack Fonseca estuvo dispuesta a ayudar a uno de los estafadores a proteger su dinero incluso luego de que las autoridades lo vincularan públicamente con el escándalo.

Estafadores de estafas piramidales (Ponzi) y otros embaucadores que roban grandes sumas de sus víctimas frecuentemente usan estructuras offshore para llevar a cabo sus operaciones y esconder las ganancias. El caso Fidentia no es único fraude de escala mayor que aparece en los archivos de los clientes de Mossack Fonseca.

En Indonesia, por ejemplo, pequeños inversores aseguran que una compañía incorporada por Mossack Fonseca en las Islas Vírgenes Británicas se utilizó para estafar a 3.500 personas por al menos US$ 150 millones.

“De verdad necesitamos ese dinero para pagar la educación de nuestro hijo en abril”, escribió un inversor indonesio a Mossack Fonseca en abril de 2007, luego de que los pagos cesaron.

“¿Pueden darnos alguna sugerencia sobre qué podemos hacer?”, preguntó el inversor en un inglés imperfecto tras ver el nombre de Mossack Fonseca en el folleto de publicidad del fondo de inversiones.

En el caso Fidentia, los registros de Mossack Fonseca muestran que uno de los hombres posteriormente encarcelados en Sudáfrica por su participación en el fraude, Graham Maddock, pagó a Mossack Fonseca US$ 59.000 en 2005 y 2006 para crear dos series de compañías offshore, incluyendo una llamada Fidentia North America. Los registros de la firma dicen que le dieron “el servicio VIP”.

Mossack Fonseca también creó estructuras offshore para Steven Goodwin, un hombre que, según fiscales dijeron luego, había tenido un “rol instrumental” en la estafa de Fidentia. Cuando el escándalo se hizo público en 2007, Goodwin voló a Australia y luego a EE.UU., donde un abogado de Mossack Fonseca se encontró con él en un hotel de lujo en Manhattan para discutir sus propiedades offshore, indican los registros internos de la firma.

El empleado de la firma luego escribió que él y Goodwin hablaron “en profundidad” sobre el escándalo de Fidentia y que él había “convencido a Goodwin de proteger mejor” los bienes de su compañía offshore pasándolos a una tercera.

En su memo, el empleado de la firma dijo a sus colegas que Goodwin no estaba involucrado en el escándalo “de forma alguna” y que se trataba de solo “una víctima de las circunstancias”.

En abril de 2008, el FBI arrestó a Goodwin en Los Ángeles y lo envió de vuelta a Sudáfrica, donde se declaró culpable de fraude y lavado de dinero. Fue sentenciado a diez años en prisión.

Un mes después de la sentencia de Goodwin, un empleado de Mossack Fonseca sugirió un plan para frenar a los fiscales sudafricanos que debían empezar a indagar en los bienes vinculados a la compañía offshore de Goodwin, Hamlyn Property LLP, que había sido establecida para comprar bienes raíces en Sudáfrica.

El empleado propuso que un contador “prepare” auditorías para 2006 y 2007 “para tratar de prevenir que el fiscal tome acciones contra las entidades tras Hamlyn”. Puso “prepare” entre comillas en su correo electrónico. No está claro si la propuesta fue adoptada.

Mossack Fonseca no respondió a preguntas de ICIJ sobre su relación con Goodwin. Un representante de Goodwin dijo a ICIJ que éste “no tenía absolutamente nada” que ver con el colapso de Fidentia “o cualquier cosa directa o indirectamente relacionada con las 46.000 viudas y huérfanos”.


El 10 de febrero de 2011, una compañía anónima en las Islas Vírgenes Británicas llamada Sandalwood Continetal Ltd. prestó US$ 200 millones a una igualmente misteriosa firma basada en Chipre llamada Horwich Trading Ltd.

Al día siguiente, Sandalwood asignó los derechos a recolectar pagos por el préstamo -incluyendo intereses- a Ove Financial Corp., una misteriosa compañía de las Islas Vírgenes Británicas. Por esos derechos, Ove pagó US$1. Pero el rastro de dinero no terminó allí.

Ese mismo día, Ove reasignó sus derechos a recolectar por el préstamo a una compañía de Panamá llamada International Media Overseas. Esta también pagó US$ 1.

En el período de 24 horas, el préstamo había atravesado -en papel- tres países, dos bancos y cuatro compañías, volviendo prácticamente imposible rastrear al dinero en el proceso.

Había varias razones por las que los hombres detrás de la transacción podían haber querido disfrazarla, incluyendo el hecho de que el rastro de dinero venía desde muy cerca del líder ruso Vladimir Putin.

El Banco Rossiya, con base en San Petersburgo, una institución cuyo dueño mayoritario ha sido llamado uno de los “cajeros” de Putin, estableció Sandalwood Continental y dirigió el flujo de dinero.

