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Diariamente, Sergio Palacios (27) lee mensajes en Whatsapp, los escribe y ocasionalmente envía audios. Hasta ahí no estaríamos contando ninguna novedad si no fuera porque Sergio es ciego de nacimiento.
Para los poco entendidos en la materia resulta sorprendente que, sin el sentido de la vista, personas como Sergio puedan relacionarse con la era digital de la misma manera como lo hacen quienes sí tienen visión.
Pero lo cierto es que hay una permanente lucha de la población con discapacidad por reivindicar el derecho a la accesibilidad. El derecho a disfrutar de un smartphone como todos, pero, por sobre todo, el derecho a disminuir esa gran brecha de acceso a la información que se da con respecto a las tecnologías de la información y la comunicación, que es actualmente una de las mayores reivindicaciones de las personas con discapacidad visual.
Por fortuna, cada vez son más los chicos con ceguera total o baja visión que acceden al uso de un ordenador o un smartphone (teléfonos inteligentes), tenencia que se facilita mucho más con el lector de pantalla.
Ya sabemos que la tecnología hace sus milagros, y que hoy es posible escribir textos, pero, en el sentido práctico, ¿cómo se hace?
“Manejar información. Esa es la consigna”, nos dice Martha Vallejos, directora del Proyecto Agora, un espacio en el que personas no videntes y de baja visión reciben capacitación personalizada con énfasis en el manejo de teléfonos inteligentes y ordenadores.
En términos bien populares, la profe define al proceso de enseñanza como “hacer que la computadora hable y vaya guiando al operador con discapacidad visual sobre el uso del teclado. Eso requiere que la persona tenga mucho conocimiento del uso del teclado, porque nosotros no utilizamos el ratón”, aclara.
Para la enseñanza, utilizan un lector de pantalla, que consiste en una aplicación que corre en un contexto Windows. Cada operativo tiene su aplicación determinada. Existe uno de uso comercial que se denomina Jaws, y la licencia tiene un costo. Otro muy similar, que es de descarga gratuita, es el denominado NNVA.
“Lastimosamente, en países como el nuestro no podemos decir que un 100% lo utiliza. La barrera económica hace que muchos chicos no puedan acceder a una tecnología”, lamenta la docente, quien también es una persona no vidente.
Las clases se desarrollan a través de un programa denominado Dactilografía Interactiva Once (DIO), que consiste en una serie de 33 lecciones ideadas para personas con discapacidad visual por la Organización Nacional de Ciegos Españoles.
“Este método los ayuda a aprender desde el vamos. Desde la postura que debe tener el operador hasta la posición de las manos, pasando por los indicadores táctiles en el uso de un teclado estándar”, nos cuenta Vallejos.
Como maestros de personas no videntes, no recomiendan el uso del teclado braille, pues la idea es tratar de que el aprendizaje sea lo más inclusivo posible.
“No siempre tendrán un teclado braile cuando vayan a trabajar a una oficina. Cuando más se desarrollen en el teclado normal, mejor”.
Quizá no se haya percatado, o quiza sí, de que el teclado convencional que utilizamos a diario tiene unas rayitas indicativas en las letras F y J, así como también en el número cinco del teclado numérico.
Esos pequeños relieves son suficientes para que cualquier persona, con vista o sin ella, maneje un teclado a la perfección sin mirar.
“De hecho, una persona no tendría que mirar el teclado. Así que, por ese lado, la enseñanza es fácil. Nuestro gran problema actual son los dispositivos de pantalla táctil, porque al ser totalmente lisa, no tenemos relieves”, cuenta la profesora.
De todos modos, van rompiendo barreras, aprendiendo de acuerdo a la ubicación de sus dedos y el lector de voz de los teléfonos digitales.
Más allá de las dificultades propias que pudieran tener las tecnologías, hay algo que como grupo social les preocupa más a las personas con discapacidad visual. “En todo desarrollo de tecnologías, la persona con discapacidad debe tener su posibilidad de opinar. Es importante que contemos desde nuestra experiencia para que se vayan generando nuevas opciones, para que los desarrolladores de aplicaciones vayan ampliando las opciones que estas tengan, pensando en acercar la inclusión a la vida diaria de las personas”.
En Ágora ponen mucho énfasis en el proceso informático. A su vez, como funcionan en el mismo local del SNPP, se despliegan suficientes acciones en la capacitación para el empleo de personas con discapacidad.
“Nos enfocamos en volver más autónomas a las personas con discapacidad visual”, sintetiza la docente.
Para quienes estén interesados en participar de estas capacitaciones, el acceso es gratuito. El único requisito para formar parte es tener una discapacidad visual (ceguera o baja visión), tener más de 15 años y mucha motivación para aprender, dicen desde Ágora.
Actualmente, se encuentran en el periodo de finalización de las actividades, pero las clases vuelven a iniciarse en febrero.
No obstante, quienes estén interesados en asistir ya podrían comunicarse para ir elaborando su itinerario personalizado de rehabilitación y ver de qué manera puede ayudarles la organización.
Pueden comunicarse a los teléfonos (021) 607-609 y (0981) 370-177, que pertenecen a la oficina Ágora.
Los cursos se costean gracias a la ayuda de la Fundación Once para América Latina, llevada adelante por las personas no videntes de España.
“Gracias al apoyo de esta fundación, todos los servicios y provisión de materiales llegan a costo cero al beneficiario”, asegura Martha Vallejos.
Felipe Ibarra, de la comunidad Android Accesible, dedicada a la comunidad hispana de personas ciegas o de baja visión, explicó que uno de los mayores prejuicios que se deben eliminar es el hecho de pensar que aprender a manejar un android será muy difícil por tratarse de una persona no vidente.
“Para cualquier persona resulta complicado comenzar a relacionarse con un nuevo sistema de tecnología, y las personas no videntes o de baja visión tienen las mismas condiciones de aprender a utilizar smartphone”, puntualizó el joven.
Por otra parte, el técnico mencionó que es importante que se piense en la inclusión al momento de desarrollar los sistemas informáticos, pues las personas con discapacidad suelen enfrentarse a ciertas barreras.
“Las indicaciones son, por ejemplo, hacé click en el botón rojo, y no nos dan la opción de escuchar audio. Son cuestiones que se deben tener en cuenta, pues los desarrolladores saben que numerosas personas con discapacidad y baja visión utilizamos teléfonos inteligentes”, pidió.
En el blog de la comunidad Android Accesible podrá encontrar aplicaciones accesibles, trucos y consejos para un mejor manejo de los teléfonos, entre otros datos útiles.