International Media Overseas, donde los derechos a los pagos con intereses del préstamo de US$ 200 millones parecen haber acabado, era controlada, en papel, por uno de los más viejos amigos de Putin, Sergey Roldugin, un chelista clásico y el padrino de la hija mayor de Putin.

El préstamo de US$ 200 millones era una de las docenas de transacciones que sumaban al menos US$ 2 mil millones halladas en los archivos de Mossack Fonseca que involucran a personas o compañías relacionadas a Putin. Formaron parte de una operación del Banco Rossiya que ganó influencia indirecta sobre un accionista mayoritario en el principal fabricante de camiones de Rusia y amasó acciones secretas en una propiedad mediática clave de Rusia.

Pagos sospechosos hechos por los allegados de Putin pueden haber sido designados en algunos casos como sobornos, posiblemente a cargo de ayuda o contratos del gobierno ruso. Los documentos secretos sugieren que gran parte del dinero prestado vino originalmente de un banco en Chipre que por entonces tenía como dueño mayoritario al VTB Bank, controlado por el Estado ruso.

En una conferencia de prensa la semana pasada, el portavoz de Putin, Dmitry Peskov, dijo que el gobierno no respondería a “preguntas edulcoradas” de ICIJ o sus medios asociados porque había preguntas que “se han preguntado cientos de veces y respondido cientos de veces”.

Peskov añadió que Rusia tiene “a su disposición el arsenal completo de medios legales en la arena nacional e internacional para proteger el honor y la dignidad de nuestro presidente”.

Bajo leyes nacionales y acuerdos internacionales, las firmas como Mossack Fonseca, que ayudan a crear compañías y cuentas bancarias, están obligadas a estar en alerta por clientes que puedan estar involucrados en lavado de dinero, evasión de impuestos u otros delitos. Se les requiere que presten especial atención a “personas políticamente expuestas” -funcionarios gubernamentales o sus familiares o asociados-. Si alguien es un “PPE”, los intermediarios encargados de crear sus compañías deben revisar sus actividades cuidadosamente para asegurarse de que no están envueltos en corrupción.

Mossack Fonseca dijo a ICIJ que ha “establecido políticas y procedimientos para identificar y manejar los casos en que individuos califican como PPEs”.

A menudo, Mossack Fonseca parecía no percatarse de quiénes eran sus clientes. Una auditoría interna de 2015 halló que la firma conocía las identidades de los dueños reales de solo 204 de las 14.086 compañías que había incorporado en Seychelles, un paraíso fiscal en el Océano Índico.

Las autoridades de las Islas Vírgenes Británicas multaron a Mossack Fonseca por US$ 37.500 por violar reglas anti-lavado debido a que la firma incorporó una compañía para el hijo del ex presidente egipcio Hosni Mubarak pero no identificó la conexión, incluso después de que padre e hijo fueran acusados de corrupción. Una evaluación interna de la firma concluyó que “nuestra fórmula de análisis de riesgo es seriamente imperfecta”.

En total, un análisis de los archivos de Mossack Fonseca por parte de ICIJ identificó a 58 familiares y asociados de primeros ministros, presidentes y reyes.

Los registros muestran, por ejemplo, que la familia del presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, utilizó fundaciones y compañías en Panamá para sostener acciones secretas en minas de oro y bienes raíces en Londres. Los hijos del primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, también poseían bienes raíces en Londres a través de compañías creadas por Mossack Fonseca, indican los registros de la firma.

Los familiares de al menos ocho miembros actuales y pasados del Comité del Politburó de China, el principal cuerpo gubernamental del país, tienen compañías offshore manejadas a través de Mossack Fonseca. Está incluido el cuñado del presidente Xi, quien estableció dos compañías en las Islas Vírgenes Británicas en 2009.

Representantes de los líderes de Azerbaiyán, Pakistán y China no respondieron a pedidos de comentarios.

La lista de líderes mundiales que utilizaron a Mossack Fonseca para establecer entidades offshore incluye al actual presidente de Argentina, Mauricio Macri, quien era director y vicepresidente de una compañía de las Bahamas manejada por Mossack Fonseca cuando era un empresario y alcalde de la capital argentina. Un vocero de Macri dijo que el presidente nunca fue personalmente propietario de acciones en la firma, que era parte de los negocios de su familia.

Durante los días más sangrientos de la invasión rusa de la región Donbas de Ucrania, en 2014, los documentos muestran que representantes del líder ucraniano Petro Poroshenko buscaron con urgencia una copia de una factura de servicios del hogar para él, a fin de completar el papeleo para crear una compañía en las Islas Vírgenes Británicas.

Un vocero de Poroshenko dijo que la creación de la compañía no tenía relación con “eventos políticos o militares en Ucrania”. Los consejeros financieros de Poroshenko dijeron que el presidente no incluyó la firma de las Islas Vírgenes en su declaración financiera de 2014, porque ni esa ni otras dos compañías relacionadas en Chipre y Países Bajos tenían bienes algunos. Dijeron que las compañías eran parte de una reestructuración corporativa para facilitar la venta el negocio de confección de Poroshenko.

Cuando Sigmundur David Gunnlaugsson se convirtió en primer ministro de Islandia en 2013, ocultó un secreto que podría haber dañado su carrera política: él y su esposa compartían la propiedad de una compañía offshore en las Islas Vírgenes Británicas cuando él entró al parlamento en 2009. Vendió su parte de la compañía a su esposa meses después, por US$ 1.

La compañía tenía bonos que originalmente valían millones de dólares en tres grandes bancos islandeses que colapsaron durante la crisis financiera global de 2008, lo que la hacía acreedora en sus bancarrotas. El gobierno de Gunnlaugsson negoció un acuerdo con los acreedores el año pasado sin revelar el interés financiero de su familia en el resultado.

Gunnlaugsson ha negado recientemente que los intereses financieros de su familia hayan influenciado su postura. Los registros filtrados no dejan en claro si las posiciones políticas de Gunnlaugsson beneficiaron o redujeron el valor de los bonos poseídos por medio de la compañía offshore.

En una entrevista con Reykjavik Media, medio asociado de ICIJ, Gunnlaugsson negó haber escondido bienes. Cuando se le confrontó con el nombre de la compañía offshore a la que se lo vinculaba –Wintris Inc.– el primer ministro dijo: “Me estoy empezando a sentir raro con estas preguntas porque parece que me estás acusando de algo”. Poco después, dio por terminada la entrevista.

Cuatro días después, su esposa hizo conocido el asunto, publicando una nota en Facebook afirmando que la compañía era de ella, no de su esposo, y que ella había pagado todos los impuestos.

Desde entonces, miembros del parlamento de Islandia han cuestionado por qué Gunnlaugsson jamás reveló la compañía offshore, y un legislador pidió que el primer ministro y su gobierno renuncien.

El primer ministro reaccionó publicando una declaración de ocho páginas afirmando que no le era requerido reportar públicamente su conexión con Wintris porque en realidad era propiedad de su esposa y porque era “solo una compañía de holding, no una compañía envuelta en actividades comerciales”.

En 2005, un barco de turismo llamado Ethan Allen se hundió en el lago George de Nueva York, con un saldo de 20 turistas de avanzada edad ahogados. Luego de que los sobrevivientes y las familias de los fallecidos demandaron, se enteraron de que la compañía turística no tenía seguro porque estafadores le habían vendido una póliza falsa.

Malchus Irvin Boncamper, un contador de la isla caribeña de St. Kitts, se declaró culpable en una corte de EE.UU., en 2011, por haber ayudado a los estafadores a lavar las ganancias de sus fraudes.

Esto creó un problema para Mossack Fonseca, porque Boncamper había sido el prestanombres –un director “nominario”– para 30 compañías creadas por la firma.

Al enterarse de la condena criminal de Boncamper, Mossack Fonseca actuó rápidamente. Dijo a sus oficinas que reemplacen a Boncamper como director de las compañías y que atrasen las fechas de los registros para que parezca que los cambios habían tenido lugar, en algunos casos, una década antes.

El caso Boncamper es uno de los ejemplos en los archivos filtrados que muestran a la firma utilizando tácticas cuestionables para esconder sus métodos o las actividades de sus clientes de la mirada de las autoridades legales.

En la “Operación Lavado de Autos” en Brasil, los fiscales alegaron que empleados de Mossack Fonseca destruyeron y escondieron documentos para enmascarar la participación de la firma en lavado de dinero. Un documento policial dice que, en un momento, un empleado de la sucursal brasileña de la firma envió un e-mail instruyendo a sus compañeros que escondan registros relacionados a un cliente que podía haber sido blanco de una investigación policial: “No dejen nada. Los voy a guardar en mi auto o en mi casa”.

En Nevada, según indican los archivos filtrados, empleados de Mossack Fonseca trabajaron a finales de 2014 para ocultar los vínculos entre la sucursal de la firma en Las Vegas y su central en Panamá en anticipación de una orden de la Corte de EE.UU. requiriendo que entreguen información sobre 123 compañías incorporadas por la firma. Fiscales argentinos habían vinculado a esas compañías con base en Nevada a un escándalo de corrupción que involucró a un asociado de los expresidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.

En un intento de liberarse de la jurisdicción de la corte estadounidense, Mossack Fonseca aseguró que su oficina en Las Vegas, MF Nevada, no era una sucursal. Dijo que no tenía control sobre la oficina.

Los registros internos de la firma demuestran lo opuesto: indican que la firma controlaba la cuenta bancaria de MF Nevada y los cofundadores de la firma junto con otro funcionario de Mossack Fonseca eran propietarios del 100% de MF Nevada.

Para eliminar la evidencia de la conexión, la firma se preparó para sacar documentos de la sucursal y se dispuso a borrar los rastros informáticos del vínculo entre las operaciones de Nevada y Panamá, según muestran correos electrónicos internos. Una gran preocupación, según un e-mail interno, era que el gerente de la sucursal podía ser demasiado “nervioso” para llevar todo a cabo, lo que podía facilitar que los investigadores descubrieran “que estamos escondiendo algo”.

Mossack Fonseca declinó responder preguntas sobre los casos de Nevada y Brasil, pero negó de forma general que haya obstruido investigaciones o encubiertos actos impropios.

“No es nuestra política esconder o destruir documentación que pueda ser de utilidad para alguna investigación o procedimiento”, dijo la firma.

En 2013, el líder del Reino Unido, David Cameron, urgió a los territorios de ultramar de su país –incluyendo a las Islas Vírgenes Británicas– que trabajen con él para “poner nuestras casas en orden” y unirse en la lucha contra la evasión de impuestos y el secretismo offshore. No tenía más que mirar hacia su difunto padre para ver lo difícil que eso sería.

Ian Cameron, un corredor de bolsa y multimillonario, era un cliente de Mossack Fonseca que utilizó la firma para esconder su fondo de inversión, Blairmore Holdings Inc., de los impuestos en el Reino Unido.

El nombre del fondo provino de Blairmore House, la ancestral estancia de su familia en el campo. Mossack Fonseca registró el fondo de inversión en Panamá a pesar de que muchos de sus inversores clave eran británicos. Ian Cameron controló el fondo desde que este se creó en 1982 hasta su muerte en 2010.

Un prospecto para inversores decía que el fondo “debería ser manejado y conducido de forma que no sea residente en el Reino Unido, por propósitos de impuestos”.

El fondo logró esto usando certificados de propiedad imposibles de rastrear conocidos como “acciones al portador” y empleando funcionarios “nominados” con base en las Bahamas, indican los registros filtrados de la firma.

La historia de Ian Cameron con los paraísos fiscales es un ejemplo de cuán profundamente el secreto offshore está entrelazado con las vidas de las élites políticas y financieras alrededor del mundo. También es un importante motor económico para varios países. El peso de ese autointerés ha hecho que las reformas sean difíciles.

En EE.UU., por ejemplo, estados como Delaware y Nevada, que han permitido que los propietarios de compañías permanezcan anónimos, siguen oponiéndose a intentos de requerir más transparencia corporativa.

El país de origen de Mossack Fonseca, Panamá, se ha rehusado a adoptar un plan para el intercambio mundial de información sobre cuentas bancarias por miedo a que su industria offshore se quede en desventaja competitiva. Funcionarios de Panamá dicen que intercambiarán información, pero a una escala más modesta.

El desafío que enfrentan los reformadores y agentes de la ley es cómo encontrar y detener el comportamiento criminal cuando este está enterrado bajo varias capas de secretismo. Las herramientas más efectivas para penetrar este secretismo han sido las filtraciones de documentos offshore que han sacado los negocios ocultos a la luz.

Filtraciones de documentos desveladas por ICIJ y sus medios asociados han impulsado a la legislación y a investigaciones oficiales en docenas de países y sembrado miedo en clientes offshore que se preocupan porque sus secretos puedan ser revelados.

En abril de 2013, luego de que ICIJ publicara sus artículos de “Filtraciones offshore”, basadas en documentos confidenciales de las Islas Vírgenes Británicas y Singapur, algunos clientes de Mossack Fonseca escribieron a la firma pidiendo que se les asegure que sus bienes offshore estaban a salvo del escrutinio.

Mossack Fonseca dijo a sus clientes que no se preocuparan, que su compromiso con la privacidad de sus clientes “siempre ha sido prioridad y, con respecto a eso, su información confidencial se almacena en nuestro centro de datos de alta tecnología y toda comunicación dentro de nuestra red global se lleva a cabo a través de un algoritmo de encriptación acorde a los estándares mundiales más altos”.

*Esta historia fue escrita por Bastian Obermayer, Gerard Ryle, Marina Walker Guevara, Michael Hudson, Jake Bernstein, Will Fitzgibbon, Mar Cabra, Martha M. Hamilton, Frederik Obermaier, Ryan Chittum, Emilia Díaz-Struck, Rigoberto Carvajal, Cécile Schilis-Gallego, Marcos García Rey, Delphine Reuter, Matthew Caruana-Galizia, Hamish Boland-Rudder, Miguel Fiandor and Mago Torres.

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